Enrique Meléndez: A la torera, sin responsabilidad alguna

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La verdad es que Nicolás Maduro ha resultado un verdadero torero, en lo que se refiere a capotear los problemas del país, y dejar que pasen por un lado; mientras nos presenta una Venezuela maravilla, a propósito de esos mensajes a la nación, que lleva a cabo todos los días; algunas veces encadenado; el hecho cierto es que uno cae en uno de esos canales oficiales, y entonces ahí está el hombre en pantalla televisiva, detallando el nuevo plan de desarrollo que se va a comenzar a aplicar en los próximos días; Plan de Empleo Juvenil, pongamos por caso, y que esta vez sí tendrá éxito; puesto que su gobierno ya se ocupó de expulsar a los saboteadores, que tenía encima, obstaculizándole su gestión de mando.

Que por cierto hay una gran expectativa en torno al anuncio de un nuevo cono monetario, que estaría por hacer el gobierno y, en ese sentido, se habla de que esta vez comprendería la eliminación de hasta de seis ceros del valor del bolívar; el hecho es que en una forma solapada ya el gobierno había llevado a cabo esta medida con la emisión del billete de un millón y de 500 mil; cuya aparición, por lo demás, muestra la brecha inmensa que hay en nuestro esquema monetario, al haber en circulación un billete de diez mil bolívares que, por supuesto, nadie quiere; porque al final se ha vuelto basura, en comparación con ese billete de un millón de bolívares, y el que sólo circula a nivel del transporte público; una brecha que no deja de ser una aberración, tomando en cuenta las proporciones de diferencia de valor que representa un billete, con respecto al otro, y que demuestran que estamos ante una política económica peleada con la racionalidad.

Por supuesto, el origen de esta situación Nicolás Maduro no la ve; puesto que la alternativa que plantea, para la solución de esa aberración, es echarle más gasolina al fuego, si tomamos en cuenta que acaba de decretar un aumento de salarios; cuyo incremento representó un 300%; cuando en este país se llegó a celebrar como una conquista laboral en la época de la República civil un aumento de 20%, producto de las negociaciones que se llevaban a cabo en la famosa comisión tripartita; aparte de los bonos millonarios, que lanza a través del sistema del Carnet de la Patria, sin respaldo monetario alguno; que es lo que explica que el billete de 10 mil nadie lo quiere en esas busetas del transporte público; cuya tarifa mínima ahora se elevó, precisamente, a 500 mil bolívares.

Decía el maestro Héctor Malavé Mata que la inflación era un elemento subversivo muy inflamable en la marginalidad social; aun cuando hay que admitir que estamos ante una sociedad, que se volvió abúlica, mientras observa con asombro como ese torero; que es Nicolás Maduro capotea con mentiras esa dura realidad, que le toca vivir, y de allí el que haya suscitado los mil comentarios a través de las redes sociales, con motivo de la contratación de un artista, que le vino a cantar para uno de sus festejos de cumpleaños, y a quien le pagó sesenta mil dólares; sobre, todo porque ese salario mínimo, que elevó Nicolás a 7 millones de bolívares, no representa sino un poco más de dos dólares.

Durante la agonía de Hugo Chávez se consideraba que la persona que lo iba a sustituir no era el más afortunado de la partida; porque ya, de hecho, Chávez dejaba un país patas arriba. Uno de los logros que se anotó Betancourt, en aquel trienio que gobernó en la década de 1940, lo constituía el hecho, de que él había logrado desmantelar la antigua estructura de poder, que habían establecido en el país los andinos, una vez que llegan al poder. No se olvide que los andinos se habían hecho dueños de la economía; pues Venezuela dependía en ese momento de los ingresos, que provenían de la comercialización del café, y el que se producía en Los Andes, y a continuación se habían hecho dueños del país, a la cabeza de un aventurero de nombre Cipriano Castro, y que será sucedido por su compadre Juan Vicente Gómez, y quien sí no era un aventurero, como sí un hacendado, que sabía de cuentas, y de modo que fue él quien se encargó de estructurar ese Estado, a la manera de una hacienda, por una parte, y de allí el que permita la modernización de la administración pública, a la cabeza de un señor de nombre Román Cárdenas; cuando entonces se crear la Tesorería Nacional, y, por otra parte, a la manera prusiana; una cultura de la cual se consideraba admirador; sobre todo, desde el punto de vista marcial; un hombre de costumbres rudas, que era lo que se necesitaba en ese momento después de haber tenido un siglo de ira; como había sido ese encendido siglo XIX, y así que él se ocupó de limpiar al país de cuanto cacique local era conocido en el territorio, y todavía esa estructura de Estado gomecista se extiende hasta después de su muerte, y, como decía, no sería sino Betancourt el que desmonte ese aparato estatal; en una Venezuela cuya agricultura había evolucionado de agrícola a minera.

He allí lo que desmantela Chávez; ese Estado minero, y que lo hubiera podido modernizar; como trató de hacerlo Carlos Andrés Pérez, y su mente retrógrada no lo dejó, a propósito de su asonada militar, que obligó a echar para atrás aquel programa de ajuste; que bastante bien que lo explica Miguel Rodríguez, a través de unos audios; que llegan por las redes sociales; sobre todo, aquel Estado patrimonialista; caracterizado por ser monoproductor, y, en ese sentido, a vivir de una renta, y que fue lo que llegó a convertir a Pdvsa en una suerte de Estado dentro del Estado, aunque ya ese es otro tema, el hecho cierto es que, en su lugar, Chávez lo que nos dejó fue un Estado en el último nivel de la barbarie y, en ese sentido, como decíamos atrás, se pensaba que no era el más afortunado el que lo iba a suceder en la presidencia de la República; cuando para mayor desgracia nuestra, éste no tenía una idea de lo que es la responsabilidad política, y de modo que ahí lo tenemos en afán de torero de todos problemas del país.

melendezo.enrique@gmail.com

 

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