Si algo ha quedado en evidencia luego de los enfrentamientos entre las fuerzas militares del régimen chavista y el grupo disidente de la FARC dirigido por alias Gentil Duarte en el estado Apure es la profunda debilidad de las FANB chavistas. Y esto no es poca cosa si se entiende que en la ecuación de poder del chavismo las fuerzas armadas son un factor esencial. Sin fuerzas armadas que se impongan por la violencia sobre la población civil desarmada sencillamente no habría régimen chavista. Por eso lo que ocurra en lo interno de estas fuerzas armadas sin duda impacta la estructura misma del régimen.
El enfrentamiento militar entre las FANB y la FARC-Gentil Duarte es el resultado del apoyo del régimen chavista al otro grupo disidente de las FARC dirigido por Iván Márquez y Jesús Santrich (a quien se presume muerto) autodenominado la Nueva Marquetalia. Los dos grupos disidentes de las FARC ejercitan una lucha a muerte por el control del territorio en Venezuela donde se desarrollan numerosas actividades criminales que son el sustento financiero de estos grupos.
El régimen chavista, desde tiempos de Hugo Chávez, ha sido permisivo con las operaciones ilegales de estos y otros grupos guerrilleros en territorio venezolano. Esto no es nuevo. El enfrentamiento selectivo de las FANB contra uno de los grupos (el de Gentil Duarte) y no contra los otros respondería a la solicitud de ayuda de Marquez y Santrich al régimen chavista para tomar el control del territorio en Apure objetivo que no podrían lograr con sus propias fuerzas pero si con la ayuda de las fuerzas armadas chavistas.
Para el régimen chavista la alianza con la Nueva Marquetalia se justificaría en el marco de su estrategia geopolítica de neutralizar el papel del estado colombiano desde cuyo territorio se podría eventualmente desplegar una acción militar hacia Venezuela. Por la vía de entenderse en términos logísticos y operacionales con uno de los factores de perturbación del orden público interno en Colombia el chavismo apuesta por limitar la capacidad de acción de Colombia donde precisamente los Estados Unidos tienen bases militares.
El menú de opciones para hacer del régimen chavista un agente con influencia en la política colombiana, vía Nueva Marquetalia, van desde fomentar el caos interno hasta apostar por un desmembramiento del territorio colombiano con apoyo, por supuesto, del estado chavista. Este diseño geopolítico tiene sentido en la racionalidad del régimen chavista y es lo que adquiere dimensiones más concretas en la forma de operaciones militares ejecutadas por las FANB para ayudar a sus aliados político-militares (FARC de Márquez y Santrich) e intentar expulsar de la zona al otro grupo (FARC-Gentil Duarte).
Y es precisamente aquí cuando por primera vez en dos décadas las FANB chavistas se ven obligadas a participar en una guerra real. Una cosa es enfrentarse con grupos de muchachos armados con piedras y escudos de cartón. Derrotarlos, someterlos y neutralizarlos es un proceso expedito y eficiente que le garantiza al operador militar ascensos, medallas y condecoraciones. Otra cosa muy distinta es enfrentarse a un grupo guerrillero con experiencia, capacidad de fuego y conocimiento de la zona.
El precio que ha tenido que pagar el régimen chavista para asegurarse el control de las fuerzas armadas es sacrificar su profesionalismo. En lugar de ser una institución capaz de defender las fronteras frente a grupos guerrilleros, por ejemplo, las FANB han degenerado en un sofisticado ecosistema de corrupción donde se imponen los más chavistas y los más mediocres. La Academia Militar no está formando oficiales profesionales sino operadores políticos con armas y estos reciben como incentivo no solo las prebendas del régimen sino su participación en múltiples empresas criminales.
El resultado son varias generaciones de oficiales corruptos, mediocres e incompetentes en su calidad de militares. Tienen armas, uniformes, y medallas, pero son incapaces de operar un mortero o de ejecutar una operación básica de despliegue táctico. Este es el tipo de militares que fueron enviados a Apure desde Enero de 2021 para tratar de expulsar de la zona a la FARC-Gentil Duarte.
Y desde entonces ha sido una derrota tras otra. En sucesivos enfrentamientos militares, los cuales estaban ocurriendo casi a diario, las FANB chavistas perdieron efectivos y armas. Varias veces el grupo guerrillero hizo gala de su potencia enviando videos como testimonio de militares asesinados, otros capturados y lotes de armas confiscadas. El balance hoy es que el pequeño grupo irregular de la FARC-Gentil Duarte ha expulsado de la zona en conflicto en el estado Apure a las FANB chavistas. Este grupo guerrillero aún mantiene en su poder a los 8 oficiales capturados los cuales podría liberar una vez que se verifique que efectivamente las FANB han abandonado la zona cumpliendo un cese al fuego pactado en condiciones que por ahora se desconocen.
Aunque el Ministro de la Defensa Vladimir Padrino López trate de presentar estos eventos como una victoria, la realidad demuestra que uno de los soportes fundamentales del régimen chavista es profundamente débil en los escenarios de guerra. La FARC Gentil Duarte prácticamente puso de rodillas a la FANB chavista y esto no se puede calificar por menos que una debacle militar. Y tendremos que seguir con atención cómo esto impactará a las fuerzas armadas y al régimen mismo en el futuro.
@humbertotweets