Contradictorios lectores: escribo, una vez más sobre esta cuestión. He leído un estupendo artículo del Economista José Guerra, que suscribo en su totalidad y, explico mis motivos. Nunca me ha gustado la abstención. He cumplido 8 décadas de existencia, (así suena menos fuerte que anunciar los 80 y he vivido, en democracia y en dictadura. Recuerdo claramente la época de la Dictadura de Pérez Jiménez. Ningún desastre comparable con la dictadura chavomadurista, Escribo con propiedad al respecto. Paso a explicar el porqué de mi rechazo a la abstención. Sin que con esto quiera denostar, ni hablar pestes de quienes creen a pies juntillas en esa posición electoral. Los considero equivocados y ya. Ocurrió, por vez primera en 1952. Marcos Pérez Jiménez convocó a una constituyente. El partido Acción Democrática llamó a abstenerse; por su parte Unión Republicana Democrática y Copei decidieron votar. El líder fue el Dr. Jóvito Villalba, quien con su tarjeta Marrón Tierra decidió desafiar al gobierno y convoco a participar. Consigna que todos siguieron. Era muy pequeña no tenía edad para votar (Tenia 10 años) Recuerdo la euforia en todas partes, en mi casa particularmente, en apoyo a la elección de Villalba. Ganó corrido. No hubo abstención, ni siquiera los adecos lo hicieron. Luego del triunfo de Villalba, lo exiliaron y la duda siempre: ¿debía llamar a la gente a la calle y que se produjera una mortandad? Eso, sin garantías del apoyo de las fuerzas armadas. Salió al exilio desde ese momento, junto a los otros líderes, hasta el 23 de enero del 58, cuando se produjo la unidad y cayó la tiranía. Triunfó la democracia, pero muchos de nosotros no sabíamos, lo peor no entendíamos. El éxito de la Revolución Cubana, apareció como un torbellino: nos llenamos de ideas revolucionarias y, también como solemos hacer los venezolanos, pareció aquella gesta mejor que la nuestra. ¡Craso error! Construir una democracia era y es una tarea de titanes. Por fortuna tuvimos esos líderes demócratas dispuestos a dar su vida por la gloria de la libertad y la democracia. Nuestra democracia triunfó y se estabilizó. Muchos no entendimos. Creímos que, hacer la revolución adelantaría los procesos. (¡Que ignorancia, mi Dios!) Nos sumamos a la tesis de la lucha armada y de la toma del poder político por esa vía. En 1962, cuando se anunciaron las nuevas elecciones, dentro del Partido Comunista, en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria y en la Izquierda de Unión Republicana Democrática, se abrió la posibilidad de no ir a las elecciones por considerarlo un acto de la democracia burguesa, (y, lo era por supuesto, de la democracia representativa) No votar fue la consigna, y así lo hicimos. Ganó otra vez AD, con el Dr. Raúl Leoni en la Presidencia de la República. Después la abstención pasó a ser la consigna de la ultra izquierda. En efecto fue así. Douglas Bravo (QEPD) la pregonó hasta el cansancio y el Dr. Domingo Rangel (QEPD) también. ¿Se lograba algo con la abstención? Fue una postura más bien moralista, en donde argumentaban que no tenían responsabilidad: ni en lo bueno, ni en lo malo realizado por el gobierno. Nunca vieron nada bueno en ninguno de los gobiernos que existían. Así era y es la izquierda. El mundo siguió andando, se acabó el Muro de Berlín y desapareció la URSS. La ultra izquierda siempre conservó esa consigna que en los últimos tiempos ha prendido entre todos los sectores. (Me perdonan, en especial quienes no saben nada de historia, ni de política) ¿Qué se gana? Hasta ahora, no he visto que produzca ningún cambio importante. Hemos visto varias abstenciones triunfantes, en cuanto a que la gente no vota. Y, después, ¿Qué pasa? Entra la decepción y la tristeza por no tener nada entre las manos. Como si fuera poco no es una consigna democrática, se trata de que se adopta la misma postura que tanto criticamos en el régimen. Si estás de acuerdo conmigo bien, si no a la acera de enfrente: eres mi enemigo. Eso es herencia del difunto: seguir auspiciando sus disparates, que miren ustedes a donde nos han llevado. El innombrable no está vivo, pero sus disparates y locuras continúan en la mente de sus seguidores. Lo siento por ellos. ¡Que lucha!