Cuando los trabajadores de este país mencionan su aspiración a un contrato colectivo digno, directamente se refieren a una quimera, cuyo significado es un sueño o ilusión que es producto de la imaginación, y que se anhela o se persigue pese a ser muy improbable que se realice, si es en el sector público es prácticamente una palabra prohibida, al punto que si lo aprueba el patrono Estado lo desmantelan, lo caricaturizan o lo congelan indefinidamente como lo han hecho con los trabajadores de SIDOR y de Guayana en general.
Entre tanto en el sector privado cuando acuerdan convenios colectivos con sus trabajadores y sus sindicatos, deben hacerlo clandestinamente mediante notarías ya que el Ministerio del Trabajo no homologa convenios colectivos que representen según su criterio excesivos beneficios para los trabajadores y por tanto “mal ejemplo para los del sector público”.
En el contexto de los trabajadores del sector de hidrocarburos el contrato colectivo petrolero se ha convertido en una caja negra para los trabajadores petroleros, ya que las paradojas del destino deparan que el “gobierno del que se autoproclama como “presidente obrero” convierte al CCP en una caja de Pandora, donde no se conocen previamente los alcances de los beneficios que integran el convenio colectivo de mayor importancia y trayectoria del movimiento de los trabajadores venezolanos.
En realidad, los 6 últimos contratos colectivos petroleros se han convertido en madrugonazos concebidos entre gallos y medianoche por la gerencia de PDVSA, y por sindicalistas cuya característica es aceptar incondicionalmente lo que les ofrece el patrono PDVSA y el Régimen. Se pudiera afirmar que el último CCP que se caracterizó por la participación democrática de los trabajadores sucedió en el año 2000, bajo la gestión del General Guaicaipuro Lameda como presidente de PDVSA quien reconociera las exigencias de los trabajadores, sus federaciones FEDEPETROL, FETRAHIDROCARBUROS y sindicatos afiliados para así evitar la huelga. Es necesario recordar que el salario de un trabajador petrolero para esa fecha promediaba los 400 $ mensuales y hoy oscila entre 3 y 6 $ mensuales.
La caricatura de CCP firmado el viernes 19/02/2021 no ha sido la excepción de los anteriores firmados durante el siglo XXI, al ser un secreto bien guardado en las diferentes zonas petroleras del país, de los estados Monagas, Anzoátegui, en la faja petrolífera en el Estado Bolívar, en la ciudad capital, en las refinerías del estado Falcón, Carabobo y el estado Zulia, donde los trabajadores desconocen el acuerdo que tras bastidores se ha presentado.
Reconvertido en una ironía ante la tradición histórica del convenio colectivo que era publicitado otrora, en remitidos pagados en la prensa nacional y regional, y por otra parte era elaborado y aprobado mediante asambleas multitudinarias organizadas por las federaciones y sindicatos petroleros, ahora en tiempos de “revolución” se ha trastocado en un misterio, cuyo desenlace se conoce cuando los firmantes usurpadores de la democracia sindical ya lo han aprobado. Siendo el resultado el empobrecimiento agresivo del trabajador petrolero quien ha visto degradar in extremis la condición de su familia y su trabajo.
El desaliñado convenio señala una intención “proteger el ingreso integral del trabajador, el monto del salario básico, cuyas bonificaciones teniendo como referencia el valor del Petro”, dicha afirmación confirma su objetivo que es la pulverización del salario, sustituido por bonos sin ninguna incidencia en la remuneración y prestaciones sociales, para muestra el aumento general salarial pasa de 1.200.000 bs a 5.500.000 bs mensuales, que significaría alrededor de 4 dólares mensuales al cambio actual. Adicionalmente indica bonos de transporte y de alimentación, de 52 y 82 millones que en semanas son vaporizados por la hiperinflación.
Presentado como una gran concesión del ahora llamado “primer obrero de la patria Nicolás Maduro”, no es más que el entierro definitivo del contrato colectivo que produjo en el siglo XX el nacimiento del movimiento obrero en Venezuela, en un contexto donde son perseguidos y exilados sindicalistas de la actual federación petrolera secuestrada por el régimen dictatorial, nada más parecido a la persecución de la dictadura de Juan Vicente Gómez y las trasnacionales petroleras contra el naciente movimiento obrero petrolero en Venezuela.
Movimiento Laborista