Mah Lahdih Nan: La política marroquí ha quedado al descubierto

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Cuando el caótico expresidente de EE.UU. Donald Trump por recomendaciones  de su yerno Jared Kushner emitió el tuit en el que reconocía la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara, seguramente ignoraba que ese acto a todas luces ilegal y sin ninguna validez que se ajuste al derecho internacional ni a la legalidad promulgada por las Naciones Unidas, iba a provocar la mayor crisis migratoria de la historia en los enclaves españoles de África, Ceuta y Melilla.

La monarquía feudal marroquí, un estado peculiar, erróneamente homologado por los países occidentales como una democracia, como consecuencia de su privilegiada posición geográfica a las puertas del mundo rico y que ha sabido utilizar su ubicación como arma de extorsión y chantaje para sacar réditos y ventajas, durante más de 40 años y que le ha funcionado a la perfección.

La Decisión de Trump y Jared, ideada e impulsada por el Estado sionista de Israel, cegó y confundió al caprichoso régimen marroquí, acostumbrado a obtener beneficios, por las buenas o por las malas, de todas sus acciones. Sin embargo, en esta ocasión confluyeron varios factores que desbarataron su poco elaborado plan.

En primer lugar no cayeron en la cuenta de que la operación “Relaciones con Israel a cambio de reconocimiento de la soberanía sobre el Sáhara” era una operación que se hacía única y exclusivamente en beneficio del Estado de Israel. Marruecos sólo ganaría el descrédito interno y el de los pueblos árabes, porque la supuesta victoria diplomática era pírrica y efímera, ya que Estados Unidos por sí solo no es un agente válido que unilateralmente pueda repartir la soberanía de los territorios. Algo que solo concierne a la voluntad de los pueblos y se autentifica a través de los organismos internacionales competentes. Por lo que el presunto reconocimiento es en realidad papel mojado sin ninguna validez ni legitimidad. Otro de los factores esenciales que influyó en el fracaso de esta nueva y agresiva política del chantaje fue la elección de Alemania como posible víctima, donde los cálculos del Majzen fallaron estrepitosamente al no contar con la nula tradición alemana de someterse a ese tipo de prácticas típicas de los países árabes y latinos. La firme posición de Alemania animó e incentivo a  España, país históricamente muy sometido a esa política del chantaje, a rebelarse y adoptar también posiciones de rechazo a ese tipo de praxis de otras épocas.

Cuando el Majzen se percató de la envergadura de la trampa tendida por Trump a Mohamed VI, como venganza por los 20 millones de dólares del fosfato saharaui que este donó a la campaña presidencial de Hilary Clinton y al ver que ningún país del mundo secundaba dicha operación, entonces el Majzen comenzó a dar palos de ciego, problemas con Mauritania que casi provocan un enfrentamiento entre los dos países, agresiones redobladas a la vecina Argelia, suspensión de relaciones con la embajada alemana, que después la redondearon con la llamada a consultas de su embajadora en Alemania, amenazas a España que incluyeron la primera oleada de inmigrantes a Canarias, varios comunicados contra Alemania y España, para acabar con la obra de teatro del siglo,  la invasión de Ceuta y por consiguiente el enfrentamiento con los 27 países miembros de la Unión Europea. Ningún país del mundo ha cosechado tantos enfrentamientos, roces, guerras y conflictos con tantos países en tan poco tiempo. Marruecos hoy está enfrentado a todos los países vecinos.

El Majzen al no recibir, como esperaba, ningún apoyo a la decisión de Trump, sufrió un shock traumático que le provocó una enajenación que lo ha instalado en un estado de enfrentamientos con todo y con todos, situación que lo ha llevado de forma inconcebible a montar la invasión al enclave español. Marruecos quiso tomar a España y a Europa por tontos, simuló una crisis migratoria cuando todo el mundo sabe que la avalancha fue ideada, orquestada y organizada de forma premeditada, en los despachos del Majzen. Se avisó a la policía para que se retirará de sus puestos e incluso para que facilitara y colaborara en la salida de la gente (las imágenes no mienten),  se pasaron los avisos pertinentes, se facilitó el transporte gratuito desde varias localidades de Marruecos e incluso se pusieron autobuses en las puertas de algunos colegios  y se  intentó a contracorriente localizar y trasladar a los  pocos inmigrantes subsaharianos que se encuentran en territorio marroquí. Todo un montaje mal planificado y peor justificado. El infame ministro de exteriores Marroquí Bourita, en una exhibición de mezcla de humor negro y mofa, justificó la invasión alegando que los policías marroquíes estaban muy cansados por el Ramadán

Desde que se desató la avalancha, los perdidos, despistados y poco objetivos medios de desinformación, tertulianos y analistas españoles, andan chapoteando en falsas excusas  y pretextos, buscando razones  y  motivos de esta invasión e intentando justificarla,  así como señalar al culpable de la misma. Pero su desconocimiento de una realidad tan cercana es tan palmario que hasta da vergüenza ajena. No atinan en nada, su información y sus análisis son una sopa de tópicos y medias verdades donde predominan la falta de ética, el insulto gratuito y la difamación.  De aquí surgen ideas tan extravagantes y estúpidas como que la culpa es del tuit de Pablo Iglesias o de  la acogida humanitaria del presidente de la RASD, al que han vilipendiado sin contemplación con una absoluta desconsideración y desconocimiento, haciendo caso a la propaganda de un régimen feudal sin escrúpulos ni humanidad.

Las motivaciones y los intereses que guían a estos analistas y tertulianos no les dejan ver que la única razón que llevó al Majzen marroquí a cometer la imprudencia  de lanzar al agua a miles y miles de inocentes, es su desesperación y angustia, al no contar con el apoyo de nadie para anexarse definitivamente lo que es su obsesión y su ensoñación, el Sáhara Occidental, que por otro lado tampoco le hubiese servido de nada que se hubiesen sumado a la iniciativa de Trump otros países, al no ser ese el camino legal y reconocido para solucionar los asuntos de descolonización.

Como reza el refrán “no hay mal que por bien no venga”, esta deriva enloquecida en la que se ha embarcado el Majzen marroquí, desde finales del año pasado ha contribuido a abrir los ojos a España y a Europa sobre la política del chantaje y la coacción que utiliza Marruecos. Ahora desde el Gobierno español y desde la Comisión Europea ya hablan claramente del chantaje marroquí, algo que era impensable hace muy poco. Tanto la ministra de Defensa de España Margarita Robles como el Comisario Europeo Margaritis  Schinas,  han hablado alto y claro y ambos utilizaron la palabra chantaje, para calificar lo sucedido en Ceuta. Lo que marcará un antes y un después en la política europea con respecto al régimen Marroquí.

Ahora bien, Europa no puede permitir que el país que más ayudas europeas de cooperación recibe someta a uno de sus miembros a un acoso permanente, que dura más de 40 años. Europa debe atajar este tipo de actos llamando al orden y con seriedad al caprichoso Reino de Marruecos y obligarlo a cumplir un mínimo de modales de buena vecindad, y si esto no es posible recurrir a sanciones económicas efectivas, esto se debe hacer sin ambages y sin divisiones; la actuación de países como Francia debe enmarcarse en clave Europea.

Europa tampoco puede permitir en sus fronteras prácticas salvajes e inhumanas propias  de otros tiempos y otras épocas, como el uso de niños y población desesperada en este plan urdido con fines claramente de coacción política. El mundo ha quedado estupefacto por las imágenes de niños y bebés lanzándose al agua.

Deben ser también inadmisibles para los europeos las amenazas vertidas por varios ministros del Majzen y la embajadora marroquí en Madrid hacia un estado democrático y soberano como España

Es importante también que Europa, y especialmente España y Alemania que son las víctimas elegidas para la fechoría del Majzen marroquí, le dejen muy claro que la cuestión del Sáhara Occidental no se va solucionar aunque Europa entera reconozca a Marruecos su soberanía sobre ese territorio y  que no existen atajos en el derecho internacional. Deben hacerle comprender que ha de  asumir, y cuanto antes lo haga mejor, que es un litigio de descolonización inconclusa recogido en las resoluciones de la ONU y en las sentencias de la justicia internacional y como tal tiene sus canales y su legalidad contemplada en el derecho internacional. Que cualquier solución  por muy política y por muy consensuada que sea, si no pasa por consultar la voluntad del pueblo del Sáhara Occidental será un apaño que no traerá  nunca jamás la paz, ni a  Marruecos, ni a toda la región.

 

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