El martes 25 de mayo 2021 Nicolás Maduro anunció que para el mes de septiembre mas del 70% de los venezolanos estarían vacunados contra el virus porque en octubre comenzarían las clases presenciales escolares en todo el país, y al mismo tiempo anunció el arribo al país de un millón 300 mil vacunas chinas pero sin identificar a que laboratorios pertenecen. Sin embargo, la Federación Médica Venezolana y la Academia Nacional de Ciencias han alertado que al país entraron miles de vacunas provenientes de laboratorios chinos y cubanos que no han sido aprobadas todavía por la Organización Mundial de la Salud ni por la Organización Panamericana de la Salud.
En ese sentido, y de ser cierto que esas vacunas han entrado al país entre gallos y medianoche burlando la opinión de la gente que sabe de eso, sería sumamente grave y peligroso que el régimen madurista armara un plan de vacunación con esas vacunas no autorizadas porque eso significaría que los venezolanos pudieran ser utilizados como ratones de laboratorios para ensayar y comprobar si la vacuna es efectiva o no, pero sin la autorización de quienes serían vacunados contra el virus chino, lo cual pudiera desatar una cadena de complicaciones sanitarias en perjuicio de los venezolanos. En ese mismo orden pudiéramos preguntar ¿Qué buscaría Maduro exactamente con ese plan? ¿Acaso usar a venezolanos como ratones de laboratorios o un plan de exterminio masivo en la población de tercera edad y personas con enfermedades crónicas? Las respuestas las tienen Maduro y sus colaboradores.
En ese mismo sentido cuando Maduro afirma que para septiembre mas del 70% estaría vacunada, cuando en realidad solo han llegado al país un poco igual a 800 mil vacunas que solo representan solución para 400 mil personas, no entendemos cómo es que en apenas cuatro meses que faltan para septiembre, pudieran no solo llegar los 50 millones o 60 millones de vacunas que se necesitan para toda la población venezolana, sino cual sería el método a seguir para cumplir ese objetivo que plantea Nicolás Maduro faraónicamente, sobre todo, cuando no solo para esta crisis del virus chino sino para el problema sanitario en general, el régimen chavo-madurista han practicado un alto desprecio contra los trabajadores de la salud venezolanos.
También hay que precisar que Nicolás Maduro le otorgó un vetó sin ninguna prueba científica a la vacuna Astrazaneca creada por laboratorios de Inglaterra y aprobada por la OMS, correspondiente a un cupo otorgado por la OPS mediante el convenio Covax y que ya la mitad del dinero fue cancelado con recursos provenientes de la corrupción que han sido decomisados en el exterior y que maneja la Asamblea Nacional electa el 6 de diciembre de 2015. Tampoco la gente logra entender como es que habiendo vacunas aprobadas por la OMS y OPS, como la Pfizer y moderna, aplicadas con éxitos en muchos países del mundo, Maduro insiste en utilizar vacunas no autorizadas por los organismos internacionales que saben de la materia, pero sobre todo, se niega a escuchar las alertas de nuestros científicos en el país.
En ese sentido, si cruzamos las cifras que hasta los momentos ha suministrado el régimen madurista sobre la vacunación en el país, con la aportada por la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud sobre Venezuela, se puede observar una diferencia grande entre esas cifras. Por lo tanto, viéndolo objetivamente y sin que tengamos la verdad en las manos pero si los recuerdos de cómo han sido las cacareadas y anuncios en cadena de radio y televisión durante estos 22 años de peste roja, nos obliga a pensar que esa vacunación masiva que estaría lista en septiembre de este año es una mentira más para la larga lista.
Ahora bien. En vista del grave peligro que representa no solo el virus como tal y que no hay dudas que fue creado con fines de exterminios masivos en un laboratorio chino, también el posible plan masivo de vacunación con vacunas no autorizadas por los organismos internacionales competentes, los venezolanos no solo debemos negarnos a servir de ratones de laboratorios, sino que debemos crear un fuerte movimiento nacional e internacional para rechazar el experimento que busca aplicar Maduro y exigiendo que la inmunización sea con vacunas autorizadas por la OMS y que han sido aplicadas en el mundo. Hay que decirle no al experimento.
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