Campaña Libertadora de la Nueva Granada 25 de julio de 1819
En ella, el ejército al mando de Simón Bolívar, cerro arriba, historia adentro, pretendía cerrar el paso a las fuerzas de apoyo del jefe realista José María Barreiro, quien se dirigía a la ciudad de Bogotá.
Esta batalla resultó muy difícil para los hombres al mando de Bolívar, que estuvieron cerca de la derrota, ya que el ejército se encontraba agotado, sin logística, ni caballos ni mulas, tras el difícil ascenso al páramo de Pisba de 3.500 metros sobre el nivel del mar.
De todos los llaneros, solo llegaron al Pantano de Vargas aproximadamente la mitad; otra parte dejó su vida en el páramo.
En Gámeza las mujeres, al ver a estos hombres prácticamente desnudos, y con el fin de ayudarlos, se quitaron sus enaguas y se las entregaron a ellos para que se abrigaran y así pelearan (Caso inédito)
El ejército patriota siguió su camino. Por otro lado, Barreiro, posicionándose en la casa de las seis ventanas, exclamó: “Ni Dios, ni nadie me quitará esta victoria”
Mientras tanto el libertador y su ejército llegaron a sector de “Pantano de Vargas”.
Simón Bolívar se ubicó, donde hoy es el “cerro de Bolívar”, dedicó un momento de oración a la virgen del Rosario en Tutazá-Boyacá.
La legión británica al mando del coronel James Rooke, y la oportuna carga de caballería de los catorce lanceros del coronel Juan José Rondón, cambió la balanza en este combate.
Después de esto, las tropas realistas huyeron a los Molinos de Bonza en Paipa.
Gracias a ésta exitosa acción, el ejército libertador llegó a Tunja el 4 de agosto de 1819, y triunfar el 7 de agosto de 1819 en Boyacá.
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