La polarización imperante en el país que nos fractura, divide, confronta incomunica y conmina a no entendernos, nos impide llegar a acuerdos, deviniendo en una prisión, que lentamente ha ido siendo penetrada por la necesidad de diálogo y negociación en diferentes ámbitos.
La profundización de la crisis multidimensional, la polarización, más las consecuencias negativas que genera y la imposibilidad de hacerle frente mediante un proceso de negociación, ha conminado a los actores políticos, económicos y sociales a reconocerse, ceder en su radicalización y, principalmente, entender que el reencuentro y reconocimiento son totalmente necesarios. Fisuras y fracturas en la estrategia polarizante que lentamente van abriendo puertas, canales de comunicación, construyendo puentes y mecanismos de concertación en diferentes ámbitos, relacionados con la crisis multidimensional. Se observa una creciente participación cada vez más importante entre actores supuestamente enemigos; iniciativas de diálogo y encuentros entre las fuerzas políticas, entre el sector público y privado; cambios en la agenda política tanto de la oposición como del Gobierno. Transición que no ha sido fácil ni ha estado exenta de polémicas y confrontaciones, aun mas cuando estamos frente a un escenario electoral, un terreno conflictivo que ha generado fisuras internas especialmente en la oposición y, además han obligado al Gobierno a hacer concesiones, tanto por su cercanía, como por la necesidad de legitimar las elecciones y convocar una participación ciudadana importante. Por supuesto, en ambas fuerzas políticas tales “concesiones” se confrontan con el temor a mostrar debilidad, parecer que se cede, se pierde terreno o se han rendido.
Dada la importancia, necesidad de encuentro y concertación de diferentes actores provenientes tanto del sector público como privado, es obligante el fortalecimiento de la consulta y participación ciudadana. Es necesario diseñar mecanismos de concertación que irrumpan contra la polarización, amplíen y democraticen la participación con otros actores sociales y económicos. Por qué no incluir por ejemplo el tema fronteras, el bloqueo, los fondos retenidos y sus efectos sobre la población, la vacunación, las bandas delictivas…
La crisis requiere del concurso de todas y todas.