Tengo la convicción de que las comunas son el proceso que nos conducirá al socialismo, que lo fue creando Chávez en su diario y creador hacer, que incluyó leyes, documentos y propuestas, discursos, “Aló, Presidente”, etc. Maduro ha continuado la reflexión y la acción. Él recibió orientaciones de Chávez y ha hecho un gran esfuerzo de meditación y comunicación con el pueblo, incluso, con el movimiento comunero. Me ha sido de mucha utilidad el trabajo, “Comuna El Maizal. Diez años de construcción comunal,” elaborado por Saúl Curto, María Eugenia Freitez y Mikel Moreno.
Está ubicada en los estados Lara y Portuguesa, en los municipios Simón Planas y Araure. Surgió en 2009 y el 05-03 cumplió 12 años de lucha. El Maizal se basa en “la autogestión, corresponsabilidad, cooperación, sustentabilidad, libertad, justicia social, solidaridad, equidad, transparencia, honestidad, igualdad, eficiencia y eficacia, contraloría social, rendición de cuentas, asociación abierta y voluntaria, gestión y participación democrática, formación y educación”. Su principal dirigente es Ángel Prado. El feminismo es parte esencial de la visión y las prácticas de la comuna y la relevancia que han ido adquiriendo las mujeres.
Además, El Maizal va definiendo su carácter agropecuario y la incorporación de las familias, que no se disuelven sino que se fortalecen y ratifican, fomentando “la agroecología, promoción de la visión sistémica de la producción agrícola, el desarrollo rural sostenible y la soberanía alimentaria”.
Cuando he visitado la comuna y he compartido con ellos, he sentido una sensación de futuro, de la posibilidad de una nueva sociedad que está ahí como una promesa. Que los citadinos no sabemos de lo que nos perdemos tan absorbidos por la gran ciudad, tan insensibilizados por el ruido, tan indiferenciado e impersonal, que diluye las presencias de tal manera que los rostros se disuelven y los espíritus se vuelven una confusión de voces, que más que perturbar se diluyen como creando un silencio sepulcral.
El Maizal es como una reunión de flores y de verdes, la reivindicación de una naturaleza plena de vida y de encantos, un florecimiento permanente de la existencia y un sentir profano y sagrado. Es un renacimiento de la esperanza cubierta de maíz y frutos que anuncian el porvenir, que plena las manos campesinas.