Después de haber fracasado con aquella engañifa que comenzaba con el “cese de la usurpación”, después de haber creado el espejismo de que en Venezuela no estaba constituido gobierno alguno porque no era reconocido por no sé cuántos gobiernos extranjeros y después de dejar exhausto a un país estrujado por sanciones y bloqueo económico que ellos pidieron de rodillas ante Donald Trump, ese mismo centro de operaciones políticas se ha dedicado a construir la matriz de opinión según la cual la oposición que actúa a diario, no la virtual ni la que opera en exquisitos salones europeos y norteamericanos, lo hace a la medida del gobierno.
En consecuencia, hace falta otra oposición.
El objetivo político no es ya cambiar al gobierno de Maduro. Se dejaron de eso. De un momento a otro, después de dejar a todo el país vestido y alborotado, sin reconocer sus garrafales errores y su infame conducción del descontento popular, se han trazado como meta inmediata desplazar a esa oposición a la que acusan de acomodaticia y obediente al gobierno de Nicolás Maduro.
Lo que hay que hacer ahora es potenciar a la verdadera oposición. Lo de Maduro puede esperar.
Para ellos la oposición que enfrentó a Maduro y al principal partido de gobierno, el PSUV, en las elecciones de Presidente de 2018 y en las de la Asamblea Nacional de 2020, fue sumisa al gobierno porque llamó a votar en esas convocatorias. Lo valiente y verdaderamente opositor era no concurrir a ninguna de esas elecciones. Ya es hora de desplazar a esa falsa oposición. Esa es la nueva proclama. Y para eso hay que salir ahora a votar por los candidatos que ellos postularán para gobernadores y alcaldes. Ahora sí. Contra Maduro no, pero contra esa oposición si hay que salir a votar.
Para ellos la Asamblea Nacional no es legítima porque no es reconocida por ellos. La “legítima” es la presidida por Guaidó, aunque ya se le haya vencido el período de cinco años del mandato de esos diputados. Pero como saben que carecen de entidad para desmeritarla entonces le encargan a sus aliados, tutores, financistas y jefes, a quienes ellos dan por superiores e investidos de todo poder, el desconocimiento desde el exterior. Así la desconocen voceros de la Unión Europea y del Departamento de Estado. Sin embargo, en extraño giro postulan candidatos a rectores del nuevo Consejo Nacional Electoral que esa Asamblea Nacional que ellos desconocen designará en pocas semanas.
El diálogo impulsado por partidos políticos comprometidos con la distensión, con aproximaciones que generen entendimientos para buscar soluciones a los problemas del país, es tenido por los promotores del bloqueo económico contra Venezuela como un acto de colaboracionismo con el gobierno y, en consecuencia, debe ser protestado y rechazado.
Curiosamente, cuando son los empresarios directivos de FEDECAMARAS quienes reciben a Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional y principal propulsor del diálogo en nombre del gobierno, entonces encuentran en este acto una posición valiente del empresariado que defiende los intereses de la libre empresa ante las instancias pertinentes.
¿Cómo descifrar lo que harían como gobernadores o alcaldes quienes a cada rato cambian de opinión y de conducta política? ¿Qué se les ocurrirá mañana? ¿Cuándo cambian es un acto de enmienda y de autocrítica o es un ligero movimiento acomodaticio de acuerdo a las circunstancias? ¿Creen realmente en lo que dicen y hacen o es simplemente el libreto que les dictan desde cualquier oficina de alguna potencia extranjera? ¡Qué enredo!
Lo cierto es que por ahora ex abstencionistas y todavía firmes promotores de sanciones económicas contra Venezuela parecieran dispuestos a participar en las elecciones para gobernadores y alcaldes. Vamos a ver si se sinceran, admiten sus graves errores y siguen cambiando, o si sólo llegan hasta allí.