Cada 1 de mayo se celebra el Día Internacional de los Trabajadores en honor a los mártires de Chicago, un grupo de obreros que fueron ejecutados a finales del siglo XIX, por iniciar huelgas que buscaban mejorar las condiciones laborales y reducir a 8 las horas de trabajo. Su esfuerzo y sacrificio han servido de inspiración para que personas de todo el mundo exijan mejoras laborales sustanciales. Gracias al movimiento obrero, organizado y unificado, se entiende hoy la necesidad de garantizar un correcto ambiente laboral y la dignificación del trabajo mediante salarios acordes al esfuerzo.
Resultan lamentables las pésimas condiciones laborales que atraviesa el trabajador venezolano día tras día. Durante estas últimas dos décadas, los venezolanos han sufrido el aumento progresivo de la inflación y han visto cómo se diluye su dinero mensual y sus ahorros. El salario mínimo es menor a 1 dólar y no sirve para cubrir la canasta básica. Los venezolanos se rebuscan con varios empleos, recurriendo la mayoría de las veces al sector informal de la economía, para así poder sobrevivir. La cruda realidad es que los salarios en Venezuela son de hambre. ¿Cómo puede vivir un pensionado con este sueldo de miseria?
Según los datos recolectados en la ENCOVI (2019-2020), Venezuela tiene el salario más bajo de la región y el mayor índice de pobreza, por encima de Haití y los países centroamericanos. El 96% de los venezolanos son pobres y el 79% de ellos, vive en pobreza extrema. El modelo corrupto del régimen asfixió a los venezolanos e incrementó la brecha de la desigualdad. La tragedia en nuestro país solo es equiparable al continente africano.
Los trabajadores venezolanos merecen unas buenas condiciones laborales, con salarios e ingresos que les permitan vivir bien y cubrir sus necesidades, para ellos y sus familias. No solo hablamos de pagar la canasta básica, también es vital contar con capacidad de ahorro y de recreación. Los venezolanos exigimos que haya un ambiente donde los salarios dignifiquen todo el esfuerzo que conlleva la jornada laboral. Ya basta del hambre, de la miseria, la pobreza, de hacer malabares para rendir los bolívares y que aún así no alcance el dinero.
Nos urge un cambio de modelo. Es imperativo llegar a acuerdos que nos permitan recuperar la democracia para así reconstruir el país y evitar que tantos sigan viviendo en estas condiciones. Con una democracia sólida y el apego al Estado de Derecho, las instituciones públicas funcionarán en beneficio de los venezolanos. Este es el camino para que la economía se desarrolle, los salarios sean dignos y rindan, haya servicios de calidad en todo el país. Necesitamos hacer de Venezuela un territorio de justicia y progreso social para todos.