Las tensiones entre Pekín y Washington llevan existiendo medio siglo: China siempre ha mantenido que la democracia americana está llena de agujeros; Estados Unidos ha criticado los abusos de poder de Pekín en Hong Kong y Xinjiang. ¿Qué ha cambiado? Las formas. Ahora los escollos no se suavizan con protocolo, al contrario. Hace unos días, delegaciones de ambas potencias se reunieron en Alaska y fue un aperitivo de por dónde van a ir los tiros a partir de ahora. “Estados Unidos ya no está legitimado para hablarle a China desde una posición de fuerza”, espetó el consejero de Estado Yang Jiechi. Nada de esos giros poéticos que tanto les gustan a los chinos en sus intervenciones. Pekín se ha pasado a la asertividad.
Para los occidentales, en general incapaces de descodificar el lirismo chino, los reproches resultan ahora mucho más claros. Pero es importante ver que en los últimos años Pekín no solo ha cambiado el tono. Impugna todo el marco de análisis. El Partido Comunista calienta internet dentro de sus fronteras con voluntarios anónimos, famosos que difunden mensajes patrióticos y expatriados nacionalistas. Los diplomáticos chinos se sueltan cada vez más en redes como Twitter, censurado en su país.
El ambiente está muy caldeado. En Francia ha escandalizado la agresividad contra el investigador Antoine Bondaz, que defendió el viaje de un senador francés a Taiwán. Todo el mundo sabe que eso para Pekín es una línea roja porque no reconoce a la isla como Estado soberano. Pero a Bondaz no solo le han insultado trolls, sino también la embajada china, que le llamó ”petite frappe”, algo así como “mindundi”. La nueva línea es atacar sin complejos.
En respuesta a las sanciones coordinadas de la UE, EE UU, Canadá y el Reino Unido por los abusos contra la minoría uigur en Xinjiang, Pekín ha puesto a expertos europeos en la lista negra. Rifirrafes como estos ya los ha habido antes, y pasarán. Pero Pekín ha cambiado de estrategia. Ya no evita hablar de derechos humanos. Ahora insiste en mostrar que existe otro ángulo, otra forma de hacer las cosas. El canal en inglés de la CGTN, la televisión oficial china, emitió recientemente un debate titulado “Definir los derechos humanos en los diferentes sistemas políticos”. Fue un programa concebido para extranjeros. De hecho, invitaron a varios que defendían la postura china. Esto es, están sacando a muchas comunidades de la pobreza, incluidos los uigures en Xinjiang.
Para Pekín es clave subrayar que EE UU ya no representa el orden internacional y que ellos son la alternativa práctica. Su público no está en París, Estocolmo o Berlín. Piensen en todos los países, incluidos algunos en Europa, donde ese discurso es bienvenido.
@anafuentesf