Santa Ana de Coro, patrimonio cultural de la humanidad, necesita de atención gubernamental en todos los sectores. La inflación en dólares y bolívares no tiene padrote o “protector”. Los pensionados del IVSS, deambulan por sus calles famélicas y enfermos, porque la pensión asignada es apenas 0,6 Dólares.
Los CLAP, impuesto por el gobierno de turno, gestionan y canalizan los pedidos de las bolsas de alimentación, las cuales llegan a las comunidades promediamente cada 2 meses. Ese comité local de abastecimiento y producción, es solo un nombre prosopopeyico, porque ni produce nada ni abastece oportunamente a la población. El menú es solo carbohidrato.
Los productos en su mayoría importados, no tienen fecha de vencimiento en el empaque, la mayoría vienen rotos y sellados con cintas adhesivas. Algunos paquetes vienen de color mohoso (hongos).
Los compatriotas de los CLAP, sugieren a los vecinos que no reclamen devoluciones porque después es peor; es decir los castigaran por tiempo indefinido con la ausencia de esta indignante bolsa o sugerido como también se le llama.
Esas bolsas de comida, con carencia de calidad y gestión, largo tiempo de espera, empaques remendados, falta de fecha de vencimiento, es interpretado como una ayuda humanitaria, ya que no resuelve el problema del hambre y la miseria en que ha devenido la sociedad venezolana en la última década.
A continuación ítems que recibe la comunidad a un precio referencial de 0,70 dólares
Urge revisar, la cadena de importación, comercialización, distribución y entrega de estos vitales insumos para la subsistencia y sancionar a los que por omisión o convicción están distorsionando la función para lo que fue creado el CLAP.
Coro continua sufriendo y esperando alimentos con los estándares internacionales en cuanto a sanidad y nutrición.
