La medida del Banco Central de Venezuela de emitir nuevos billetes de Bs. 200.000, Bs. 500.000 y Bs. 1.000.000 para complementar el cono monetario vigente, era algo que tenía que hacerse.
Lejos de las consideraciones acerca de que sea positivo o no, había que tomar la decisión, simplemente para aliviar muchos las transacciones.
No es suficiente, lo sabemos, pero servirá para pagar, al menos, el pasaje en el transporte público y algunas otras operaciones que ya eran imposibles, debido a los altos precios derivados de la inflación.
No obstante, esa medida se debe completar sacando billetes de Bs. 5.000.000 y Bs. 10.000.000.
Aunque muchos expertos se han encargado de decir que la emisión es de estos billetes es inflacionario, creemos que no es así.
Inflacionaria es la debilidad de la base económica venezolana que sigue sin una buena estructura privada sólida.
Esta base fuerte es lo que se necesita para hacer crecer la economía, generar empleos y riqueza nacional.
Lo que debería venir a continuación, con los billetes, es que los cajeros automáticos y las taquillas en los bancos deberían suministrarlos en cantidades abundantes, mientras se esperan nuevas emisiones con billetes de mayores denominaciones.
En todos los países del mundo hay billetes de alta denominación y no importa si es inflacionario o no.
Pasa en la misma Colombia, donde hay billetes de alta denominación, pero la inflación está controlada. Lo mismo ocurre en Brasil, Ecuador, Uruguay, entre otros.
La diferencia es la base fuerte de la economía privada y una agricultura robusta, con posibilidades de créditos en los bancos. Y esta situación no la hay en Venezuela.
En nuestro país persiste un encaje legal testarudo y fuera de la realidad que mantiene el Ejecutivo y que ha causado gran parte de la paralización de nuestra economía.
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