Al sanguinario conquistador lo están bañando. El canciller de la Unión Europea, el español Josep Borrell, acaba de afirmar que Hernán Cortés no fue un genocida, sino un hábil “diplomático” que supo aprovechar una supuesta “guerra civil” entre los aztecas y su vecindario. En términos malandros, es el sortario borrachito que sacó ganancia del lance entre Pedro Navaja y la mujer de la noche que resultó un tiburón. ¡Sorpresa te da la vida, ay Dios!
Alerta, pues. El súbito maquillaje del carnicero de Cholula no es un simple arrebato de nostalgia imperial. Las potencias que sojuzgaron África, Asia y América, aliadas ahora en la UE, quieren mostrar sus músculos colonialistas de un pasado ominoso. La vieja Europa, así sea de furgón de cola del imperio yanqui, vuelve a invadir a países pequeños. Disfruta sancionar, castigar y robar. Allá vienen las tres carabelas.
Los tiempos han cambiado. Un descendiente azteca, López Obrador, le exige al “viejo continente” que pida perdón por su genocidio. En Bolivia, los pueblos originarios tomaron el poder con Evo Morales y sacaron con votos a la dictadora colocada en la presidencia, biblia en mano, con apoyo euro-yanqui. Desde el asesinato televisado de George Floyd, a manos de la racista policía gringa, las estatuas de esclavizadores ruedan por el asfalto de Europa y EEUU. España se adelanta y quiere salvar a Cortés, Pizarro, Ojeda, Aguirre y al reino todo. Nada. La justicia popular, inexorable, se acerca a Puerto de Palos.
Hugo Chávez le regaló a Obama, en Trinidad, Las venas abiertas de América Latina. El comandante bolivariano necesitaba pocas palabras para decir mucho. A veces, le bastaba un gesto, como el de regalar un libro. ¿Habrá leído Borrell a Galeano? ¿O a Pablo Neruda, sobre todo al del Canto General? Le recomendamos, del Canto III, los poemas “Llegan al mar de México”, “Cortés” y “Cholula”. Pero si no lo indigesta, mucho le aclararía la lectura de todo el canto titulado “Los conquistadores”, que empieza con estos versos: “Los carniceros desolaron las islas” / Guanahaní fue la primera / en esta historia de martirios”.
Antier, el demócrata Biden extendió por un año la orden criminal de Obama contra Venezuela. Antier, la carcajada de Hernán Cortés volvió a taladrar las vértebras de la patria grande.