Aquel que es capaz de esperar media hora más que su oponente conseguirá la victoria. Proverbio japonés
Pareciera que el próximo abril habrá tormenta perfecta. Keiko Fujimori Higachi, candidata por tercera vez a la presidencia de Perú, cantará shōri. ¿Por qué? Sabiduría japonesa, con el apoyo conservador velado.
Los fenómenos electorales en estos tiempos tienen eso, son dinámicos; el electorado es sensible a los impactos de última hora. Ejemplos sobran: en Madrid, después de los atentados del 11 de marzo de 2004, el PSOE se hizo con la presidencia de José Luis Zapatero. Lo mismo ocurrió con los republicanos en el 2016, con Donald Trump, quien ganó por el desprestigiocausado por los correos electrónicos de Hillary Clinton.
Esta campaña tiene su particularidad. No hay mítines ni grandes concentraciones, sino los televisores, tabletas y celulares; los magos con la cara de vidrio, haciendo referencia a la novela del venezolano Eduardo Liendo. Todo se dirime en vender un producto presidencial por las redes, ya que el contacto directo no existe.
Keiko utiliza un arte marcial japonés milenario, el judo;superar el hábito de usar la fuerza contra la fuerza. En el camino de la flexibilidad, utilizas el impulso y el tamaño de tu oponente en contra de él, te nutres y lo conviertes en tu fuerza.
La mayoría de los candidatos con opción quieren ubicarse en la derecha, y en su segunda vuelta ese sentimiento se amalgama alrededor de quien mejor la represente. Por algo Keiko significa, en japonés, ՙadorada՚.
¿Qué quieren los peruanos?
Un país sano en todos los sentidos.
Perú necesita recuperar su dignidad a través de la autoridad. Respeto a las leyes y confianza in extremis.
La pandemia desnudó al Perú. La manera torpe como el gobierno manejó la situación. Y el escándalo vacuna gate que derramó el vaso de la corrupción, con la desfachatez de los gobernantes vacunándose de primeros en la lista. Ese beneficio indebido frente a los más vulnerables (trabajadores de la salud, mayores y condición de alto riesgo) dice mucho de la instituciones, y, de cara a las elecciones, es una bofetada.
La indignación fue nacional.
La pandemia será el gran elector.
Los sondeos de opinión no han sido lo suficientementeclaros, pues el electorado dirige sus preferencias en tres o cuatro candidatos, cada uno de los cuales no supera el 20 %, más por su comportamiento en los medios sociales que por un plan de gobierno estructurado. Por lo tanto, la opinión no es firme, sinovolátil, con lo cual cualquier cosa puede pasar el 11 de abril de 2021.
No hay polarización en la primera vuelta, pero sí en la segunda.
Lo cierto es que, de todas las tendencias, la que tiene votos duros es el fujimorismo, que va más allá de Fuerza Popular, el partido que lidera Keiko Fujimori. A este sentimiento, que no se manifiesta en las encuestas, le da luz un líder histórico, Alberto Fujimori, con tres banderas que aún ondean:
Acabó con los tiempos terroristas del grupo maoístaSendero Luminoso, que en los 90 dejó miles de muertos.
El significado semiótico del tractor.
Detuvo la inflación.
El populismo de izquierda para el elector en pandemia no funciona, pues desde el 2020 ha habido una contracción del 5 % del producto interno bruto. No hay otra solución que mirar hacia la inversión privada, que en tiempos de crisis sería la mayor generadora de empleos.
El 11 de abril los peruanos acudirán a las urnas. Se siente que el Perú quiere un ejercicio de derecha conservadora.
Si bien es cierto que el voto es un derecho ciudadano, en Perú obligatorio, el quitar su multa lo vuelve voluntario ymantiene su fuerza.
DD (destape de derecha)
¿Se puede recuperar Perú?
Solo con la mano dura. La pandemia golpeó muy fuerte a los que menos tienen, los pequeños negocios. Metafórica y literalmente, se necesita OXÍGENO.
Para nadie es un secreto que, además del intercambio comercial con China (que se enfoca más en la minería), las relaciones USA y Japón andan, de acuerdo con el tratado de libre comercio, por los veinte mil millones de dólares, quepueden duplicarse. Lloverán las inversiones.
Keiko genera confianza. Tiene algo a su favor: es católica. Vuelve por sus fueros el espíritu conservador que se necesita.
Ella lidera las encuestas por poco margen en el interior del país y en buena parte de los sectores más desfavorecidos. Sientra en el marcador para la segunda vuelta, no sucederá lo de las últimas dos elecciones (2012, Ollanta Humala, y 2016, Pedro Pablo Kuczynski: Todos contra Keiko).
Perú votará: más vale viejo conocido que por conocer.
La verdadera elección será en la segunda vuelta.
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