Definitivamente, los impuestos en las regiones están paralizando la producción, en momentos en los cuales necesitamos estímulos para reactivar la economía, sobre todo en el interior del país.
Debemos aclarar que no estamos contra la cultura de los impuestos. En los países desarrollados, pagar impuestos significa el retorno de beneficios y el bienestar de la ciudadanía.
Pero, en esta realidad que vivimos, alcaldías y gobernaciones cobran cada vez más impuesto a las empresas y fábricas en las zonas donde están ubicadas.
Esto representa un gasto que se está convirtiendo en insoportable para las empresas que, con la pandemia y la crisis que ya venían arrastrando, casi no pueden pagar.
Sabemos que los municipios y las gobernaciones no tienen ingresos, por diversas razones que no vamos a discutir aquí.
Pero, tienen opciones para obtenerlos, como el cobro de los peajes. O, por el contrario, pueden brindar servicios cobrados adecuadamente en sus municipios.
Desde diversos estados nos llegan informaciones de que le están subiendo los impuestos a las empresas establecidas, negocios, comercios, distribuidoras, locales comerciales etc. Y gran parte de ellos, como decimos arriba, no puede con el gasto, por la crisis.
Con el cobro de estos impuestos excesivos se dobla la carga para los sectores que, obligatoriamente tendrían que pasar el consumidor final que termina pagando.
La producción y la reactivación de la economía se frenan de esta manera.
Pero hay una solución y es que la Asamblea Nacional apruebe una ley que coloque límites y bases para los impuestos municipales o regionales. Esa norma también debería eliminar la duplicidad de los mismos.
Ya suficientes problemas tienen los sectores que esperan, más que trabas, estímulos para salir adelante.
En el sector productivo hay voluntad sacar a Venezuela adelante y superar la crisis. Y una forma de hacerlo es la moderación en el cobro de los impuestos, para que sea un juego de ganar-ganar.
TsociasL@gmail.com