La alta inflación que sacude a Venezuela alcanzó casi el 3.000 % durante el 2020, de acuerdo con las cifras del Banco Central

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En un intento por ofrecer una base institucional al cada vez más frecuente uso del dólar como moneda de pago en Venezuela, el régimen de Nicolás Maduro autorizó, con unas particulares condiciones, la apertura de cuentas en la divisa estadounidense en varios bancos locales, después de años de rechazar la medida.

La decisión permite, además, que los venezolanos hagan frente a la alta inflación que sacude a su país y que alcanzó casi el 3.000 % durante el 2020, de acuerdo con las cifras del Banco Central.

Pero, ¿Cuáles son las claves de esta decisión que da otro paso hacia la dolarización desordenada en el país caribeño?

1.- INFLACIÓN QUE NO DA TREGUA

Venezuela atraviesa hace más de un lustro por la peor crisis económica de su historia moderna, que en los últimos meses se ha expresado en una alta inflación que destruyó el valor de la moneda local, el bolívar. Solo en febrero pasado, el indicador alcanzó los 50,90 puntos, de acuerdo con una oficina de análisis financiero que responde a la oposición.

Con este panorama, los venezolanos que podían se resguardaron de la inflación en el dólar, una moneda que pasó de estar proscrita a ser la ideal para casi cualquier transacción. Desde comprar un auto usado hasta un café, en un fenómeno que los economistas locales denominan “dolarización de facto o desordenada”.

2- DIGITALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA

La inflación no solo pulverizó el poder de compra de los venezolanos, sino también el valor de los billetes locales. Un ejemplo de ello es que la pieza de 1.000.000 de bolívares, la de más alta denominación en el país y que fue creada recientemente, apenas representa medio dólar.

Para evitar pasar por nuevas reconversiones monetarias o emitir billetes que pierden su valor al poco tiempo, el presidente Nicolás Maduro aseguró que está en marcha la total digitalización de la economía venezolana. Esta decisión también alcanza a las cuentas en dólares, en vista de que el Gobierno no tiene divisas para inyectar.

Es decir, que los venezolanos abrirán sus cuentas en dólares usando sus propios billetes, pero se espera que los usen para pagos a través de tarjetas de débito o crédito.

3- PRAGMATISMO REVOLUCIONARIO

Avanzar hacia la dolarización de la banca después de que la ciudadanía lo hiciera es una decisión “pragmática” que demuestra cuán dispuesto está el chavismo a sacrificar la soberanía monetaria para mantener el poder político, dijo a Efe el exdiputado y economista venezolano Ángel Alvarado.

“Prácticamente se ha entregado el poder económico para retener el poder político (…) después de un nacionalismo económico que ha destruido el símbolo más nacionalista del país, que es (el prócer de la independencia) Simón Bolívar estampado en la moneda nacional”, señaló Alvarado.

4- “CUESTIÓN DE CONFIANZA”

El economista local Jesús Casique estima que, en el futuro cercano, buena parte de los ciudadanos y empresarios de Venezuela engrosarán las listas de clientes en moneda extranjera de la media docena de bancos que ofrecen estos productos en el país caribeño.

Sin embargo, aclara que la confianza en las instituciones financieras del Estado, en el limbo después de años de controles y ataques a la libertad de empresa, será clave para la masificación de estas cuentas en dólares.

“Todo va a girar alrededor del factor confianza”, dijo Casique en una conversación con Efe. “De hecho, no observo ningún tipo de riesgo”, agregó.

5- ¿QUÉ PASA CON EL BOLÍVAR?

Aunque el Gobierno venezolano ha dicho que no se plantea una dolarización oficial que sepulte al bolívar como moneda corriente -además de que no podría por sus marcadas diferencias ideológicas con Estados Unidos-, lo cierto es que los venezolanos han dejado en claro su “rechazo” a esta divisa, dijo Alvarado a Efe.

Pero ni Alvarado ni Casique se atrevieron a profetizar la desaparición en el corto plazo del bolívar, una moneda que en los últimos años ha sufrido dos reconversiones que le eliminaron 8 ceros y recibió los apellidos “fuerte” y “soberano”, que en la actualidad no lo definen.

EFE

 

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