Hay sin duda muchos chavistas arrepentidos y los hay antimaduristas, pero dispuestos a defender la gestión de los 14 años de Chávez. Pretenden ignorar que aquellos polvos trajeron estos lodos. Que la partidocracia desplazó a la meritocracia y por eso no solo PDVSA sino también el Metro de Caracas, Hidrocapital, Corpoelec, la CVG y todos los servicios de salud, suministro de agua, energía eléctrica, transporte y vialidad del país, agonizaron; y Maduro llegó para enterrarlos. Lo que ayer era pobreza hoy es hambre.
Hace días leí el tuit de un economista que se proclama opositor al régimen de Nicolás Maduro. El tuit decía que Venezuela sufría “29 años de catástrofe”. En otras palabras, que entre 1990 y 1999 el país estaba igual que ahora, año multi-pandémico 2021. La gente comía de la basura y millones de compatriotas huían del país en busca de calidad de vida que aunque poca, siempre sería mejor que la de Venezuela. Otros que no son tan economistas pero pretenden, han llegado a interpretar las palabras del insigne venezolano Asdrúbal Baptista -cuando escribió que el rentismo venezolano había terminado en los años ‘70- como una aseveración de que nuestra tragedia socioeconómica comenzó hace más de 50 años. Es decir que de chiripa se salvan los gobiernos de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni. Todos los demás, desde Caldera I a Caldera II fueron tan incompetentes que poco o nada los diferencia no solo de Hugo Chávez sino también de Nicolás Maduro. De acuerdo con esa tesis, el teniente coronel golpista ganó las elecciones de diciembre de 1998 porque la pobreza alcanzaba niveles desesperantes. Ni la conspiración para destituir a Carlos Andrés Pérez ni los Notables ni los medios que le hicieron la cama a Chávez ni la antipolítica como estrategia para destruir la democracia, tuvieron algo que ver en esa elección.
Sé muy bien que es imperdonable que un político que ha sido parlamentario y ha ocupado posiciones de dirección partidista, sea alérgico a la economía. Ni me molesto en pedir perdón porque siempre he sido poco eficiente hasta en economía doméstica. Pero, por suerte, sé leer y algunas veces hasta logro entender a los economistas. Por ejemplo, navegando en Internet me encontré con un informe del Center for Economic and Policy Research, CEPR, en Washington, fechado en mayo 2006 y firmado por Mark Weisbrot, Luis Sandoval y David Rosnick. Copio algunos párrafos: “Como se puede apreciar, la tasa de pobreza para hogares empezó una drástica reducción a principios de 1997 -cuando se encontraba a 55,6%- como resultado del crecimiento relativamente sólido (6,4%) de ese año. Los niveles de pobreza continuaron su descenso -a medida que el crecimiento económico disminuía hasta estancarse en 1998”.
A pesar de que los autores antes mencionados procuran una defensa de la gestión económica de Chávez desde 1999 hasta 2006, son honestos al incorporar en su informe algunas opiniones absolutamente adversas a su gestión: Foreign Affairs, artículo de Jorge Castañeda, “El giro hacia la izquierda en América Latina”, Mayo/Junio 2006: “Las cifras de pobreza y el índice de desarrollo humano de Venezuela se han deteriorado desde 1999, cuando Chávez tomó el poder”. Financial Times, reporte de noticias: “Chávez opta por un petro-tour mundial mientras el progreso en temas sociales disminuye; oponentes señalan fallas en programas de vivienda y de pobreza posteriores a las elecciones de Diciembre. En un área -pobreza- el gobierno insiste en que las cifras mejoraron. Pero existen dudas sobre la fiabilidad de los datos oficiales. A principios del año pasado, el Instituto Nacional de Estadísticas de Venezuela (INE) declaró que 53% de la población vivía en condiciones de pobreza a finales del 2004, 9,2 puntos más altos que las cifras de principios de 1999 al comienzo del gobierno de Chávez. No satisfecho con las cifras, el presidente ordenó un cambio en la “metodología” del INE. Poco después anunció que a mediados del 2005 solo 39,5% de la población vivía en la pobreza -una “mejoría” de 14,5 puntos en pocos meses”.
“Éxodo masivo de venezolanos y desesperanza para quienes continúan en el país”
Foreign Policy, artículo por Javier Corrales, “Hugo Boss”, 1 de enero, 2006: “Chávez no ha logrado mejorar ningún índice de pobreza, educación o igualdad”. Washington Post, panel editorial: “Un líder para el Siglo 21”, 18 de enero, 2006: “En Venezuela, la pobreza incrementó de 43 a 53 por ciento durante los primeros seis años del mandato de Chávez”. Foreign Affairs, artículo por Michael Shifter, “En búsqueda de Hugo Chávez”, Mayo/Junio 2006, Vol. 85, Número 3: “Los datos disponibles sobre los efectos de estas medidas son variados y no del todo fiables. De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas del gobierno de Venezuela, la pobreza durante los primeros cuatro años del gobierno de Chávez aumentó de 43 a 54%… El gobierno también ha cambiado recientemente su metodología para que las nuevas mediciones reflejen mejorías en áreas que no incluyen ingresos como son el acceso a los servicios de salud y educación, las cuales, sostiene, no se muestran en cifras anteriores; pobreza y repentinamente las cifras mejoraron. Cambiar los números, cambiar el paisaje, cambiar las cosas en general es de lo que se trata el gobierno de Hugo Chávez”.
PBS, “News Hour”, cita del invitado Álvaro Vargas Llosa en el programa, “No se llega a una resolución en las conversaciones de Libre Comercio del Hemisferio”, 8 de noviembre, 2005: “Cuando Chávez tomó el poder, seis años atrás, alrededor de 43 a 45% de la población era pobre, y ahora la cifra llega a 53% aún cuando el precio del barril de petróleo ha subido”. The New York Times, columna por John Tierney, “Los idiotas en el extranjero”, 8 de noviembre, 2005: “La nueva ola de populistas está encabezada por Chávez, quien ha utilizado las recientes ganancias extraordinarias del petróleo para expandir su gobierno y solidificar su control del poder. Pero aún cuando entran a Venezuela 100 millones de dólares diarios en ganancias petroleras (de los cuales 60 millones de dólares son provenientes de esos terribles gringos al norte del Río Grande), los niveles de pobreza se han elevado a más de 50%”.
Washington Post, columna por Jackson Diehl, “Comprando apoyo en América Latina”, 26 de septiembre, 2005: “En la Venezuela de Chávez, la tasa [de pobreza] ha incrementado de 43% en 1999, el año en que tomó el poder, a 53% el año pasado, de acuerdo con las estadísticas del gobierno. Durante este mismo periodo la ganancias petroleras de Venezuela, las que conforman la mayor parte de los ingresos del gobierno, aproximadamente se duplicaron”.
“Sobrevivir hundidos en el caos, la desidia, la anarquía y el miedo”
Andrés Oppenheimer, Miami Herald: “Desde que Chávez tomó el poder en 1999, el mismo instituto (INE) ahora reporta -después de un regaño público por el presidente- que la pobreza ha disminuido repentinamente a niveles más bajos que aquellos previos a 1999… Mi conclusión: Si el INE está en lo correcto y quiere mantener su reputación de brindar un reportaje económico imparcial, debería aceptar una supervisión adulta y mostrar sus cuentas a economistas independientes, como lo hacen la mayoría de los gobiernos. De otro modo, tendré que concluir que está siguiendo el ejemplo de Cuba, y que ha comenzado a publicar sus propias cifras, las cuales nadie puede corroborar independientemente. Los milagros existen, pero para la mayoría de nosotros resulta difícil creer en ellos”.
Miami Herald, columna por Andrés Oppenheimer, “Chávez merece el premio a la manipulación económica” 9 de octubre, 2005: “Chávez puede otorgarse el dudoso logro de haber incrementado la pobreza en Venezuela a pesar del mayor boom petrolero de las últimas décadas. De hecho, desde que en marzo expuse en esta columna que el Instituto Nacional de Estadística de Venezuela (INE) ha reportado que la pobreza ha incrementado en un 10% durante los primeros cinco años del gobierno de Chávez, varias instituciones internacionales han reportado cifras negativas semejantes. El INE, si se recuerda, manifestó que la pobreza en Venezuela se incrementó de 43 a 53% desde 1999 hasta diciembre del 2004. De forma subsiguiente, Chávez tomó una posición contraria al INE argumentando que estos métodos de medición de la pobreza reflejan los estándares neoliberales internacionales, que según él, no son los apropiados para un país ‘socialista’ como lo es Venezuela”.
Después de opiniones tan calificadas en medios internacionales, una conclusión es que a pesar de haber recibido los más altos ingresos petroleros en la historia del país, Chávez no solo no logró disminuir la pobreza, sino que obligó al Instituto Nacional de Estadística (INE) a falsear las cifras y acomodarlas a su capricho. Y, sin necesidad de acudir a tan sesudos estudiosos de la economía, cualquiera puede concluir que después de haber decretado la destrucción de Petróleos de Venezuela con el despido de más de veinte mil de sus más calificados profesionales y técnicos; después de haber expropiado para luego arruinar a centenares de empresas privadas y de fincas en plena producción; después de regalar miles de millones de dólares a países caribeños y a otros de Centro y Sur América para comprar lealtades; y lo que es más grave, después de abrir las compuertas a la corrupción más descarada y letal que haya padecido Venezuela en toda su historia republicana, era lógico que la pobreza se incrementara hasta llegar a más de 80% en el gobierno del heredero Maduro.
Hay sin duda muchos chavistas arrepentidos y los hay antimaduristas pero dispuestos a defender la gestión de los 14 años de Chávez. Pretenden ignorar que aquellos polvos trajeron estos lodos. Que la partidocracia desplazó a la meritocracia y por eso no solo PDVSA sino también el Metro de Caracas, Hidrocapital, Corpoelec, la Corporación Venezolana de Guayana (CVG) y todos los servicios de salud, suministro de agua, energía eléctrica, transporte y vialidad del país, agonizaron. Nicolás Maduro llegó para enterrarlos. Ya ni el INE ni el Banco Central ni los gurúes que Maduro consulta, pueden ayudarlo a ocultar que lo que ayer era pobreza hoy es hambre, éxodo masivo de venezolanos y desesperanza para quienes continúan en el país para sufrir una de las hiperinflaciones más elevadas del mundo y para apenas sobrevivir hundidos en el caos, la desidia, la anarquía y el miedo.