Vivir en Venezuela se ha convertido en un desafío diario, una lucha contra las dificultades para poder sobrevivir. No es un secreto para nadie que nuestro país atraviesa la mayor crisis que ha enfrentado en toda su historia. El modelo impuesto por el régimen es un huracán que ha devastado todo a su paso, trayendo consigo miseria, desigualdad y corrupción. Según la ENCOVI 2019-2020, el 96% de los venezolanos vive en la pobreza mientras el salario mínimo es menor a 1 dólar. Por si fuera poco, a lo largo y ancho del país los servicios fallan constantemente, dificultando aún más la vida de los ciudadanos.
Pese a todas las adversidades y acciones criminales del régimen, los venezolanos no hemos perdido nuestros valores cívicos y democráticos. Tenemos la certeza de que podremos recuperar la democracia y reconstruir nuestra nación, para caminar todos juntos hacia el progreso social y el desarrollo. En la unidad hemos logrado nuestras mayores conquistas. Por eso, debemos seguir trabajando de manera organizada, con propuestas desde distintas visiones y posiciones ideológicas, que nos permitan avanzar en nuestra meta. Nuestras diferencias no deben ser un impedimento para la causa democrática.
Venezuela hoy exige un cambio de modelo. Tenemos que rescatar los espacios políticos e institucionales para poder avanzar de manera paulatina e irreversible a un Estado que sea capaz de atender las necesidades de los venezolanos y que brinde soluciones a las problemáticas que nos golpean tan fuerte. Luchamos por condiciones electorales y esa siempre ha sido nuestra premisa. El pueblo merece y anhela poder escoger su futuro en unas elecciones libres. La inmensa mayoría quiere libertad, vivir sin miedo, que el salario rinda para cubrir las necesidades básicas y no tener que esperar días o semanas para poder usar los servicios como el agua o la electricidad.
En el sistema democrático, las instituciones trabajan para el beneficio de la población, procurando siempre el respeto al Estado de Derecho. Es por eso que nuestra propuesta es, ante todo, democrática, pacífica, constitucional y electoral. No podemos pretender que la solución a los problemas del país se construyan de la noche a la mañana. El proceso que debemos atravesar para reconstruir al país se edifica sobre la participación política en los distintos espacios, especialmente en elecciones periódicas y constantes, donde podamos decidir el destino de la nación y llegar a consensos.
Luego de esta desventura que Venezuela atraviesa, no dejaremos de luchar por lo que consideramos justo. Tenemos que seguir unidos y organizados para alcanzar nuestro objetivo. Tengamos la convicción de que vamos a recuperar la libertad y la vida que queremos. Hay un mañana lleno de esperanzas y oportunidades que vivir.