El presidente de la Red por la Defensa al Trabajo, la Propiedad y la Constitución, Vicente Brito explicó la conexión entre la caída del producto interno bruto, que sobrepasa el 70% en el período 2014 – 2020, y el aumento de los niveles de pobreza, desempleo, hiperinflación y bajo consumo calórico.
«Para un 80% de las familias venezolanas, que reciben sus ingresos en bolívares, estos no les permiten adquirir la canasta alimentaria. El restante 20% puede adquirir buena parte o el total de la canasta alimentaria. Son los que reciben un salario parcial o total en dólares, así como los que perciben ingresos por remesas de sus familiares del exterior. Adicionalmente la clase media ha sido la más afectada al observarse cómo paso de conformar más de la mitad de las familias a incluir solo a un 20% de ellas».
Por el lado del consumo familiar, la disminución, sobre todo en los últimos cuatro años, es preocupante, dice Brito. «SE conoce una reducción de hasta 50% en el consumo de productos esenciales como: carne, pollos, huevos, queso, embutidos, pescado, margarinas y aceites. El aumento de los precios va de manera paralela a la caída del consumo, asociada además a la fluctuación del dólar pues buena parte de estos productos son importados».
Como consecuencia de la disminución del consumo se han cerrado empresas y otras han disminuido su producción, agregó Brito. «Todos los sectores han han reducido sus actividades económicas hasta en un 80% con relación al año 1998. Su efecto en el empleo es evidente y que se refleja en que el desempleo en Venezuela, de un 60%, es el más alto del mundo según cifras recientes del FMI. Y buena parte de los desempleados se dedican a la actividad informal».
La única manera de mejorar los índices sociales, finaliza Brito, es aumento el PIB y esto solo se puede lograr «en la medida que se tomen decisiones que conduzcan a la recuperación económica de la nación».