No sé canciones – quiero decir muy pocas – a lo sumo uno que otro fragmento, pero con “Dos gardenias” me ha sucedido algo emotivo: han pasado a formar parte de las texturas que conviven en nosotros desde los lejanos tiempos.
A Isolina Carrillo, la autora cubana de esa melodía, un día, una muchacha le regaló dos gardenias y nada más poseerlas entre las manos brotó el título de la melodía que se volvería universal.
“Dos gardenias para ti que tendrán todo el calor de un beso, de esos besos que te di y que jamás encontrarás en el calor de otro querer.”
El día que Isolina cruzó el sendero hacia la última fase de la vida en que se desliza cada estirpe humana, contaba 88 años de edad, poseía un agraciado pelo blanco y la mente, donde descansaban las letras de sus melodías, diáfana y dulcificada.
Había compuesto más de 300 canciones. Unos días antes de tomar camino definitivo al encuentro del alba donde los campos de Edén son poesía y trigo, especificó la razón de ese triunfo artístico que la hizo tan inmensamente famosa en cada rincón de América y España:
“Creo mucho – había expresado – en la suerte y la santería afrocubana, porque teniendo yo letrillas musicalmente buenas, como ‘Rumor de vida’ y ‘Viviré para amarte’ – por sólo citar dos – sin embargo no gozaron de la popularidad inmensa de “Dos Gardenias”. Es el destino extraño y misterioso de todo lo creado.
Permisiblemente a recuento del apego a esa flor sencilla que nos ofrece la naturaleza, y al primor de sus colores que van del blanco cremoso y el verde oscuro hacia un ambarino pálido, y que Isolina supo armonizar en armonía, hasta equiparar los denuedos emotivos de quien escucha la balada, a partir de instante que en los meandros del alma se hacen perceptibles.
A razón de la ternura hacia esa canción, la autora estará reposando al crepúsculo de cada día sobre el malecón de La Habana, mientras tatarea el certero do-re-mi-fa-sol-la-si, con cuyas notas creó una aureola de gardenias al más bello paseo marítimo del mundo – El Malecón – en una de las ciudades más hospitalarias y bucólicas del Caribe.