Después de la Primera Guerra Mundial, el imperio británico, sin legalidad alguna, estableció un mandato sobre la tierra Palestina, que se mantuvo hasta 1947. Deciden retirarse contando con que el sionismo israelí, tomará el control de ese territorio tras el objetivo de la creación del “Gran Israel”, garantizando los intereses del capital financiero.
Parte de la política sionista es mantener acoso y hostigamiento permanente sobre el pueblo palestino. Es decir, ningún territorio les pertenece, en ningún lugar pueden sentirse seguros, que tienen una casa para vivir, una biblioteca, una escuela… En cualquier momento puede ser destruida, bombardeada. En Jerusalén Este hay familiasque tienen más de 70 años viviendo ahí, ¿Cómo hacer para desalojarlas sin que hagan resistencia, incluso hasta la muerte? Cuando los colonos judíos extremistas que amenazaban con la consigna “muerte a los árabes” y luego una violenta respuesta policial frente a las dramáticas oraciones palestinas en la mezquita Al-Aqsa y su vecindario, el tercer santuario más sagrado del Islam. ¿Cómo evitar que ante tal acoso e irrespeto, Hamás responda utilizando cohetes caseros desde Gaza contra Israel?
Los palestinos viven un hostigamiento permanente: logran sembrar, pero cuando la cosecha puede ser recogida, puede ser destruida, dañada o algo por el estilo. Las fuentes de agua son interrumpidas. El objetivo es frustrar, impedir, eso que podríamos llamar vida cotidiana, algo parecido a la la sensación de libertad. Por ejemplo, en medio de las circunstancias difíciles, organizas una biblioteca. Pero, en los recientes bombardeos fue destruida la biblioteca de Gaza.
Los niños y adolescentes deben estudiar, formarse como seres humanos, como ciudadanos y simultáneamente, prepararse para la guerra y vivirla. Esa es la vida cotidiana. El 14 de mayo de mayo de 1948 Inglaterra se retira. Ese mismo día, Israel declara la independencia. El 15 de mayo el ejército israelí se lanza a la expulsión masiva de palestinos. Es el día de Al Nakba, la gran catástrofe. No tengo noticias de que exista otra población que viva así el día a día a través de décadas. Sin embargo, resisten con dignidad, patriotismo y heroísmo. La llamada “comunidad internacional” no puede seguir apadrinando, de hecho, estos crímenes horrendos. ¡Basta!