El 14 de mayo de 1771, en Newtown, Gales, en pleno albor de la Revolución Industrial, nació Owen, hombre con concepto y direccionalidad, pensamiento y acción, mente en su propia utopía y pies en las industrias nacientes. Owen se inscribió en la concepción de las utopías como “proyectos imaginarios pero realizable de una sociedad alternativa” como las definía mi buen profesor Henri Desroche: escribió sobre la suya y la puso en marcha como emprendedor e innovador en las empresas y en sistemas sociales
La Inglaterra de entonces paría capitalismo en medio de cierta turbulencia religiosa con claro dominio calvinista y puritano de su sociedad. Al mismo tiempo que las novedosas técnicas excluían oleajes de humanos de los procesos productivos; humanos que debían buscar salidas apropiadas a sus problemas o fallecer de mengua, los defensores de ese capitalismo con Adam Smith a la cabeza, le dieron marco teórico al sistema naciente postulando la supremacía del capital sobre el trabajo y al mercado como termómetro – regulador de los actores en pugna.
Esos defensores consideraron que el capitalismo poseería un sistema auto – generador de soluciones a los problemas que originaría, que los empresarios imbuidos de una intensa religiosidad solventarían esas secuelas concediendo importancia a sus ganancias para, una vez cubiertas sus necesidades, revertir el capital no necesario mediante una distribución justa a favor de los excluidos que incentivaría el consumo, gracias a una “administración de lo acumulado”. La realidad mostró lo contrario, la acumulación llamó a mayor acumulación y se ignoró el alto residuo de excluidos inmersos en una iniquidad objetiva: desempleo, pobreza, y hambre de un capitalismo que escapó de sus impulsores; a la larga los estados intervinieron en la economía.
En ese panorama empresarial, resumiendo, Owen, dirigió una fábrica de tejidos y fue responsable de la filial textil escocesa New Lanark, en la que introdujo innovaciones sociales en cuanto a higiene y reducción de horas de trabajo, destacando por no emplear menores de 12 años y por sus innovaciones en lo educativo con una guardería y cursos nocturnos para los trabajadores bajo el precepto de la educación como herramienta de justicia, igualdad, y disminución de la delincuencia. Sus experimentos fueron referencia para otros trabajadores por lo que sus “socios benefactores” con supuesta condición filantrópica, lo destituyeron como directivo.
Como innovador en sistemas sociales fue pionero en construir en pequeño la sociedad pensada en grande. En 1825, alejado de lo empresarial perfiló su utopía y con sus recursos se trasladó a Indiana, USA, en la idea de constituir comunidades autónomas de entre 500 y 2000 trabajadores y emprendió la construcción de la comunidad New Harmony, fracasando tres años después.
Regresando a Inglaterra y en la idea de apoyar la formación de cooperativas crea la Asociación Británica para la Promoción de la Ciencia Cooperativa (1829) y la Bolsa Nacional de Cambio Equitativo del Trabajo en la que las cooperativas venderían sus productos recibiendo a cambio labour notes o billetes de trabajo como sustitutos del dinero. Tres años después existían unas 500 cooperativas vinculadas a organizaciones obreras. Su labor inspiraría la experiencia de Rochdale (1844), cooperativa de consumo, primera en distribuir entre sus asociados los excedentes generados por la actividad y en sistematizar su manera de funcionar dando origen a los Principios Cooperativos.
Finalmente, resumiendo también, centró su labor en lo sindical impulsando la Grand National Consolidated Trade Union (1833), primera central sindical de ámbito nacional y aportaría a las reformas democráticas en el sistema político participando en el Movimiento de los Cartistas (1838 – 1848) que deseaba superar las simples mejoras laborales por la toma del poder político como vía para adecuar las leyes a sus intereses de clase. Owen falleció el 17 de noviembre de 1858 a los 87 años, ya tenía sitial de honor entre los fundadores del socialismo utópico.
Si bien, en cuanto al cooperativismo y en paralelo con él, en la Europa irradiada por la Revolución Industrial, los excluidos junto a otros sectores desarrollaron el interesante universo de la Economía Social: asociaciones, mutuales y cooperativas, y hubo otros importantes actores que impulsaron el cooperativismo, fue él quien sentó los precedentes de la integración cooperativa internacional con su propuesta de la Asociación de Todas las Clases de Todas las Naciones en la que se inspiraron los organizadores del Congreso de Cooperativas Inglesas (Plymouth, 1886), los de la Asociación de Amigos de la Cooperación de Producción (Londres, 1892)
También inspiró a quienes el 19 de agosto de 1895 constituyeron la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), organismo cúpula de integración del actual cooperativismo mundial. Hoy, según la ACI, los 3 millones de cooperativas del planeta representan no menos del 12 % de la humanidad, dan empleo u oportunidades de trabajo a 280 millones de personas, y las 300 más grandes generan 2,14 billones de dólares, más que el PIB de numerosos países, como empresas basadas en valores y no en ganancias, trabajando juntas para construir un mundo mejor.
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