Ramón Guillermo Aveledo: Foro cívico

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“Los derechos humanos deben ahora anteponerse a los derechos estatales”. El concepto es de Vaclav Havel, héroe civil de la transición pacífica checoeslovaca del socialismo real a la democracia, proceso conocido como la “Revolución de Terciopelo”. La idea de este intelectual que comprometió su vida al servicio de su pueblo en el accidentado terreno de la política, coincide con la definición del Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia presente en nuestra constitución cuyo significado el profesor Meier Echeverría desentraña como Estado Democrático de los Derechos Humanos.

La mención del líder europeo viene al caso porque recientemente, un conjunto de organizaciones y personalidades de la sociedad civil venezolana, han lanzado una iniciativa homónima con la de Havel denominada Foro Cívico, con la finalidad de convocar con la mayor amplitud a todos para propiciar un acuerdo democrático nacional para asumir la responsabilidad colectiva y avanzar en la edificación del porvenir, salvar vidas y evitar más sufrimiento y más víctimas, por la ruta laboriosa del diálogo y los medios democráticos. Esta, desprestigiada y debilitada es, sin embargo, la más sensata y mejor avenida con esos valores tan nuestros que ni siquiera la intolerancia agresiva propiciada desde la cúpula del poder y muchas veces replicada a la inversa, ha logrado borrar.

Este Foro Cívico al cual doy la más sincera bienvenida no es un nuevo partido político. Se trata de un espacio de encuentro plural de múltiples actores que busca motivar a la sociedad y animar al liderazgo políticos oficialista y opositor para buscar soluciones mediante la cooperación. Tampoco es antipolítico, virus más dañino que el covid 19 capaz de contagiar arriba y abajo, adentro y afuera del poder, en la aspiración de preservarlo o conquistarlo.

Dirigentes y activistas sociales, académicos, empresarios, trabajadores, ciudadanos en fin, se han dado cita en una zona de encuentro y para propiciar el encuentro.

Tenemos problemas muy grandes y muy graves; hasta ahora, el modo de enfrentarlos o de ignorarlos sólo ha contribuido a empeorarlos. La intención es a atrevernos a vernos cara a cara e intentar entendernos para superarlos. Ese encuentro será, también, con nosotros mismos, con nuestra naturaleza abierta, cordial, propicia a la cercanía y al ven acá, vamos a ver cómo hacemos.

¡No dejemos pasar este autobús! Que no sabemos cuándo habrá otra oportunidad y ya la gente no aguanta la pela.

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