Enrique Meléndez: Caricatura de Asamblea Nacional

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Hemos vuelto a los tiempos de la hegemonía total por parte del régimen; tomando en cuenta que tenemos una nueva Asamblea Nacional roja, rojita, e incluso llama la atención el hecho de que estamos ante la misma situación que se vivió en Polonia en tiempos de Lech Walesa, cuando el entonces primer ministro Wojciech Jaruzelski, y en momentos en que comienza a desmoronarse el sistema comunista, sobre todo, la llamada Orbita Soviética, tiene que ofrecer una apertura, dadas las circunstancias de los tiempos, y es así como permite que un 25% de la representación parlamentaria sea elegida por elecciones libres y universales.

Claro, también aquí el régimen ha permitido una apertura, en ese sentido, sólo que en una mínima proporción, y eso con una oposición fabricada a su medida; lo que le da más carácter de aberración a la jugada, y es por eso que el mundo entero no reconoce esta nueva AN, electa del modo más truculento y sin escrúpulo alguno; lo que significa que estamos ante un cascarón vacío institucional. Por supuesto, la misma fauna chavista de siempre; empezando por su presidente, a quien las columnas de comentarios lo conocen como el sociópata, Jorge Rodríguez; un sujeto que ha sido más bien una figura que ha estado en el Ejecutivo; cuando vino a aparecer por el Consejo Nacional Electoral, con ocasión de una jugada, parecida también a lo que ha sucedido con los nuevos rectores del organismo electoral, es decir, que, como él, fueron nombrados por el entonces Tribunal Supremo de Justicia; habiéndose declarado una omisión legislativa, a ese respecto, y de allí se fue elevando, hasta ser vicepresidente ejecutivo, y hasta el día de ayer, cuando ocupaba el ministerio de propaganda del régimen, un tanto a lo Goebbels, propagandista del régimen nazi, y a quien se le atribuye la frase de que una mentira dicha mil veces, se transforma en verdad, y en lo que el susodicho ha dado muestras de una gran maestría, sobre todo, en su estilo que es avasallante, y dada su condición de psiquiatra, en este caso, de psicólogo de masas, como se conoce en Teoría de la Comunicación; una rama que se ve que ha sido su especialidad, y de allí que se derive el calificativo de sociópata.

Quizás Rafael Poleo tiene razón cuando dice que se trata del dirigente más inteligente del chavismo. ¿Un poeta cojitranco? Eso hizo ver alguien el otro día, a propósito de una crítica, que le formuló a uno de sus libros de poemas. Lo cierto es que estamos ante un escenario espectáculo; como todas las cosas de esta revolución “tapa amarilla”, como la llamaba un amigo periodista; que en paz descanse, y como se ha venido advirtiendo, llamada a convertirse en un aparato de terror, a propósito de todo lo que han dicho desde el psiquiatra Rodríguez, hasta la nueva vicepresidenta, Iris Varela, y quienes amenazan con cortarles la cabeza a Juan Guaidó y demás homólogos suyos, si es que se atreven a darles largas a su gestión parlamentaria; dada esa limitada trascendencia institucional; porque en el mundo de hoy impera la racionalidad política, y esta incluye tratados de respaldo a los procesos de democratización de los pueblos, sobre todo, cuando se ha configurado un régimen de tiranía, como el que nos rige, y los derechos humanos son conculcados en todos los sentidos, y uno de ellos es el derecho a la elección de los gobernantes por parte del pueblo; pues si nos ponemos a ver, y como se dijo a lo largo del año pasado, en vísperas de la realización de estas elecciones, este evento no respondía sino a una trama electoral, que ya estaba montada: allí sólo iban a entrar los principales pranes del régimen de todas las regiones, y utilizo la palabra pranes, porque es el término que está de moda hoy; pero, además, porque no dejan de ser eso, es decir, suertes de caciques locales, que en la época de la URSS se conocían como comisarios; en este caso, comisarios de la revolución, en cuyas manos, por ejemplo, está la distribución de las bolsas CLAP en el sector, donde están destacados; cuando no, el articular y preparar pelotones de sujetos, que se hacen llamar colectivos; dispuestos a sofocar con violencia cualquier tipo de rebelión o de manifestación, que provenga de la ciudadanía; pero sin ninguna proyección política, como se acaba de demostrar en estas elecciones del 6 de diciembre, y a donde concurrió sólo un 15% del padrón electoral.

Para volver al caso de Polonia; cuando Jaruzelski ofrece esa apertura de su régimen, y se va al proceso electoral parlamentario; por supuesto, que el partido de Lech Walesa le gana el 25% de los escaños al Congreso, y que es lo que lleva a Jaruzelski a admitir la realidad; pues se da cuenta que ese insignificante 25%, con respecto a la totalidad de la representación parlamentaria, va a hacer el doble de bulla, que el 75% restante; que es lo que finalmente obliga al susodicho a dimitir. ¿Está en condiciones esa representación parlamentaria de la oposición de abrigar esta fuerza en dicho escenario? Es aquí donde se mide la caricatura de AN, que se acaba de elegir, y la nota más resaltante la pone la recién nombrada diputada Iris Varela, a propósito de ese escenario grotesco que estamos viendo; que lo que parece más bien es un aquelarre. ¡Viva la noche de Walpurgis!, con el perdón de la digresión, y que fue la realidad que percibió la dictadura de Marcos Pérez Jiménez; cuando la dirección de Unión Republicana Democrática decide admitir el fraude, a propósito de la elección de una Asamblea Nacional Constituyente, que convoca el régimen en el año 1952, y de 60 diputados, que había sacado URD, se lo reducen a 29 diputados; adjudicándose el Frente Electoral Independiente, que era el partido oficial, esos sesenta diputados, que le birlan a URD. Pero la dictadura se dio cuenta, de que esos 29 diputados, a propósito de su fuero constituyente  iban a constituir un contrapeso inexpugnable en esa ANC, y por eso deciden mandar al exilio a Jóvito Villalba y a toda la dirigencia de URD.

melendezo.enrique@gmail.com

 

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