Julio Escalona: Hacer del 2021 un milagro
Los seres humanos no hacemos milagros, pero si nos sintonizamos con los dioses de la naturaleza, con sinceridad y amor; si comprendemos que sembrando vida y sabiduría planetaria y universal, podemos derribar los muros que nos aprisionan y abrir nuevos espacios de libertad para el alma y los sueños, ellos entonces nos pueden permitir una nueva mirada, esa mirada desde el alma de la tierra, de los planetas que nos rodean acompañados de un generoso sol que no ha dejado de darnos su luz.
Vamos a salvar los ríos, lagos y mares que se están secando. De hecho, es el alma humana la que se está secando. Víctima del egoísmo, que nos mata la bondad y la transforma en ambición materialista. Es mejor juntarnos fraternalmente, hombres y mujeres, eliminando los prejuicios con la sexo-diversidad, y proclamándonos como seres humanos universales, que sólo rendimos cuentas ante ese universo al que destruimos cotidianamente en la medida en que le robamos espacio a la naturaleza, es decir, a la vida.
Uslar Pietri propuso la siembra del petróleo cuando lo único que realmente podemos sembrar con la seguridad de que renacerá y prosperará es la vida, pero la riqueza petrolera, que es una forma de vida, nos obnubiló plenando de negro el futuro del país, contaminando ríos, lagos, mares, suelos… Los petrodólares se convirtieron en el alma de la nación y el dólar en el nuevo rey de los venezolanos, y la reserva federal de Estados Unidos, a través del Pentágono y el departamento de Estado fueron convirtiendo nuestros gobiernos en dictaduras al servicio del capital.
El coronavirus está haciendo su trabajo. Un mal alimentado por el capital está destruyendo a las sociedades centro del capital contemporáneo: el imperio británico y el imperio estadounidense. Si los sectores conscientes de las sociedades contemporáneas, vale decir, los trabajadores y la intelectualidad, iluminados por los soles de la esperanza, no asumen la conducción de este planeta, desplazando a unas vanguardias del capital, que marchan inexorablemente hacia el fascismo como se observa claramente en Europa, el capital que se está hundiendo arrastrado por esas poderosas corrientes que han convertido al mar Mediterráneo en el cementerio de los desamparados de hoy, simbolizará el horizonte hacia donde la humanidad va marchando. No lo podemos permitir.