Gregorio Salazar: Los 75 años del SNTP

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Para Omar Pérez, el Compañerito.

Aunque nació en medio de la eclosión sindical que siguió a los primeros meses de la “Revolución de Octubre”, el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa (SNTP) no pasó como una más de aquellas organizaciones que proliferaban a lo largo y ancho del territorio nacional al impulso de una mayor democratización de la vida nacional.

A los pocos días del fundacional 11 de marzo de 1946, el presidente de la Junta de Gobierno, Rómulo Betancourt, recibió en Miraflores a su primer secretario general, Rafael Calderón, quien encabezó al grupo de más de 50 reporteros que impulsó la nueva organización, que fue llamada primeramente Sindicato Nacional de Periodistas.

En efecto, el movimiento había surgido al calor del tráfago de las redacciones de los principales diarios caraqueños de la época: El Heraldo, La Esfera, El País, El Nacional, El Universal, Últimas Noticias y, prácticamente monopolizado por hombres, si no hubiera sido por la presencia de tres pioneras que descollarían en el periodismo, las artes y las letras de Venezuela: María Teresa Castillo, Carmen Clemente Travieso e Ida Gramcko. Esa plantilla está constelada de nombres ilustres.

Tampoco pudo ser monopolizado por ningún partido político. No pudo hacerlo el que había tomado el poder en alianza con jóvenes militares ni tampoco los comunistas que afianzaban su acción en las luchas obreras de entonces. Fueron ellos quienes propusieron el nombre con el que se le conoció desde entonces, para incluir a otros sectores de trabajadores como expresión de solidaridad clasista.

Ese grupo de jóvenes reporteros, en el cual apenas dos llegaban a la cuarentena y el menor tenía 19 años, demostró prontamente que venían a tomarse las cosas en serio.

Cuatro meses después lograron el primer contrato colectivo con El Heraldo, paso trascendental, aunque las reivindicaciones cabían en apenas dos cuartillas. En septiembre de ese mismo se alcanzó año la convención con El Nacional, fundado apenas tres años antes.

Fueron las dos primeras picas de una trayectoria dinámica y vital que hizo del SNTP no solamente uno de los dos gremios históricos de los periodistas venezolanos —el otro el CNP, organizaciones de fraternidad a toda prueba por lo demás— sino una referencia del movimiento sindical nacional,  valorada incluso internacionalmente, como se vería décadas después.

Centrada su misión institucional en el sector privado de los medios, extendió las convenciones colectivas a los principales diarios capitalinos, a los dos principales medios impresos del estado Lara y a las agencias internacionales de noticias, como AFP, EFE, UPI y ANSA.

Cuando la Federación Internacional de Periodistas (FIP) decidió expandirse hacia América Latina, fue el sindicato venezolano el escogido como plataforma base, pese a la existencia de otras organizaciones de indudable importancia y proyección en la región,  como la  FENAJ, de Brasil, y la FATPREN, de Argentina.

Casi 20 años permaneció la Oficina Regional de la FIP en Caracas, dedicada a fortalecer los sindicatos de periodistas de América Latina, dirigida la mayor parte de ese lapso por dos miembros del SNTP.

Redacciones adentro y en la calle cuando se hizo necesario, varias generaciones de periodistas y otros trabajadores de la prensa dedicaron sus esfuerzos a desarrollar, defender y proteger no solo los derechos económicos, de seguridad social, laborales y profesionales sino también las libertades de expresión y de prensa, el derecho a la información, a la sindicalización y los derechos humanos en general. Logros en instancias judiciales del SNTP beneficiaron a todos los trabajadores venezolanos.

El SNTP fue capaz de renovarse con el paso del tiempo, adaptarse a los cambios tecnológicos, pero también introducir elementos de modernización, de mayor equidad en la medida que los contratos colectivos podían  resultar un esquema adocenante y el fenómeno inflacionario vapuleaba la capacidad adquisitiva de los trabajadores.

Estábamos honrosamente al frente de esa organización que en estos días cumple tres cuartos de siglo cuando Hugo Chávez Frías llegó al poder. Jamás no engañamos sobre las nefastas consecuencias que traería para la industria de los medios, las libertades de expresión, información y sindical y, en general, para todo el país su concepción del ejercicio del poder.

Aun cuando los primeros años de este siglo el SNTP contaba con un importantísimo patrimonio económico, sindical y moral, nos recordamos en esos tiempos plantados en el medio de la sede sindical advirtiéndole al valioso personal de oficina y a los propios directivos: «Por más consolidados que nos sintamos, todo esto está amenazado, todo».

Dolorosamente, el tiempo nos dio la razón y no quiero detenerme en la pavorosa realidad de la industria de la comunicación en Venezuela luego de 20 años del llamado proceso revolucionario y los descalabros que ocasionó, en consecuencia, a los trabajadores, sus familias y a su organización sindical, como pasó en todas las áreas del quehacer económico.

Con todos los pesares, tres cuartos de siglo son un período demasiado poco común e importante para cualquier organización, y más para esta tan consustanciada con las luchas democráticas del país. Necesario es, pues, que quienes nos sintamos vinculados espiritualmente al SNTP rindamos homenaje de respeto y admiración a tantos y tantos periodistas, trabajadores de la prensa, a sus fundadores, exsecretarios generales, exdirectivos, exdelegados, sus solidarios asesores y personal de empleados que labraron esa larga y por muchos años fructífera historia de lucha. Digna, grande, noble y generosa.

Gregorio Salazar es Periodista. Exsecretario general del SNTP – @goyosalazar

 

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