Maryclen Stelling: El país, un casino político

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En general, la ciudadanía  está sometida a un bombardeo constante de información, aun cuando,  de acuerdo a la coyuntura política, varia el grado de sesgo político en la construcción de la noticia. Vivimos en una suerte de campaña eterna que ha ido generando adictos y adictas más que a la política, a la información sesgada que favorece intencionalmente a uno u otro polo político.  Para evitar la disonancia cognitiva, raramente se contrastan fuentes de información,  con la consecuente prevalencia del sesgo político. Cualquier noticia debe corroborar el error o la derrota del otro. Suerte de juego patológico y adictivo, desde el ámbito político, social e informativo,  mediante el cual procuramos  la consistencia cognitiva en cada trinchera, sin importar el precio. Tal cual como la dependencia del juego, las drogas, el alcohol y tabaco se genera una patológica dependencia informativa. Sometimiento o rendición que  a su vez alimenta y fortalece la polarización,  legitimando  cualquier sesgo informativo y reafirmando nuestra posición en el espectro político.

Constatamos durante esta semana un tratamiento político informativo dual a hechos tales como la pandemia y “el debate político” sobre proceso el de  vacunación, tal como lo denunció Monseñor Moronta; la legitimidad de las parlamentarias; la crisis migratoria; los activos venezolanos de Pdvsa, el bloqueo,  la venta de petróleo y otras materias primas; los sucesos en la frontera con Colombia…

Estamos expuestos a un bombardeo constante.  Se satisfacen las necesidades político-informativas y además intencionalmente se exacerban las pasiones políticas. Se genera, “sin querer queriendo”, una adicción política a redes y medios que informen y confirmen la verdad política en la que se desea creer. Por su  accesibilidad y disponibilidad las 24 horas, de especial importancia el papel que juegan las redes sociales  Por allí, en perfecta alianza y sin cortapisas éticos circulan información, pasiones, ficciones, chismes…La política en tanto  ejercicio, espectáculo  y adicción.

Devenido el país en una suerte de casino político, solo resta exclamar  “¡Hagan sus apuestas Señoras y Señores!”

@maryclens

 

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