No hizo falta un decreto playas del Vargas lucieron solas

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En el balneario de playa Ali Baba toldos y sillas quedaron fríos. Solo cinco familias provenientes de Caracas llegaron a la playa durante la jornada sabatina.

El Pitazo realizó un recorrido por las playas y balnearios de Caraballeda, Macuto, Urimare y Catia La Mar donde se observaron grupos familiares y parejas en los espacios tradicionalmente concurridos. Trabajadores playeros esperan que los bañistas se animen para este domingo 18.

La avenida Soublette, principal arteria vial del litoral central, lucía concurrida de vehículos durante la mañana de este sábado 17 de abril. Una congestión inusual, que hacía pensar que las playas y balnearios estarían llenos, como ocurrió en el pasado Carnaval y más tras el permiso concedido por el gobernador del estado Vargas, Jorge Luis García Carneiro, de abrir las costas para el disfrute durante los días sábado 17 y domingo 18 de abril.

Sin embargo el volumen de vehículos, no se tradujo en playas altamente visitadas, por lo menos no hasta la 1:00 p.m. de este sábado, cuando el equipo de El Pitazo recorrió las playas y balnearios de las parroquias Caraballeda, Macuto, Urimare y Catia La Mar, donde se observaron pequeños grupos familiares, parejas y grupos de jóvenes dispersos en los espacios. De hecho, la visita a cuentagotas, sorprendió a los propios trabajadores playeros.

“La visita ha estado bien floja. Ojala sea porque es primer día y la gente se anime a venir este domingo. Nosotros necesitamos trabajar, ganar dinero, llevar para la casa. Esa es una realidad. Pero también sabemos que lo del COVID está feo y por eso entendemos que no podemos aspirar el lleno de carnaval”, refería José Martínez, un trabajador playero en Camurí Chico, uno de los balnearios más concurridos de Vargas y que este sábado recibió a contados visitantes.

Lo reportado en Camurí Chico se repitió en playa Coral, Bahía de Los Niños, El Yate, Candilejas, Surfista y hasta en el Paseo de Macuto. Uno de los espacios más concurridos fue playa Los Cocos, donde niños llegaron con sus tablas para practicar surf, la mayoría vecinos de la zona.

“Vinimos con la condición de buscar una playa sin mucho alboroto y pues esta cumple con eso. La gente te juzga por venir a la playa, pero no ve que uno está cansado de estar encerrado y que los niños están como locos por querer salir”, refirió Angelina Guerra, vecina de La Vega, quien estaba en playa Alí Baba en Caraballeda.

En otras playas como Coral y en el propio Camurí Chico, los comerciantes playeros explicaban a quienes llegaban que el espacio solo trabajaría hasta las 3:00 p.m. y que estaba prohibido el uso de equipos de sonido y música escandalosa. “El gobernador García Carneiro nos dio este chance de trabajar, así que lo vamos a hacer de manera ordenada, para que vean que podemos operar sin ser un riesgo”, dijo Roberto Álvarez, desde su kiosco en una de las playas de Caraballeda.

A las tres de la tarde los propios trabajadores playeros comenzaron a desalojar a los bañistas en las playas monitoreadas por El Pitazo.

 

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