Johnny Galué: Los ciudadanos “vivimos un proceso de formateo”

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Nosotros; Los ciudadanos que hoy tenemos temerosos, alienados y poco conscientes de lo que pasa “vivimos un proceso de formateo”

Somos una sociedad huérfana, con un pensamiento único, sobre valores y objetivos políticos, comienza a consolidarse en Venezuela. Controlan los medios, los responsables de ser los fabricantes del consentimiento de una sociedad. Con lo que, impulsan, fomentan la indiferencia y la apatía política, como a un mismo tiempo, impiden la acción independiente de los ciudadanos, logrando que los ciudadanos, no asuman sus responsabilidades sociales.

No es pura casualidad, lo que ocurre. Cuando se observa, con detenimiento lo que se está instrumentando, se perdió la noción de asombro. Esto es dominación y control social consolidado.

Las normas legales. Códigos, leyes y reglamentos que no permiten el ejercicio de garantías de los derechos consagrados en la Constitución. Campañas millonarias de comunicación en medios controlados o no por el Estado, promueven una sola visión de la realidad. Cualquier información que no esté acorde con esta visión, es mentira, ficción de los medios, para distorsionar la realidad. El Código Penal, es un ejemplo de lo que afirmo. Más que un instrumento jurídico que permita resolver los conflictos, que se puedan presentar en una sociedad, ahora contempla como delitos, lo que anteriormente eran, simples infracciones. Lo grave de esto, no solo es el costo y esfuerzo institucional que va a demandar del Estado, sino el peligro que va a adquirir en cuanto a la garantía de derechos.

El derecho, no es instrumento de la política. El derecho debe ser visto como una herramienta de desarrollo, el derecho la justicia se desnaturalizó, los tribunales y el principio de justicia desaparecieron y el Estado en su conjunto se trabó, colapso, se volvió inoperante e inservible. El aparataje jurídico penal, se ha convertido en vehículo del poder político, para crear una sociedad del miedo. El uso de la comunicación de masas, alimenta la conformación de un proceso total de dominación y control social. El discurso oficial, sustentado en la norma hecha a la medida, prefigura en los ciudadanos, patrones mentales de lo que es bueno y malo. El dueño del poder, haciendo las veces de Pastor Laico, marca la pauta por donde debe dirigirse la sociedad. El Estado forma cuerpo con aquellos sobre quienes ejerce este poder mediático-legal y al mismo tiempo moldea la individualidad. Esos son los ciudadanos que hoy tenemos: temerosos, alienados y poco conscientes de que pasa. Escenario ideal para la consolidación de cualquier dictadura y régimen antidemocrático.

Afortunadamente, a pesar de la debilidad institucional que venimos padeciendo, de la ausencia de una cultura de rendición de cuentas y a la no aplicación de un régimen de consecuencias, muchas acciones dolosas y usos indebidos de los recursos públicos, de los tantos que se dan en las instituciones públicas y municipales, no se dan a conocer por la falta de rendición de cuentas. De ahí la importancia y la necesidad de que los demás órganos de control cuenten con el apoyo y colaboración de un sistema de control ciudadano.

A ellos, es a quienes no les conviene la existencia de una sociedad bien organizada, empoderada y que cumpla con su rol, pues de esta manera los recursos estarían mejor vigilados y la ejecución presupuestaria estaría garantizada en todas las instituciones públicas, lo que significaría más y mejor: salud, educación, agua potable, energía, seguridad social y ciudadana, administración de justicia, carreteras, viviendas, transporte, entre otros.

La sociedad está huérfana y observa cómo muchas instituciones, alejadas de los objetivos para los que fueron creadas, mientras el país mantiene una deuda social acumulada, una deuda externa que consume al País y más de las tres cuartas partes del Presupuesto se va en corrupción.

 

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