Una vez que la revolución logró el objetivo de cambiar el modelo económico y social en Venezuela, lo que le restaba era imponer el modelo político, del cual, con la aprobación en primera discusión de la Ley de Ciudades Comunales en la Asamblea Nacional, dan el primer paso en su consolidación.
Se trata de dar una nueva reconfiguración territorial, luego de haber acabado con la descentralización político-administrativa, liquidar competencias atribuidas a gobernaciones y alcaldías, así como la anulación de sus presupuestos. La función administrativa desde lo local está ya centralizada, paso previo para reordenar el territorio dentro del esquema centralizado.
200 ciudades comunales, son 200 municipios que ahora tendrán una nueva denominación, lo cual indica que desde ya existen áreas definidas como municipios que serán nuevamente unificadas a otras ciudades comunales; las parroquias pasarán a ser las comunas, y en cada sector, barrio o urbanización serán los consejos comunales; se trata de reasignarles nombres, y sobre esas estructuras renombradas se constituirá el modelo político de partido único.
La Ley Orgánica de Régimen Municipal dará paso a la Ley Orgánica de las Ciudades Comunales, ya existe la Ley Orgánica de Comunas. Con ello sustituyen al municipio por un nuevo régimen de administración.
Desde el punto de vista de la participación ciudadana, la antigua asociación de vecinos fue sustituida por los consejos comunales controlados por el chavismo, los cuales dependen del poder Ejecutivo para su reconocimiento; ya las seis (6) leyes comunales no derogadas en su oportunidad por los parlamentarios de mayoría opositora, señalan la obligación de transferir de estados y municipios competencias a los consejos comunales, plan que estuvo preconcebido y así quedó fijado en la actual Constitución, en el artículo 184, indicando que es a las comunidades organizadas a quienes se le transfieren competencias y posteriormente, por ley, la única comunidad organizada es el consejo comunal.
A esta reasignación de nombres se le deben sumar las denominaciones de regiones, con su respectivo vicepresidente, distritos motores, con ello cambiarán toda la geometría geográfica hasta ahora conocida.
Declaró Maduro que esta Ley de Ciudades Comunales será discutida con los consejos comunales, que desde luego la aplaudirán, ya que los convierten en jefes políticos en las respectivas comunidades, que por demás tendrán a su cargo el orden impuesto por la fuerza coactiva de la milicia a donde estas se integrarán.
Un paso en la construcción del modelo de partido único fue, precisamente, quitarles las tarjetas a los que cumplían funciones dirigenciales para entregárselas a otros seudodirigentes con menos perfil; dividió a los dirigentes y a sus militantes, les restó fuerza sustancial, y los que continuarán apoyando al régimen van camino a su disolución en esta nueva estructura de ciudades comunales, comunas y consejos comunales.
La revolución va en ruta a imponer su modelo político hegemónico en el ejercicio del poder controlado por los militantes desde la base, en un solo engranaje de monopolización de toda la actividad, ahora más centralizada en Maduro, la existencia política de las regiones como tal desparecerá cuando el modelo esté totalmente decantado.
El papel de gobernadores y alcaldes será menos trascendente, y observo una carrera por lograr estos puestos, no para elaborar una política contraria, sino una carrera por “enchufarse”.
La aprobación de la Ley de Ciudades Comunales será la primera en aprobarse, para ensamblar luego la del parlamento comunal, y hasta aquí llegará la vida política de los que colaboraron con este modelo desde la Asamblea Nacional.
Se dan cuenta de lo vital que era derogar las seis leyes del Estado comunal cuando se podía hacer desde la legítima Asamblea Nacional, nunca hubiese sido lo mismo para la lucha política, hacerlo o, como sucedió, dejarlo de hacer, los errores los pagamos caros, lo pagaremos con comunismo.
Dios nos bendice.