1. Eduquemos para la igualdad de derechos Es necesario educar para la igualdad de derechos de las niñas y de las y los adolescentes. Así estaremos formando a las mujeres y hombres del mañana, con conciencia de género, con conocimiento de sus derechos y obligaciones, con un sentido crítico y participativo, con respeto por la diversidad sociocultural y por las diferencias. Esto puede ayudarnos a sentar algunas de las bases para la eliminación de la violencia contra las mujeres.
2. Desarrollemos procesos educativos, para la justicia. La inclusión y la equidad de género son fundamentales en la educación. De esta forma estaremos creando una plataforma sólida para la eliminación de la violencia contra las mujeres. Generemos experiencias educativas, priorizando el respeto por las diferencias y estaremos fortaleciendo una sociedad más sana y más justa, aportando acciones concretas en la vida cotidiana que nos encaminen hacia eliminación de la violencia contra las mujeres.
Pensemos en la experiencia de la justicia y la equidad en la experiencia educativa.
3. Incluyamos el enfoque de género en los Planes de Estudios de las Escuelas de Educación
Es necesario que en las diferentes menciones, asignaturas obligatorias y electivas, se incluyan las perspectivas de género. Estas experiencias deben ser concebidas en términos de igualdad y equidad para mujeres y hombres. Concebidos todos estos aspectos con lentes de género, podríamos procurar una mirada diferente del mundo, de nuestra participación en la sociedad y del ejercicio de la ciudadanía y estaríamos transformando la educación, restándole oportunidades a la cultura androcéntrica y patriarcal y aportando experiencias educativas con miras a la eliminación de la violencia contra las mujeres.
4. Tomemos conciencia de una vez por todas, sobre la importancia de la coeducación,
Coeducación no significa el mismo número de niñas y niños, de mujeres y hombres en un aula de clases, significa mucho más que esto, significa entre otras cosas, educar para la igualdad de derechos y deberes, para la equidad en las oportunidades y en la participación. Tomando conciencia de ello y ejerciéndolo, desde la educación inicial, hasta la educación superior, también contribuiremos con la eliminación de la violencia contra las mujeres.
Un niño y una niña pueden jugar a ser padres y aprender el significado de la corresponsabilidad desde temprana edad.
5. Construyamos estrategias innovadoras para la igualdad
Contribuyamos desde las diversas instancias e instituciones en las que trabajamos, en la educación formal e informal, académicas e institucionalizadas, en la educación popular y en todas las redes sociales, para incidir en el ejercicio cotidiano de la eliminación de la violencia contra las mujeres.
Esto significa el desarrollo de la ciudadanía, del respeto por las diferencias, la creación de alternativas creativas en los que todas las personas, niñas uy niños, mujeres y hombres, población sexo diversa, puedan verse reflejadas y sean respetadas y valoradas. Desarrollemos acciones concretas que rompan los estereotipos de género y la educación tradicional.
Concretemos acciones para la prevención de la violencia por razones de género, la valoración de los derechos humanos de mujeres y hombres. Así tratemos de insistir en una actitud crítica y proactiva al conocer cualquier situación de violencia contra las niñas y las mujeres.
6. Luchemos por la inclusión y la participación y permanencia de las niñas y las adolescentes en el sistema escolar,
Procuremos desarrollar alternativas para la inclusión y la permanencia de niñas y niños en el sistema escolar; así como, para un uso creativo y saludable del tiempo libre, para una puesta en común de intereses, creación y fortalecimiento de los proyectos de vida de las y los adolescentes y estaremos dando oportunidades de desarrollo y participación, probablemente, bajaremos las cifras de embarazos de niñas y adolescentes y en consecuencia, estaremos contribuyendo con la eliminación de la violencia contra las mujeres
Muchas niñas y adolescentes ven truncados sus sueños y sus estudios por un embarazo no deseado, producto en muchos casos de situaciones de maltratos y abuso sexual. Desde la experiencia educativa tenemos que combatir esta dura realidad y procurar mayor bienestar a las niñas y a las adolescentes.
7. Eduquemos para la promoción de una cultura de la paz.
Consideremos la participación de niñas, niños y adolescentes, fortaleciendo la inclusión social a todos los niveles, respetando los derechos de los sectores más vulnerados y visibilizando las acciones y los aportes de las mujeres; pero sin olvidar que además de tener derechos, también debemos cumplir deberes. De esta forma, con seguridad, aportaremos indicadores importantes para la erradicación de la violencia, particularmente para eliminar la violencia por razones de género y construiremos la paz.
8. Promover la cultura de la paz, no implica obviar los conflictos, ni la violencia simbolica
Educar, implica entre otros aspectos, actuar conociendo la trascendencia de los conflictos y trabajar en su resolución y en este contexto, el tema de las violencias contra las mujeres debe ser prioritario.
Es importante ir más allá de las palabras, pero pensando en ellas. Hay que desarrollar acciones concretas en este sentido, para transformar la realidad de las mujeres, las niñas y las adolescentes, sobre todo tomando en cuenta la existencia de una violencia simbólica, la que más daño hace en los conflictos cotidianos, la que trasciende en el tiempo y en el espacio y que es subvalorada frente a la violencia física. Esta violencia está basada justamente, en las palabras, en los procesos de comunicación y el pan qu cada día alimenta la vida de muchas mujeres y muchas niñas, es la violencia lingüística. Recordemos que las violencias contra las mujeres, no son solo golpes y que todas las mujeres y las niñas tienen el derecho a una vida libre de violencia.
9. Es importante el reconocimiento de las mujeres, de sí mismas y de otras mujeres
Construir una educación para la igualdad y promover la cultura de la paz, necesita también del reconocimiento de nosotras mismas y entre nosotras El reconocimiento de sí mismas y de otras mujeres, implica la puesta en común de nuestras subjetividades. Con el desarrollo de estas alternativas, no sólo estaremos fomentando la equidad y la solidaridad, sino que estaremos contribuyendo con la erradicación de la violencia hacia las mujeres y entre las mujeres, fortaleciendo una sociedad más justa y un mundo más equilibrado y diferente, sustentado en valores que promuevan el ejercicio y el desarrollo de prácticas para la construcción de la cultura de la paz.
Es una gran verdad: Juntas somos más fuertes…
10. Es necesaria la crear espacios para la convivencia y para mejorar las relaciones entre las mujeres y fortalecer el mundo en el que vivimos.
Significa que en los procesos educativos y en todas las experiencias de nuestra vida, las mujeres podamos crear espacios entre nosotras mismas, para la resiliencia, para la reflexión en torno a nuestra participación, el ejercicio del poder y la puesta en práctica de un verdadero espacio de sororidad. Con ello, nosotras también contribuiremos a la eliminación de la violencia contra las mujeres y entre las mujeres, contra las niñas y las adolescentes y aportaremos desde nuestra experiencia, elementos significativos a la promoción de la cultura de la paz.
Referencias Bibliográficas
Zerpa Albornoz, Isabel (2016) Decálogo Para Prevenir La Violencia Contra Las Mujeres Y Las Niñas. Revista Venezolana de Estudios de la Mujer. Volumen 21, No 47. Centro de Estudios de la Mujer, CEM UCV. Caracas, Universidad Central de Venezuela.