La caída del PIB venezolano fue la mayor de la región en un año signado por la pandemia, pero la circunstancia agravante es que al contrario del resto de América Latina, veníamos retrocediendo en pendiente desde 2012, luego de varios años de crecimiento en los indicadores, debido principalmente a las exportaciones petroleras y sus precios internacionales, unas y otros fueron cayendo, pero también nuestros productos agrícola e industrial, también nuestras importaciones lo cual se refleja en los insumos necesarios para que funcionen los dos anteriores y por todo lo anterior, más la pérdida de poder adquisitivo, también el comercio y los servicios. En entorno de la mayor hiperinflación del mundo, la pulverización del bolívar soberano, es fácil de comprender que el sector financiero tampoco goce de buena salud.
Innegable es la incidencia negativa de ciertas sanciones decididas en el extranjero, me refiero a aquellas de incidencia general y no a las derivadas de la responsabilidad personal de decisores, pero cualquier análisis objetivo y la trayectoria de los datos macroeconómicos demuestran que nuestra crisis económica las antecede y causalidad es distinta y más amplia.
Por eso no hay la más mínima exageración al afirmar que es imperativo revivir nuestra economía. Revivirla, volverla a la vida. No podemos conformarnos con las empresas y emprendimientos nuevos que resisten y nadan contra la corriente ruinosa y aunque sea buena noticia la reanimación del mercado de valores, sus dimensiones son tan reducidas que tampoco debemos llamarnos a engaño.
Problemas muy principales radican en electricidad, agua y combustibles. Si fallan con la economía en el suelo y con las restricciones de la pandemia ¿Cómo sería si se pone en movimiento?
Revivir la economía supondrá enormes esfuerzos, el primero de entendimiento doble. Entender en profundidad sus causas y entenderse los factores que pueden cambiar las cosas. Esto es, los factores políticos y económicos. Cuando digo políticos no me refiero solamente al poder, cuya pretensión monopólica está en la base de lo que vivimos. También hablo de la oposición que debe estar a la altura de su responsabilidad. Y económico es la producción y el trabajo. Ahí está la base para que afuera nos crean.