León Arismendi: “En 2020 el salario real cayó a niveles impensables”
El año 2020 cierra con un balance devastador para los trabajadores que vieron deteriorar aún más su poder de compra con sueldos de hambre, en un contexto hiperinflacionario, de dolarización de facto de la economía y de colapso de servicios públicos, que empeoró la calidad de vida al punto de llevar a algunos al suicidio
El régimen de Nicolás Maduro acabó con el valor del trabajo. “Jamás el salario real había caído a los niveles impensables de hoy. El salario básico inicial de las tablas de la administración pública es de Bs 1.200.000 que, calculados a la tasa de cambio del Banco Central de Venezuela vigente al 30 de diciembre, de Bs 1.089.058, equivale a $1,10 al mes. El monto está muy por debajo de la línea de pobreza establecida por el Banco Mundial de $1,90 al día”, dijo León Arismendi, director general del Instituto de Altos Estudios Sindicales (Inaesin).
En el caso de los educadores al servicio del Ministerio de Educación, la escala de sueldos comienza en Bs 1.480.734 ($1,35) y el de los profesores universitarios en Bs 2.822.990,91, que equivalen a $2,59, afirma el directivo.
“A falta del decreto oficial que lo fije en Bs 1.200.000, el salario mínimo nacional sigue siendo de Bs 400.000 ($0,36)”, indica Arismendi, también abogado laboralista.
El sueldo básico mayor de las referidas escalas, en promedio, es inferior a cinco dólares mensuales, cuando el costo de la Canasta Básica Alimentaria, medida por el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM) se ubicó en noviembre en Bs 247.289.343,86 o $247,28 al tipo de cambio de Bs 1.000/$.
Arismendi señala que “los trabajadores de la salud (obreros, empleados, médicos, enfermeras y demás categorías profesionales), que han tenido que enfrentar, además, la pandemia del COVID-19, han visto derrumbarse sus condiciones de vida a niveles incompatibles con los derechos humanos fundamentales”.
La precariedad de los servicios de salud pública, el colapso de los servicios públicos en general y el monto de las pensiones de vejez ($1,10) completan el deplorable estado de la clase trabajadora venezolana, lo que ha llevado a algunos trabajadores de distintos sectores a quitarse la vida al verse imposibilitados de hacerle frente a los gastos más básicos.
Maduro, quien se llama el presidente obrero, viola la Constitución en su artículo 91: “Todo trabajador o trabajadora tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales (…) El Estado garantizará a los trabajadores y trabajadoras del sector público y del sector privado un salario mínimo vital que será ajustado cada año, tomando como una de las referencias el costo de la canasta básica”.
Los trabajadores del sector privado perciben leves mejoras en su remuneración, como resultado de la supresión de algunos controles estatales y cierta liberalización del mercado, observa Arismendi.
Para el director general de Inaesin, las sanciones económicas y financieras internacionales impuestas a Venezuela, no deben seguir siendo la excusa del gobierno para justificar el fracaso de sus políticas, que hundieron la economía a una cuarta parte de lo que era en 2013.
Asimismo, señala que la represión, persecución y cárcel para trabajadores y dirigentes sindicales no puede ser la respuesta a sus válidas demandas.
“No se debe seguir negando lo obvio. Para que tengamos paz duradera, bienestar y progreso es indispensable un gran acuerdo nacional que permita contar con una economía productiva, que cree empleos y le devuelva al trabajo su valor, de modo que el salario, las prestaciones sociales y la seguridad social recuperen su razón de ser”, puntualizó Arismendi.
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