Horacio Molina Llovera: Estudiar en Venezuela ¿Caminar sobre arena movediza?

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Para todo joven venezolano es un anhelo comenzar la Universidad; a una gran mayoría le toca movilizarse a las principales ciudades para formar parte de las Universidades autónomas, en caso de no poder pagar una Universidad privada en su ciudad de origen.

En los últimos años, cada vez ha sido más cuesta arriba, comenzar, continuar y finalizar los estudios universitarios. La agravada y creciente crisis económica, social y política ha hecho que muchos jóvenes tengan que abandonar los estudios para trabajar o cruzar las fronteras.

Sueños truncados y metas sin alcanzar forman parte del resumen curricular de muchos jóvenes venezolanos, pero la otra cara de la moneda, muestra cómo jóvenes se siguen esforzando, a pesar de que el solo hecho de trasladarse a la Universidad implique un gran riesgo y costo, sin tomar en cuenta lo que significa mantenerse.

Protestas lideradas por estudiantes, reclamos por reivindicaciones estudiantiles, participación activa en elecciones, resistencia en las Universidades defendiendo las instalaciones y los principios que las sostienen: la autonomía, la pluralidad, la democracia y la libertad. Han sido múltiples los ataques a la Academia y a las Casas de Estudio superior.

Tanto la inseguridad como el régimen de Maduro han intentado quebrar a las Universidades por todos los flancos: han sido asediadas por grupos armados y bandas delictivas que han causado destrozos y robos, esto a la vista de cuerpos de seguridad que no actúan; las instituciones judiciales han usado recursos para frenar renovación de autoridades, en 2019 el Tribunal Supremo de Justicia, que actúa como brazo judicial de Maduro, decidió ordenar la realización de elecciones de autoridades bajo unas reglas impuestas, violentando abiertamente la Constitución Nacional y las leyes vigentes, amenazando asimismo con intervenirlas si no cumplían esto. A todo lo anterior se añade el recorte financiero, hasta entregar tan sólo el 1% del presupuesto necesario para el funcionamiento de las Universidades públicas; más recientemente se ha ordenado congelar las matrículas de las Universidades privadas.

Pero a pesar de esto, año tras año, jóvenes venezolanos egresan de las Universidades autónomas, experimentales y privadas de un país que gracias a su gente se niega a rendirse, un país que a veces pareciera convertirse en arena movediza para su juventud, que se aferra a la idea de progreso que significa estudiar, pero no termina de consolidar sus metas.

Los jóvenes venezolanos nos aferramos a la convicción de formar parte de la reconstrucción de nuestro país, porque a diario superamos obstáculos que nos demuestran que estudiar y graduarnos vale la pena, porque eso que sentimos como arena movediza, se convertirá en las bases de una Nación fuerte, próspera y libre.

Horacio Molina Llovera: 23 Años – Joven venezolano, cuasi Politólogo de la Universidad Central de Venezuela, amante de la libertad y apasionado por la política.

 

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