El proceso recolonizador planteado por el nuevo orden mundial, ha podido silenciar la rebelión de los saberes transitoriamente, sin embargo hay que insistir en romper las carlancas colocadas en el cerebro de nuestra gente, para evitar que se siga imponiendo sus modelos de dominación.
Siempre he creído y entendido -como muchos otros- que la política no es otra cosa, que una permanente lucha por la libertad y la democracia e insistiendo siempre en la búsqueda de la perfectibilidad de la sociedad. Pero lo que nos ha tocado vivir, si es que queremos aceptar la realidad, es un proceso donde el modo de vida no responde ni satisface a plenitud las necesidades básicas, tanto intelectuales como materiales de las inmensas mayorías de los seres humanos, en el cual hay que adaptarse asumiendo una postura de aceptación-rechazo, frente a un sistema llámese capitalismo o socialismo, que no quiere dejar opción o una salida descolonizadora, para buscar soluciones propias donde se dignifique la vida en comunión.
Lo que estamos viviendo, sobre todo en América Latina, donde sus clases políticas hablan de justicia social pero la gente muere de hambre, no tiene una vivienda digna, donde se niega el derecho a la vida, al trabajo, la educación con calidad, donde se encarcela la pobreza y no el delito, donde la corrupción se encuentra a la orden del día y donde hay muchas preguntas que hacer pero no se tienen respuestas, es allí, en ese escenario donde se hace difícil asimilar y entender las antinomias que tal situación nos presenta y que confunden las mentes más lúcidas buscando respuestas. Es en medio de éste caleidoscopio de problemas donde se nota la ausencia de un desarrollo del pensamiento crítico constructivo y edificante tan necesario hoy día, por la incierta situación que en todos los órdenes vivimos.
Hasta la presente, hay un pueblo que no ha podido pensar y percibir que nuestra sociedad, es una estructura jurídica-política falsa, enajénate y colonialista, sociedad inducida por el eurocentrismo donde la relación jurídica solo responde a la relación de poder por quienes si han entendido, que cuando se tiene el poder, hay que conservarlo a como dé lugar, así se tenga que llegar al crimen político organizado, por los privilegios que deja ese mismo poder.
Un pensamiento crítico
Cuando nos planteamos la necesidad de incluir en el colectivo social, un pensamiento crítico descolonizador para dar respuesta a la crisis social y económica de éste nuestro continente Abya Yala, hay que hacerlo dentro de la rebelión de los saberes con criterio de totalidad, para poder desenmascarar a los responsables de tanta pobreza y miseria, que arropa a toda América Latina y poder encontrar el camino para libertad, libertad que no sea letra muerta en el discurso político.
Las reflexiones de valoración a los que se alcanza mediante el pensamiento crítico se asientan necesariamente en discernimientos sobre conceptos y categorías como la libertad, la democracia, independencia y la soberanía, siempre y cuando se afirmen sobre verdades inequívocamente aceptadas por el propio pueblo. El pensamiento crítico involucra estar consciente y sensibilizado hacia una realidad que no puede continuar porque la misma ahoga y extermina al ser humano, sin otra alternativa que aceptar el dominio de los que están arriba hacia los que están abajo.
En nuestra triste historia política, no hemos podido efectivamente conocer esa libertad y esa democracia, por lo que muchos han ofrendado su vida, ejemplos sobran en nuestra historia. Esto ha hecho, que muchos no tengan esperanza ni sueños, aceptando la lógica del que domina, para someterse al rol de la servidumbre.
No se trata de poseer solamente la razón, sino en confiar en la misma, libre de procesos ideológicos enajenantes para evitar contaminar las decisiones y que estas sean sesgadas. Y más cuando la influencia de los grandes medios de comunicación se encuentra en manos de los que dominan.
No faltara, para los que creemos que es posible cambiar esta realidad, de calificarnos de disociados, utópicos, soñadores y locos, porque creen que hemos perdido el polo perceptivo, ya que la sociedad en que se vive es una sociedad imposible de cambiar, ante un poder omnipotente.
Los que escribimos y escriben, sobre la necesidad de concientizar el deber ser, en una sociedad como la nuestra, a veces nos quedamos solos hablándole al viento y es el viento, que sin darnos cuenta, riega la semilla dando fruto en los más conscientes y esto abre la esperanza, de allí la insistencia de cambiar el mundo, porque nos están condenando a morir, donde la inmensas masa humana de los pueblos no conocen la causa del deceso, organizado perversamente por los que dirigen el nuevo orden mundial. Un nuevo orden mundial donde la plandemia y su impacto en la economía global, no cambiara el estado de injusticia que estamos viviendo y que particularmente en América Latina cuenta con la complicidad de los gobiernos de turno, independientemente se identifiquen con el capitalismo o el socialismo.
Sobre esto hay que seguir llamando la atención, es invitar a todo un pueblo a que coloquen una mirada reflexiva a lo que está ocurriendo. En el pensamiento crítico no cabe el caudillo, es la dirección colectiva contrapuesta a la ya enajenante dirección vertical, para poder horizontalizar el nuevo poder que ha de nacer, cuando los acontecimientos socio-políticos así lo señalen o lo disponga, porque en medio de todo esto tendrán que venir las confrontaciones para dar el salto cualitativo que ha de marcar la historia.
El pensamiento crítico, no se puede constituir en un problema de orden académico, el pensamiento crítico es para desarrollar conocimiento, conocimiento para cambiar radicalmente el estado de injusticia que se vive en la sociedad, es para cambia el modo de producción en función de crear el nuevo ser humano, libre de toda dominación sea cual fuere su forma de sometimiento.
La EGP
Si bien es cierto, que una inmensa mayoría de seres humanos ignoran que el mundo está dirigido y orientado por una Elite Global del Poder (EGP), donde se plantean a corto plazo que las multinacionales se apoderen del planeta, tal como efectivamente lo están haciendo, de igual manera ese capitalismo ha llegado a la conclusión, que debe eliminar parte de la población desincorporada del proceso productivo, desalojada por las nuevas tecnologías perfeccionadas donde se reemplazan las relaciones sociales de producción por las relaciones técnicas-científicas de producción, acelerando de esta manera la acumulación del desarrollo del capital.
Ningún gobierno latinoamericano se está preparando para semejante situación y menos para confrontar las pretensiones hegemónicas de la EGP, al contrario, tanto los gobiernos llamados socialistas como los identificados con el capitalismo, se han convertido en cómplices de semejante depravación que terminan haciendo de nuestros estados-nación, estados corporativos aniquilando de esta manera toda soberanía y autonomía de nuestras naciones.
Si no concientizamos esta realidad, las generaciones que han de venir no tendrán futuro. Las crisis sociales y económicas se agudizaran para caer indiscutiblemente en manos del imperio de ese capital que se está imponiendo en el planeta.
Es la existencia de nuestros pueblos, nuestra identidad, nuestras culturas, nuestras vidas las que ya se encuentran en un escenario entre la vida y la muerte, es el drama que no tiene carácter teatral, sino real y que cada quien está viviendo a su manera.
Es por eso que hablamos de un pensamiento crítico que tiene que ser ontocreador, en el marco de un proceso emancipatorio, para abordar esta realidad y buscarle una salida en nuestros antecedentes intelectuales que mostraron los héroes independentistas y donde Simón Rodríguez tomo ese liderazgo con propuestas profundamente nacionalistas y patrióticas, hoy actualizando la síntesis de su ideario podríamos decir o inventamos o perecemos.