Rafael Ramírez: La comisión “Alí Rodríguez Araque”; El meollo del problema al desnudo

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El día viernes 19 de febrero, Maduro se presentó en el Salón Simón Bolívar de La Campiña, en ocasión del primer año desde la creación de la Comisión Presidencial “Alí Rodríguez Araque”, para privatizar PDVSA.

Como parte de su ejercicio propagandístico, de falsos positivos y “potes de humo” para tapar la terrible realidad por la que atraviesa nuestra industria petrolera, Maduro me volvió a dedicar toda su galería de improperios, insultos e instigación al odio, dando continuidad a las descalificaciones y acusaciones del día anterior, hechas en mi contra por su fiscal sicario.

Tristes personajes que, sin ningún tipo de credibilidad ni pruebas, insisten en arremeter en mi contra y en contra de la obra más preciosa del presidente Chavez: la PDVSA del pueblo, esa la Roja Rojita.

Es el petróleo es el meollo del asunto, el principal interés de los nuevos grupos en el poder y las fuerzas internacionales que los apoyan, sean estos norteamericanos, rusos o chinos, de allí que el gobierno arrecia sus ataques en mi contra, porque somos los ÚNICOS o de los muy pocos que reivindicamos la Plena Soberanía Petrolera en el país.

En un ambiente de total censura en mi contra y del miedo generalizado de los periodistas y medios de comunicación –con sus emblemáticas excepciones–, solo he podido responder a estos nuevos ataques a través de los pocos espacios de las redes sociales y mi propio blog, www.rafaelramirez.com con un Comunicado de Prensa que invito a leer.

Sin embargo, ningún ataque, ofensa o instigación al odio debe desviarnos de nuestros objetivos de lucha, ni distraer la atención sobre el gran daño que la destrucción de PDVSA, su privatización y la entrega de nuestra Plena Soberanía Petrolera han causado a nuestra economía, a nuestras garantías sociales y posibilidades de reconstruir, en un futuro cercano, nuestra patria.

Pasemos a evaluar entonces lo que ha sido la gestión de la referida Comisión, cuyo nombre por cierto, ofende la memoria de nuestro querido Comandante Fausto. El gobierno, acostumbrado a hacer necrología política, le colocó el nombre de Alí Rodríguez Araque a una comisión cuyo objetivo declarado es privatizar el petróleo, bajo una eufemística reestructuración de la industria de los hidrocarburos.

Un año después de su creación, con poderes plenipotenciarios, esta Comisión extendió su rango de vigencia por seis meses la primera vez, hasta febrero 2021. Este 18 de febrero se extendió por segunda vez su vigencia, ahora por 12 meses, hasta febrero de 2022.

En su discurso, el actual ministro de petróleo y ejecutor de la entrega de nuestra economía, Tareck El Aissami, se refiere al periodo de PDVSA durante el gobierno de Chávez como “burocrático, corrupto y de infiltrados”, señalamiento donde ya se arremete de manera abierta contra el presidente Chávez, ante el silencio y complicidad del actual presidente de PDVSA, su primo hermano.

En el show de La Campiña, ni Maduro, ni su ministro pudieron mostrar nada positivo al país. No hay un ejercicio científico, técnico, matemático de rendición de cuentas de ningún tipo. Por el contrario Maduro, en una sede vacía de nuestra empresa devastada, se dedicó a hacer –otra vez–, promesas que sabe que no cumplirá, como no ha cumplido ninguna de las que ha hecho anteriormente respecto al aumento de producción de petróleo, e incluso llegó a prometer que “enviará gas a México”, un gas que ya entregó a las transnacionales y que no llega, ni siquiera, a los hogares venezolanos.

El deplorable espectáculo dado por los miembros de la fracasada Comisión, sólo sirvió de parapeto para que Maduro y su ministro insistieran en afirmar que están dispuestos a entregar el petróleo y privatizar PDVSA al capital transnacional, utilizando para ello a la inconstitucional “Ley Antibloqueo”, la puñalada de la extinta ANC al corazón de la Patria.

También sirvió el montaje para anunciar que se firmó una nueva Convención Colectiva, en lo que resulta otra burla y atropello para los trabajadores de PDVSA, pues la supuesta convención ni se discutió con los trabajadores, ni con las fuerzas sindicales, muchos de cuyos directivos están presos, como es el caso de Eudis Girot, ni nadie tampoco conoce su contenido.

De esta manera, este gobierno anti-obrero sigue golpeando y vulnerando los derechos de los trabajadores del país, quienes no solo reciben un salario de hambre, sino que perdieron sus beneficios laborales, sus conquistas de tantos años de lucha sindical y sus fondos de pensiones, cuyos recursos fueron utilizados, a partir de noviembre de 2014, para pagar deudas del gobierno con el sector privado, con la complicidad del actual presidente de PDVSA, quien era entonces el ministro de petróleo de turno.

Producción Petrolera

A pesar de los anuncios y felicitaciones del ministro Tareck, que sabe de petróleo lo que Maduro de economía, la producción petrolera del país en este último año ha caído 38% desde los 787 mil barriles día de petróleo en febrero de 2020, para ubicarse en enero de este año –de acuerdo al Reporte de Monitoreo del Mercado (MOMR por sus siglas en inglés) de la OPEP del pasado 11 de febrero–, en solo 487 mil barriles día de petróleo, una pérdida de 300 mil barriles día de petróleo en tan solo un año. Entonces, ¿qué celebra el gobierno?

Producción países OPEP (2019-diciembre 2020) Fuente: MOMR OPEP

El desastre de la Comisión ARA es la continuación del desastre del general Manuel Quevedo, ahora flamante diputado, al frente de PDVSA.

Cuando el general entró a PDVSA en diciembre de 2017, se inició la militarización de los niveles de dirección, la persecución y encarcelamiento de sus gerentes y la muerte en prisión del ex ministro Nelson Martínez, teniendo como consecuencia el desplome de las actividades operacionales de la empresa. La producción de petróleo cayó desde los 1,8 millones de barriles día, en diciembre de 2017, hasta los 730 mil barriles día, cuando la  entregó en ruinas en febrero de 2020 a la Comisión ARA, es decir una pérdida de 1,1 millones de barriles de petróleo al día en el lapso de 2 años, lo que equivale a una caída del 60% de la producción en ese periodo.

La gestión de Maduro al frente de PDVSA ha sido un verdadero desastre para el país. Luego de nuestra salida del ministerio y de la empresa en agosto de 2014, la injerencia directa de Maduro en las decisiones presupuestarias, la desviación de recursos y la persecución y violencia contra los trabajadores, han provocado el colapso de la producción petrolera en el país.

En diciembre del 2013, la producción petrolera en Venezuela fue de 3,015 millones de barriles día. Actualmente, luego de casi 7 años de total control del madurismo sobre la empresa, contados a partir de septiembre de 2014, la producción apenas llega a 487 mil barriles día de petróleo. Una pérdida de 2 millones 528 mil barriles día de petróleo, equivalente a una caída del 84% de la producción.

Un estruendoso fracaso del gobierno y un terrible daño para el país, que ha llevado la producción actual de petróleo a los mismos niveles que existían a los inicios de la actividad petrolera de los años ‘30, tal como mostramos en esta gráfica de Asdrúbal Baptista.

Colapso de la producción petrolera en Venezuela (2015-2020)

El colapso de la empresa y sus capacidades productivas, se produce a raíz del sistemático desmontaje de la Política de Plena Soberanía Petrolera que nosotros impulsamos durante el gobierno del presidente Chávez. En una sucesión de actos ilegales, Maduro fue entregando sucesivamente las actividades de producción de petróleo –reservadas al Estado por la Constitución en su artículo 302–, al sector privado transnacional, a sus agentes y operadores políticos, quienes se han hecho multimillonarios a expensas de la destrucción y descuajamiento de PDVSA.

En sucesivos actos contrarios a los dispuesto en la Ley Orgánica de Hidrocarburos que hemos denunciado de manera oportuna y que me han valido descalificaciones, acusaciones, amenazas y persecución política, Maduro otorgó poderes extraordinarios a Quevedo para entregar la empresa a sus amigos y operadores a través del Decreto 3368, lo que dio pie a los inoperantes e ilegales “Contratos de Servicio”, igualmente cedieron la participación de PDVSA en las mejores empresas mixtas de la Faja Petrolífera del Orinoco, PetroSinovensa y Petrozamora, entregaron el Gas de la Patria y el gas de Oriente a las transnacionales, así como entregaron el Gas del Perla 3X del Golfo de Venezuela y las operaciones petroleras en Occidente a la empresa Mixta Petrozamora, llevándose por el medio a toda la gerencia de PDVSA en Occidente y a Eulogio Delpino por “obstruir la libertad de comercio” de los socios minoritarios.

El gobierno no puede ocultar que ha actuado deliberadamente en contra de PDVSA para favorecer los intereses de sus socios y agentes privados, los cuales han fracasado de manera estruendosa.

De promesa en promesa, de fracaso en fracaso

Por supuesto, Maduro volvió a hacer promesas que sabe que no cumplirá, ni nunca ha cumplido. En esta oportunidad asegura –su ministro va más allá y “jura”–, que aumentarán las producción en 1,5 millones de barriles día de petróleo. No presentan ningún Plan, no hay nada distinto a su llamado desesperado a los privados y a las transnacionales para que vengan al remate de la empresa y del petróleo del país, ahora amparados por el silencio e ilegalidad de la Ley Antibloqueo.

Pero no es la primera vez que Maduro promete la recuperación  de la producción petrolera, ni tampoco la primera vez que miente. En noviembre de 2018, Maduro y el ministro de petróleo de entonces, Manuel Quevedo, prometieron alcanzar los 2 millones de barriles diarios de petróleo para 2019, promesa que quedó solo para el discurso, pues el promedio para ese año fue de 796 mil barriles día. En enero de 2020, durante la presentación de la memoria y cuenta correspondiente al año 2019, Maduro prometió nuevamente alcanzar los 2 millones de barriles diarios de petróleo, sin embargo, los niveles manejados durante el año promediaron los 400 mil barriles diarios de crudo.

Cronología de promesas de aumento de producción petrolera de Venezuela (2014-2021). Fuente: Datos OPEC, elaboración propia.

A Maduro y su gobierno no solo les falta capacidad y conocimiento sino que, peor aún, carecen del mínimo amor por la patria, por los trabajadores y el pueblo venezolano. Quieren consumar el crimen de entregar el petróleo a las transnacionales y convertir a PDVSA en un administrador de contratos, un cascarón vacío, condición indispensable para cerrar el nuevo pacto con la oposición transnacional y la oligarquía del país.

El colapso del circuito refinador

El pronunciado deterioro del circuito refinador nacional durante el gobierno de Maduro es inocultable y se refleja en el día a día del pueblo venezolano con la severa escasez de combustibles –gasolina, diésel y gas doméstico– y las largas colas y todo tipo de abusos al que está expuesto para adquirir gasolina importada de Irán.

Este fenómeno de aguda escasez de combustible sólo se había vivido en el país durante el sabotaje petrolero, pero luego de ser superado, durante nuestra gestión nunca faltó gasolina en el país. En el año 2014 la producción de combustibles en el país alcanzó la cifra de 1,042 millones de barriles día de combustibles, lo cual nos permitió atender el mercado interno con 638 miles de barriles de gasolina, diésel y otros combustibles y 404 mil barriles día para la exportación.

El deterioro del sistema de refinación ha sido producto del accionar del gobierno que utilizó el presupuesto de operaciones de PDVSA para pagar deuda externa y removió de la conducción de nuestras refinerías al personal gerencial, altamente calificado, que había conducido con éxito nuestros complejos refinadores.

Fuente: Datos MOMR OPEP, elaboración propia

La caída de la producción de combustibles en el país entre 2015-2021 ha sido un desastre, una pérdida de más de 780 mil barriles día de combustibles, lo que se traduce en una caída del 85,25% de nuestras capacidades de refinación, por eso no hay gasolina.

La referida Comisión ARA, ha prometido y anunciado, una y otra vez, que reactivarían las refinerías nacionales, sin éxito. No solo no han podido reactivar las capacidades de producción del circuito refinador, sino que su torpe intervención ha provocado innumerables incidentes y derrames.

Uno de estos eventos ocurrió el mes de abril de 2020,  con la explosión la torre de VGO  (gasóleo de vacío) del Complejo Refinador Paraguaná, producto de la sobrepresión interna como consecuencia de los intentos para poner a funcionar la planta y producir algo más de combustible, según denunciaron los propios trabajadores, pero que el gobierno y su ministro, especialista en falsos positivos, atribuyó a un “ataque terrorista con un misil”, un misil del que ni siquiera hubo rastros, un “ataque fantasma”, inverosímil argumento del gobierno para tratar de justificar su incompetencia.

Igualmente se han producido importantes derrames de petróleo desde las refinerías o sistemas de transporte de petróleo debido a la falta de supervisión y deterioro generalizado de la infraestructura.

En agosto de 2020 ocurrió, desde la Refinería El Palito, un derrame petrolero que afectó considerablemente zonas del Parque Nacional Morrocoy, donde se vertieron aproximadamente 25 mil barriles de crudo, de acuerdo a datos obtenidos a través de imágenes satelitales. El mes de septiembre del mismo año, el estado Falcón volvió a padecer un derrame por la fuga de crudo de un poliducto submarino del Complejo Refinador Paraguaná que se extendió por más de 13 kilómetros en la población de Río Seco, afectando negativamente a más de 200 pescadores, al limitar sus posibilidades de pesca en la zona.

Lo único que ha hecho la Comisión ARA en torno a la escasez de gasolina es la privatización de la venta de combustibles en el país y la venta de gasolina a precios internacionales, obligando a los ciudadanos, en un país cuyo salario mínimo mensual se ubica en 0,66 dólares al mes, a pagar 0,50 dólares el litro de gasolina, precio oficial, pero en el interior del país, se pagan hasta 2 dólares por litro, adicional a la “vacuna” que se paga al personal civil y militar que controlan el negocio, para que les vendan gasolina en el país de los Bodegones.

El desastre del Gas.

Junto al colapso de la producción de petróleo se ha desplomado la producción de gas en el país, por ser éste asociado al petróleo. El colapso operacional de los complejos refinadores y los complejos criogénicos ubicados ubicados en Ulé, en el Occidente, y en Jose y Santa Barbara en el Oriente del país, han provocado una aguda escasez de gas natural y gas por bombonas que ha afectado tanto al sector industrial, petroquímico, termoeléctrico, como al sector doméstico, agravado en este último caso por el colapso de la filial PDVSA Gas Comunal, que ha sido vandalizada por los gerentes colocados allí por Maduro y su entorno, quienes han desmantelado la infraestructura y equipos de la empresa y tienen al pueblo cocinando con leña.

Aunado a esto, el gobierno entregó el gas no asociado al petróleo –fundamental para garantizar nuestro suministro de gas en el país–, a las compañías transnacionales, tanto en el Golfo de Venezuela como en el Oriente del país, Maduro entregó el gas que necesitamos para nuestro desarrollo y ahora promete que enviará “gas a México”, promesa vacía e imposible de cumplir.

Las sanciones norteamericanas: la excusa perfecta

Las sanciones norteamericanas son ilegales y deplorables, las rechazamos de manera firme. Sin embargo, estas no son las razones de la debacle de PDVSA ni del país.

De manera permanente el gobierno de Maduro ha tratado de escudarse detrás de las sanciones impuestas por los Estados Unidos para justificar la pérdida de las capacidades operacionales de PDVSA,  el deterioro de toda la infraestructura de la industria petrolera y los males de todo el país.

Extrañas sanciones y “bloqueo” en un país donde existen “Bodegones”, vehículos importados de alta gama blindados, Ferraris, Lamborghini  y todo tipo de lujos y chucherías para una nueva élite que derrocha todo tipo de lujos en un país empobrecido.

Tal como hemos denunciado en nuestros escritos y como lo hiciera el economista y ex ministro del Presidente Chávez, Rodrigo Cabezas, en su Carta a la Izquierda, la profunda crisis de la industria petrolera y por ende de todo el país, tiene su origen en un manejo absolutamente irresponsable y caótico de PDVSA y de la economía nacional, desatendiendo el conjunto de propuestas económicas que formulamos a todos los niveles de gobierno, incluso ante el Congreso del PSUV, para hacer frente a la caída de los precios del petróleo manteniendo los objetivos y metas del Plan de la Patria y defendiendo nuestra soberanía económica y conquistas sociales.

Maduro no sólo no hizo nada al respecto –salvo favorecer a los grupos económicos que tomaban control de la dirección del gobierno– sino que, a partir de allí, inició una purga contra nosotros y otros ministros de Chávez que nos manteníamos firmes en el intento socialista.

Las sanciones económicas contra PDVSA iniciaron el 25 de enero del 2019, pero a esta fecha ya la producción de PDVSA se ubicaba en 1,2 millones de barriles día –una caída de 1,7 millones de barriles día respecto a la producción de 2013–, mientras que el sistema refinador procesaba solo 293 mil barriles al día, una caída de 622 mbd, respecto a la producción del 2014.

Para esa fecha, antes de las sanciones, ya el madurismo había colocado a sus fichas estelares en la Junta Directiva de PDVSA, en particular a Erick Malpica y Simón Zerpa en la vicepresidencia de Finanzas y desviaron los recursos presupuestarios destinados a las operaciones de la empresa para pagar más de 70 mil millones de dólares a los privados y transnacionales de una deuda que ni siquiera fue auditada por el gobierno.

Para el momento de las sanciones, ya el gobierno había militarizado PDVSA, había puesto en prisión a más de 100 gerentes y trabajadores de la industria y había provocado el éxodo de más de 30 mil trabajadores calificados de PDVSA, quienes prefirieron abandonar la empresa y el país por el terrible clima de represión y persecución interna, además del deterioro de la situación salarial.

A modo de comparación

Es importante recordar que ya Petróleos de Venezuela había sido sancionada en el 2011 por el Departamento de Estado de los Estados Unidos por las relaciones comerciales de nuestro país con la República Islámica de Irán.  Estas sanciones fueron en el orden financiero y en el acceso a tecnología y repuestos.

Sin embargo, nuestra respuesta fue fortalecer nuestras capacidades propias, diversificando nuestros suministros y tecnologías, en lo que llamamos el plan de Soberanía Económica.

En el marco de este Plan, adquirimos taladros chinos, equipos propios de producción de petróleo, insumos para las refinerías y fortalecimos nuestra flota de transporte, y nuestras relaciones financieras con China.

Como resultado, nuestras capacidades operacionales se mantuvieron intactas, en el año 2011 nuestra producción petrolera promedió 2 millones 991 mil barriles diarios y, en 2012, se ubicó en 2 millones 804 mil barriles día, y 3,015 millones de barriles día en 2013.

El sistema de refinación nacional se mantuvo operando a máxima capacidad, produciendo en 2011, 1,123 millones de barriles día de combustibles, 1,094 millones de barriles día en 2012 y 1,127 millones barriles día en 2013. Los complejos Criogénicos producían suficiente gas para atender toda la demanda interna.

Nuestra flota de transporte de más de 76 buques propios, y empresas mixtas, nos permitieron exportar más de 2,469 millones de barriles de petróleo al día en 2011, 2,568 millones de barriles día en 2012 y 2,425 millones de barriles día en 2013, a pesar de las sanciones.

Nuestra país, no sintió los efectos de las sanciones norteamericanas contra PDVSA en esos años porque al frente de la empresa estábamos una dirección técnico-política, preparados y con capacidad para hacer frente a las mismas, y además, al frente del gobierno, teníamos un gobierno revolucionario y patriota que supo defender nuestra economía y nuestro país y al que jamás se le hubiese ocurrido aprobar la entrega del país con una ley como la llamada “Ley Antibloqueo”, teníamos al presidente Chávez.

El problema de PDVSA no depende de las sanciones estadounidenses, no es un problema técnico, es un problema político cuya raíz está en Miraflores y en la pésima conducción del gobierno en el sector petrolero.

CITGO y el circuito de refinación Internacional.

Como parte de las sanciones financieras impuestas contra PDVSA, durante 2019, se encuentra el bloqueo de sus propiedades e intereses en jurisdicción estadounidense.

Sin embargo, esta actuación hostil del gobierno norteamericano en contra de CITGO, que siempre fue un rehén de las transnacionales como parte de la política de “internacionalización” de la Apertura Petrolera, era un riesgo que habíamos advertido a Maduro en 2014, un desastre anunciado, al que Maduro* no quiso prestar atención y se negó a vender el circuito refinador en el mismo 2014 cuando teníamos en marcha un proceso de venta, donde se recibieron ofertas hasta por 15 mil millones de dólares.

En 2016, el circuito refinador de CITGO fue colocado como garantía de las operaciones de financiamiento ordenadas por el Ejecutivo Nacional, operación que luego el mismo gobierno utilizó como excusa para detener al ex-ministro Nelson Martínez –quien moriría en prisión al negársele atención médica–  y a los 7 gerentes de la Junta Directiva de CITGO, en 2017. Estos últimos fueron condenados el pasado mes de noviembre, con la esperanza de usar a los que tienen doble nacionalidad como piezas de intercambio con el gobierno norteamericano, tal vez para liberar a los sobrinos Flores condenados por narcotráfico en EEUU, o a su agente Alex Saab –hoy devenido en el héroe más emblemático del madurismo– detenido en Cabo Verde y solicitado en extradición por los EE.UU.

Cronología de promesas de aumento de producción petrolera de Venezuela (2014-2021)

Por otra parte, el gobierno actuó con negligencia en la conducción de juicios internacionales adelantados contra Venezuela por empresas mineras de maletín, como Crystallex, quienes demandaron exigiendo que el gobierno les pagara el resto de la grosera compensación que habían prometido a la minera de 1.4 miles de millones de dólares por no hacer nada. Los tribunales estadounidenses aprobaron congelar cualquier tipo de transacciones de la empresa y luego la administración de Donald Trump procedió a confiscar estos activos del Estado venezolano en un acto absolutamente ilegal, entregando el manejo y administración de los mismos al entonces presidente de la Asamblea Nacional y autoproclamado presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó.

Pero de lo que no habla el gobierno, ni la Comisión ARA es de cómo perdimos el resto de nuestras refinerías en el exterior, que por cierto, no tienen nada que ver con las sanciones de los EEUU.

La Refinería Cienfuegos en Cuba, donde PDVSA tenía el 49% de participación, luego de una inversión de más de 400 millones de dólares que permitió reactivar la refinería, fue cedida totalmente a CUPET por instrucciones de Maduro*. La participación en las de Jamaica y República Dominicana, Petrojam y Refidomsa PDV, se ha perdido de manera inexplicable en manos de la incapacidad de las Juntas Directivas de PDVSA. Las autoridades de Curazao cancelaron el arrendamiento de PDVSA en la refinería ISLA por deudas acumuladas y la participación mayoritaria en la refinería NYNAS, en Suecia, fue cedida por PDVSA a los influyentes socios minoritarios de la empresa Mixta Petrozamora.

Trabajadores Presos

Con la militarización de la industria petrolera desde 2017, se dio inicio a la persecución de trabajadores a los cuales se les imputan –sin éstos poder ejercer su derecho a la defensa o presunción de su inocencia–, cargos tan graves como el de traición a la patria. Actualmente cientos de trabajadores petroleros están detenidos o en régimen de presentación, otros son obligados a declararse “culpables” luego de años de detención –con la amenaza de ser condenados a penas de 20 años de prisión– sin ninguna posibilidad de revertir estas acciones ya que carecen del derecho al debido proceso.

La Comisión ARA no ha abogado por estos casos, por el contrario, es cómplice de la detención de trabajadores que, ejerciendo su derecho, realizan denuncias a propósito de la destrucción de la industria, de la corrupción o simplemente reclaman sus derechos laborales. Actualmente, como lo hemos denunciado en otras oportunidades, existen más de 100 trabajadores secuestrados en estas condiciones.

El periodo 2015-2020 ha sido marcado por la intervención en las instalaciones de la industria por fuerzas del Servicio de Inteligencia Militar, que se han dedicado a generar temor dentro de las instalaciones petroleras, con amedrentamiento y secuestro de trabajadores durante sus funciones o incluso en sus casas, para garantizar las estructuras corruptas y entreguistas que se han instalado en PDVSA.

Tal es el caso de los jóvenes Aryenis Torrealba y Alfredo Chirinos, detenidos en 2020, acusados por el ministro del Interior y miembro de la Comisión ARA, así como por el fiscal sicario, de ser “agentes de la CIA infiltrados en PDVSA”, cuando en realidad estos dos jóvenes, hoy condenados fraudulentamente por los delitos de divulgación de información confidencial a EEUU, lo que hicieron fue denunciar los negocios que realizan desde la vicepresidencia de Comercio y Suministro, Wilmer Ruperti y Francisco D’Agostino, este último socio del “agente” Alex Saab, quienes monopolizan las transacciones de venta de petróleo con descuentos que llegan al 40-50% del precio actual del crudo Merey venezolano.

Otro caso emblemático es el de Eudis Girot, trabajador petrolero y directivo de la FUTPV, acusado de “terrorismo” y de “revelar información estratégica”, cuando en realidad este trabajador cumplía con su deber al denunciar la terrible situación de los trabajadores, las precarias condiciones laborales y el deterioro de nuestro sistema refinador, hoy sigue detenido sin juicio ni ningún otro procedimiento por parte de fiscalía.

Una gestión de espaldas al pueblo

La gestión del gobierno al frente de PDVSA es particularmente anti-popular. Ya no existe más la PDVSA del pueblo, aquella que destinó más de 216 mil millones de dólares para el desarrollo social, para sostener las Misiones y Grandes Misiones, y los distintos Fondos del país, la empresa y sus trabajadores que garantizaron con su trabajo y alta conciencia del deber social, el desarrollo de nuestra economía y el vivir bien del pueblo.

Contra la PDVSA del pueblo, la Roja Rojita, ha arremetido Maduro* y su ministro con inusitado odio, al pretender terminar de entregar el petróleo a las transnacionales para consolidar un nuevo pacto de dominación.

He denunciado públicamente, desde el mismo año 2016, este giro a la derecha del gobierno de Maduro* y la entrega del petróleo y nuestra conquistas sociales, ello me ha costado todo tipo de atropellos, persecuciones, exilio y una permanente amenaza en mi contra y en contra de mi familia, en contra de mi seguridad e integridad física.

Pero yo seguiré obstinadamente, de manera irreductible, levantando mi voz en defensa de los intereses del pueblo, de todo el país, es mi responsabilidad. Seguiré reivindicando la obra del presidente Chávez, la Plena Soberanía Petrolera, el Plan de la Patria y la posibilidad del socialismo como única salida a este desastre, es en lo que he creído toda mi vida.

No les tengo miedo ni a sus amenazas, ni a sus infamias y observo, con renovado optimismo, que cada vez se suman más voces denunciando el crimen que comete el gobierno contra el pueblo venezolano. Estoy seguro que esta pesadilla pasará. El pueblo venezolano y los sectores patriotas y populares –lo que Maduro* llama despectivamente “la izquierda trasnochada”– podrán sobreponerse a la confusión y el miedo para acompañar al pueblo y a los trabajadores en la lucha por un futuro más digno para todos, pleno de justicia social y prosperidad ¡Venceremos!

 

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