El comportamiento de la pandemia y sobre todo la posibilidad de acceso equitativo a la vacuna será determinante en la economía del Planeta para este año que apenas comienza. Dice el Banco Mundial que, según sus cuentas y en el peor de los escenarios, se registrará un crecimiento económico mundial de 1,6%, luego de una caída del 4,3% registrada en 2020. En el escenario optimista, la recuperación sería de 4%. Hay diferencias entre las regiones y países, por ejemplo, mientras se espera una reactivación de 3,5% en EEUU luego de que cayó 3,6% en 2020, en China se pronostica un crecimiento de la actividad económica de 7,9%, es decir, 4 veces mayor al que registró en 2020, que fue 2%.
Más allá de las frías cifras del PIB, según la OMS, se prevé una tercera ola de la pandemia para los primeros meses del 2021 debido a una cepa del virus que dicen ser 70% más contagiosa. A la fecha, casi 90 millones de personas en el mundo han contraído la enfermedad, de los cuales 1.924.000 han fallecido. Se estima que, en 2020, unas 12.000 personas murieron de hambre diariamente como consecuencia de los efectos de la pandemia, más que las muertes diarias por la propia enfermedad que ascienden a 5.274 (OXFAM). Según la OIT se perdieron 400 millones de empleos y según OXFAM, a los 3.200 millones de pobres se le sumaron 500 millones más. Mientras tanto, los ricos del mundo, o sea el 1% de la población, se hicieron más ricos.
A pesar de que el Covid-19 dejó en evidencia el rotundo fracaso del sistema capitalista en su expresión más salvaje, el neoliberalismo, no vislumbramos un cambio en ese modo de producción explotador, generador de desigualdades y pobreza. Por el contrario, los dueños de los capitales andan en una onda de reinvención, con un discurso de regreso al Estado de Bienestar Social que no es otra cosa que, en el marco del capitalismo, dar mayor participación al Estado para que se ocupe de los asuntos que a la burguesía no le interesan o no le generan grandes beneficios, pero que permiten la mínima subsistencia y reproducción de la clase obrera, necesaria para la acumulación. En 2020 pudimos observar varios movimientos populares en contra del sistema, lo que no vimos fue a verdaderos líderes que canalicen estas exigencias de los pueblos.
Pareciera que en 2021 se acelerará la decadencia del imperio norteamericano. El gendarme del mundo ha perdido cada vez más espacio en la geopolítica y geoeconomía mundial. Mientras su economía, endeudada y deficitaria, se contraía en 2020, la de China no solo creció, sino que avanzó con innovaciones tecnológicas: los asiáticos crearon una computadora cuántica que es 100 billones de veces más veloz que la gringa, en noviembre pusieron en órbita el primer satélite 6G, y ya en 2019 habían alunizado, por primera vez en la historia, en la cara oscura de nuestro satélite.
Con escasas reservas de petróleo, que apenas le cubren 6 años (OPEP), EEUU no solo no ha logrado controlar la propagación del virus, sino que ha dejado en evidencia la grave crisis económica, política y cultural a lo interno. El asalto al Capitolio es un síntoma más de la decadencia de un país en el que el número de armas es mayor que el de habitantes (120 por cada 100), como también son síntomas las manifestaciones contra el racismo, el 40% de pobres, los 500.000 indigentes que no tienen refugio, el 14% de desempleados y pare de contar.
Mientras el dólar da señales de estrepitosa caída, el oro sigue en ascenso a la par del avance de las Rutas de la Seda por Asia Central, Rusia, África Oriental, Europa y el Sudeste Asiático. Mientras republicanos y demócratas se peleaban el Despacho Oval, 14 países de Asia y el Pacífico firmaban con China el mayor acuerdo comercial del mundo, incluidos los principales aliados de EEUU, es decir, Japón, Australia y Corea del Sur. Estos 15 países representan el 30% de la población y producción mundiales. Rutas comerciales y Acuerdos que avanzarán con monedas distintas al dólar y sistemas de compensación de pagos al margen del SWIFT dominado históricamente por la Reserva Federal de EEUU.
Así las cosas, EEUU, como imperio se ha ido quedando rezagado en lo económico, en lo energético y en lo tecnológico, sin mencionar que, en lo militar, dejó de ocupar el primer lugar en cuanto al número de ojivas nucleares. Rusia ocupa ahora el primer puesto con 6.375 y EEUU cuenta con 5.800. El tercer puesto lo ocupa China con 320 ojivas. Con respecto a este punto, alzamos nuestra voz y apostamos al desarme nuclear mundial y al cumplimiento del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares firmado hace 50 años.
En Venezuela. Al igual que en el resto del mundo, la economía de Venezuela en 2021 dependerá de la evolución del Covid-19 y del acceso a la vacuna, a lo que debemos sumar la intensidad de los ataques del imperialismo en el marco de la guerra difusa y no convencional que bajo las Doctrinas Monroe y de Contención nos han declarado desde 1999. Nuestra economía en 2021 también dependerá de la efectividad de las respuestas por parte del gobierno bolivariano y del Estado venezolano ante dichos ataques.
Creer que la salida de Trump de la Casa Blanca implicará un acercamiento con el gobierno de EEUU al punto de que cesen las agresiones contra el pueblo venezolano, es por decir lo menos, no solo ingenuo sino un grave error estratégico en el marco de esta guerra. No son los presidentes de turno quienes dan la orden de ataque, son los grandes capitales corporativos, financieros y mediáticos que se sienten amenazados por las revoluciones socialistas. Desde Eisenhower hasta Trump, el pueblo cubano ha sido agredido y bloqueado durante 60 años por 12 presidentes.
No pretendemos ser profetas, no tenemos acceso al Oráculo de Delfos, tampoco caeremos en la irresponsabilidad de ofrecer estimaciones numéricas del PIB y de la inflación por dos razones, en primer lugar, porque no contamos con información suficiente que nos permita proyectar estadísticamente estos indicadores económicos (el BCV y el INE no la están publicando). Segundo, porque la variable explicativa y determinante de lo que ocurre con la producción, la exportación, los precios, el salario y el desempleo en la economía venezolana es el tipo de cambio del bolívar con respecto al dólar, cuyas magnitudes a futuro son imposibles de pronosticar debido a que éstas responden a criterios políticos, mejor dicho, de guerra. Solo quienes controlan dolartoday conocen cuál será, mañana, el precio del bolívar. Sin embargo, compartiremos aspectos que consideramos no deben obviarse en la construcción de posibles futuros escenarios económicos y por lo tanto políticos. Lo haremos en la siguiente entrega.