Ilegitimo: “Que carece de legitimidad o de validez para el desempeño de un cargo” así define el diccionario de la Real Academia Española la carencia de sustento en el derecho para el ejercicio de un cargo, así pues la ilegitimidad, la de derecho o de origen se desprende del abordaje violento, caprichoso y hasta ominoso y condenable en el ejercicio del poder, generalmente este ejercicio violento del poder viene agravado con el desprecio hacia las formas institucionales mínimas, además de un atropello constante contra los derechos de índole natural inherentes a la persona.
En Venezuela, el ejercicio del poder se encuentra además afectado por la absoluta imposibilidad de producir estabilidad, un nivel inicial para construir bienestar en la sociedad, esa imposibilidad exprofesa y alevosa por generar situaciones indeseables y absolutamente incompatibles con la vida, esta situación innominada absolutamente anormal, produce niveles de adormecimiento e hipnosis colectiva que terminan por instrumentalizar el control sobre la sociedad.
Una vez controlada la sociedad se puede allanar el camino hacia el ejercicio ilegitimo del poder, llegando a constituirse la ilegitimidad por ejercicio o desempeño, este gradiente de incompetencia insisto alevosa y premeditada es aplicada sin ambages por la actual coalición en el poder y la mayor demostración de esta inhabilidad para ejercer la demuestra la sideral e inmensa crisis económica en la cual nos ha sumido el chavismo a todos los venezolanos, no existe ninguna familia en Venezuela a la cual esta heredad que secuestró el poder no le haya estropeado la vida, desde familias separadas por el éxodo desordenado y doloroso, hasta victimas reales de la crueldad hecha ejercicio político.
Las derivaciones desde la economía no solo le confieren un indicador o cálculo a esta hecatombe, cuya complejidad imposibilita la posibilidad predictiva para estimar las consecuencias en el largo plazo, de los derroteros de esta catástrofe nacional, que cada vez pesa más y que le impelen a los cálculos econométricos una necesaria comprensión de los efectos destructivos en los terrenos humanos, ciudadanos y colectivos, la presencia del daño antropológico es un daño tácito que amenaza la capacidad de rehacer al país.
La ilegitimidad en el ejercicio es la consecuencia no de una regresión dictatorial, sino de una dictadura conducida por un tirano, que además es necio en el ejercicio del poder, necedad sustentada desde la propensión por hacerlo todo mal de manera premeditada, en medio del horror y burlándose de la necesidad del desamparado, del grueso de una población defenestrada a la miseria y al hambre, al agobio y a la incertidumbre. Quizás sea la incapacidad de poder tener certeza de nuestro futuro lo que nos produzca mayor sufrimiento, la cotidianidad se troca en un ejercicio de salvar obstáculos cada vez más complejos y es allí en dónde reside la entropía, el desorden y por ende la ilegitimidad en el ejercicio del poder.
El primer logro de la ilegitima necedad en el poder fue establecer un oxímoron entre el discurso, pervertido e infecto desde el punto de vista dialógico y los resultados en materia de la conducción eficiente de la economía, un régimen con un obrero a la cabeza que sea incapaz de producir bienestar y estabilidad laboral y además se abrogue el fracaso de haber destruido a la moneda y al salario, son la confirmación veritativa de la imposibilidad para detentar algún vestigio de legitimidad de ejercicio.
Sumieron al país en una horrida hiperinflación sacada de los más inverosímiles relatos de la tozudez en la eclosión de estos fenómenos, no solo demuestra negligencia sino perversidad, maldad y sorna hacia las penurias de una sociedad encarcelada y secuestrada, cohonestar esta andanada de errores hechos acto de gobierno, supone una complicidad absolutamente incompatible con las formas de la decencia y la moralidad, no existe coima, cuota o interés pecuniario que pueda justificar la proxémica con esta calamidad nacional y continental, la necedad en el mal es una suerte de hiedra que trepa desde la urdimbre del clientelismo político y atrapa a la sociedad, así el chavismo es una suerte de patología que termina por arrasar hacia la impúdica indecencia a toda una sociedad, logrando que el conglomerado pueda hacer potable y aceptable toda suerte de tropelías.
La ilegitimidad en el ejercicio no puede solo advertirse como una mera improvisación, es una realidad que se explana en el deseo por controlar a la sociedad, una pulsión visceral por aplastar cualquier vestigio de institucionalidad, de moral y de decencia, el imperio de un discurso único, pobre y procaz, que además sea limitado y acotado en términos de sana argumentación. La necedad en el mal puede llevar a un sujeto formado y preparado a cometer actos absolutamente censurables, es más, los altos jerarcas de este régimen han manifestado sin ningún pudor, que la revolución es una venganza personal, una manifestación caustica y corrosiva del ejercicio perverso desde el poder.
Tenemos finalmente que poner fin a tanta maldad, imponer una ruta y hacer reaccionar a la sociedad, activar el referéndum revocatorio de un mandato ilegitimo de derecho y de ejercicio no es una idea peregrina, nos llevaría a rescatar la acción y no la simple reacción, culminar por la vía de una gran consulta nacional con toda esta ilegitimidad que ha arruinado a todo un país, es la necesaria acción a tomar. En estas líneas que intentan hacer docencia para, por y con la libertad se hace entrega de esta alternativa, la cual considero que validaría las subsecuentes vías electorales para la renovación de cargos regionales y locales. Sólo un acuerdo que le permita a la sociedad expresar su voluntad soberana para decidir si quien secuestró el poder sigue allí haciendo el mal y pisoteando a un país entero o por el contrario, se logra poner fin a esta larga noche de terror y perversión. Actuemos pues en consecuencia.
“Prefiero una libertad peligrosa que una esclavitud tranquila”. Mariano Moreno.
Profesor de la Universidad de Carabobo