Han sido muchos y demasiados los colegas investigadores culturales y acuciosos, que trabajaron, y lo siguen haciendo, el siempre intrincado tópico sobre Cultura y Desarrollo. Transitar el escenario histórico mundial de la contribución cultural al desarrollo tiene, de una u otra manera, que considerar a un organismo internacional como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, conocida mundial e históricamente como la UNESCO. Fundada hace 76 años, un 16 de noviembre de 1945. Se sostiene que esta institución promueve, desde su creación, la perspectiva multilateral de la cultura, se propone proteger el patrimonio cultural, material e inmaterial, devastado por las guerras del Siglo XX. Es precisamente hacia la década de los años setenta, cuando los organismos de cooperación inician el asumir un compromiso: el de integrar las políticas culturales en las estrategias de desarrollo de la sociedad. Trataremos de presentar una lacónica cronología de esa tremenda intención de integrar el concepto cultura en sendos aspectos del desarrollo: el humano y los planes del mismo.
En el marco de la Conferencia General de la UNESCO, del año 1966, hace 55 años, se aprobaron los Principios de la Cooperación Cultural Internacional. En estos primeros pasos se reivindica que toda cultura posee dignidad y valor, los cuales deben ser respetados y preservados. Un acuerdo resulta excelente e histórico: Todo pueblo tiene el derecho y el deber de desarrollar su propia cultura, (UNESCO,1966). Esta consideración apunta, entre otros objetivos, a reconocer la soberanía cultural de cada pueblo, de cada comunidad étnica, de cada nación y país.
El tristemente célebre modelo del Take off, de despegar, comienza a analizarse, ciertamente, como una real y contundente amenaza potencial a la diversidad cultural y a la independencia política de los pueblos, particularmente de los llamados para entonces, países “subdesarrollados”. La antinomia modernidad/tradición entra al debate. Se trataba de una realidad histórica-social del capitalismo dependiente o de países que simplemente estaban por debajo del desarrollo. Imposible olvidar aquel presidente adeco proponiendo acabar con los palafitos para salir del subdesarrollo. El legado cultural de los pueblos originarios era el responsable del atraso y del subdesarrollo de las naciones periféricas. ¡Linda que les quedó la interpretación!
Proponer abogar por convertir a la cultura en un tema prioritario para la elaboración de las políticas públicas, significó convertir el asunto en proyecto de las agencias internacionales. De esa manera, a partir de 1970, la Conferencia Intergubernamental sobre los Aspectos Institucionales, Administrativos y Financieros de las Políticas Culturales, realizada en Venecia y organizada por la UNESCO, acordaría la noción de desarrollo cultural y de la dimensión cultural del desarrollo. De esa manera, se debatía, por vez primera, temas que implicaban relaciones entre cultura, políticas nacionales y sus consecuencias en el modelo de desarrollo. La gran y aguda interrogante sería: ¿Cómo podrían integrarse las políticas públicas culturales en las estrategias de desarrollo nacional? Hasta ese momento histórico la atención se había centrado en la educación y por primera vez se incorpora a la cultura. Resultaría interesante volver sobre aquella conferencia y ponderar su dimensión.
Luego, la Conferencia Intergubernamental sobre las Políticas Culturales en Europa, celebrada en Helsinki, la capital de Filadelfia, en el año 1972. El énfasis se tradujo en el papel de la cooperación y el intercambio cultural a escala regional. Las conclusiones fueron categóricas: el crecimiento económico origina desequilibrios que se expresan sobre todo en una inadaptación cada vez más creciente y mayor del hombre a su medio ambiente de vida. Resulta necesario el desarrollo de una sociedad que tienda al mejoramiento cualitativo de la calidad de vida, (UNESCO, 1972).
La Conferencia Intergubernamental sobre Políticas Culturales en Asia, celebrada en el año 1973, en Indonesia, propuso a los Estados participantes formular sus objetivos económicos y sociales en una perspectiva cultural más amplia. Resulta necesario reafirmar los valores que favorecen la edificación de una sociedad verdaderamente humana. Se ha afirmado que esta conferencia desarrolló los principios adoptados en Venecia y Helsinki. Sería interesante evaluar cuáles fueron los resultados, luego de 48 años de su formulación.
En el año 1975, se realizó la Conferencia Intergubernamental sobre Políticas Culturales en África. Accra, capital de Ghana, sería la ciudad de su realización. Accra está situada en la costa atlántica de África Occidental. Un aporte importante e histórico de esta conferencia es la ampliación de la noción de cultura más allá de las bellas artes y del patrimonio cultural. El enfoque de la cultura abarcó una visión más amplia del mundo, de las creencias, las tradiciones y especialmente del sistema de valores. En este contexto internacional se inaugura la concepción del patrimonio cultural inmaterial. Han transcurrido 46 años de aquel encuentro internacional. Quizás, África siga siendo el más grandioso enigma cultural del planeta.
Tres años después de África, en el 1970, en Bogotá, se realiza la Conferencia Intergubernamental sobre Políticas Culturales en América Latina. Un categórico planteamiento parece volver a surgir: vincular la cuestión del desarrollo cultural con la idea del mejoramiento global de la vida de los pueblos. En este contexto aparece otra categoría: la identidad cultural.
Más de una década después, exactamente, hace 12 años, la Conferencia Intergubernamental sobre Políticas Culturales, también llamada MONDIACULT, es celebrada en México, en el año 1982. En este coloquio se aprobaría la definición de cultura; se estableció el vínculo irrevocable e indefectible entre cultura y desarrollo. Se hizo el replanteamiento de desarrollo y nuevas visiones globales. Finalmente, se afirmaría, de manera categórica, que sólo puede asegurarse un desarrollo equilibrado mediante la integración de los factores culturales en las estrategias para alcanzarlo, (MONDIACULT,1982).
Los encuentros, coloquios y conferencias culturales de esa naturaleza internacional alcanzan el año 2006. Por ahora, comentamos estos primeros. Muchos colegas han publicado trabajos muy densos y de tremenda sistematización de tales conferencias y eventos de igual dimensión. Seguir la reflexión, el debate creativo, el recuento histórico, la apreciación crítica,constituyen caminos a emprender y continuar. Desarrollar el perfil de la investigación cultural con la entera militancia de ser Docente y Decente.