El presidente Daniel Ortega junto a su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo en Managua.
Daniel Ortega ha reaparecido la tarde de este miércoles, tras un mes y cinco días de ausencia pública, para justificar con una encendida arenga la oleada represiva en Nicaragua contra precandidatos presidenciales, líderes opositores, empresarios y periodistas que suma una veintena de personas detenidas. “No estamos juzgando candidatos, aquí se está juzgando a criminales que han atentado contra la seguridad del país, la vida de los ciudadanos […] Quieren organizar otro 18 de abril, otro golpe de Estado para provocar lo que llaman el cambio de régimen”, ha dicho el mandatario en referencia a la rebelión ciudadana de 2018, cuando miles de nicaragüenses exigieron en las calles del país el fin de su mandato.
Ortega no se había pronunciado sobre la escalada de detenciones que la policía y la Fiscalía de Nicaragua ejecutan en conjunto y ha aprovechado la conmemoración del natalicio de uno de los fundadores del Frente Sandinista, Carlos Fonseca, para dejar claro que su postura es radical, sin importar la amplia condena nacional e internacional, en especial en ámbitos como Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea y por parte de países como Estados Unidos que han redoblado las sanciones contra un Gobierno que ya es calificado sin ambages como “dictadura”.
“Todo lo que estamos haciendo es conforme a la ley, con los códigos establecidos para investigar, procesar y enjuiciar a los que han cometido delitos contra la patria, lavado de dinero, como se hace con los narcotraficantes. ¡No hay ni un paso atrás; no habrá un paso atrás!”, ha amenazado Ortega.
El cuestionado presidente se refiere a la investigación por supuesto lavado de dinero y otros cargos basados en la ley 1055, conocida como la ley de “soberanía del pueblo”, que han enviado a prisión a cinco precandidatos opositores. Con su encarcelamiento, se ha borrado de un tajo de la boleta electoral a los contendientes más serios de Ortega. Entre los detenidos y bajo investigaciones penales están Félix Maradiaga, Juan Sebastián Chamorro, Arturo Cruz, Miguel Mora y Cristiana Chamorro, hija de la expresidenta Violeta Barrios de Chamorro, y la más popular de todos los aspirantes según las encuestas.
Ortega no ha reconocido la condición de precandidatos presidenciales de las cinco personas presas, y en cambio insistió en calificarlos como “criminales”. “¡Cuántos millones [de dólares] entraron para sembrar la muerte en 2018 y ver cuántos millones se quedaron! Ahí va saliendo. Que no vengan a decir que son candidatos, porque aquí no hay ningún candidato inscrito. Ni siquiera ellos [la oposición] tenían un solo candidato. Ni cuando los reunían en la Embajada podían unirse. Las embajadas estaban metidas de lleno. La yanqui y otras más. Entonces, ¿a cuenta de qué se habla en los medios de comunicación de la derecha global de que están detenidos precandidatos? Aquí se está juzgando a criminales”, ha dicho Ortega, en referencia a una oposición dividida que estaba cercana a consensuar un candidato único para enfrentar al líder sandinista en los comicios generales.
Bajo el señalamiento general de “traición a la patria” por “incitar injerencia y sanciones internacionales” también están procesados los exguerrilleros históricos Dora María Téllez, Hugo Torres, Víctor Hugo Tinoco, otros líderes opositores y el banquero Luis Rivas Anduray. Al mismo tiempo, la investigación que lleva la Fiscalía por supuesto lavado de dinero se amplía cada día más contra empresarios de la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides) y periodistas. Este martes se conoció que el influyente periodista Carlos Fernando Chamorro salió de Nicaragua “para preservar su libertad” después de que la policía allanara su vivienda.
“Estamos librando las batallas que tenemos que librar. Si la policía encuentra a alguien robándose una bicicleta, un celular, la policía tiene que detenerlo, aunque sea el ladrón de una familia bien pobre (…) Y ese principio va para todos. Aquí no es cuestión de que el que tiene más no lo puede tocar la Fiscalía, no lo puede tocar la policía, no puede ir al juzgado, ir preso… ¿Por qué? ¿Porque pertenece a la alta sociedad y además es agente, empleado del imperio yanqui? Conspiran contra el país, conspiran para derrocar al Gobierno. Y eso no es nuevo. Ya lo vimos en acción en el año 2018”, ha afirmado Ortega.
Desafío a la comunidad internacional
Esta escalada represiva iniciada hace más de tres semanas —y a la que los analistas políticos en Managua no le encuentran una explicación racional— ha descabezado a los líderes políticos que sobresalieron durante las protestas sociales de 2018. La comunidad internacional ha sido contundente en su condena a la deriva represiva de Ortega, pero el mandatario sandinista se mostró desafiante este miércoles.
“Allí están gritando los enemigos de la revolución [sandinista]. Qué pobrecitos [los opositores]; que cómo es posible que estén presos, cómo es posible que estén procesados… y lanzan campañas en contra de Nicaragua”, ha afirmado Ortega, quien busca repetir mandato en las elecciones previstas para noviembre. “Algunos países se atreven a atacar a Nicaragua cuando tienen el techo totalmente de vidrio, también el piso de vidrio. Están de rodillas pidiendo sanciones ante el imperio yanqui, piensan que con sanciones van a doblegar a Nicaragua”, ha agregado. Ortega ha recurrido a sus habituales comparaciones para justificar sus acciones. “En vez de estar con ese absurdo, mandándonos a decir que los pongamos libres, que Estados Unidos ponga libres a los 400 que tienen presos por llegar a asaltar el Congreso [Capitolio en Washington]… Y aquí están pegando un grito por 20”, ha zanjado el presidente.
El País