Pareciera que es más fácil engañar a un político experimentado que se supone se las sabe todas y está corrido en las siete plazas, que a un niño de diez que aparentemente es más frágil por su edad y su formación académica e intelectual, pero no es así. A un niño de diez años le ofrecen un caramelo en la calle y por las mismas advertencias de sus padres en el hogar que le recomiendan no aceptar nada de extraños o desconocidos. Sin embargo, esos políticos que supuestamente se la saben todas, apenas les enseñan una panela de cianuro forrada con chocolate, inmediatamente estiran las dos manos para alcanzarla sin revisar ni preguntar que es.
El lunes 28 de junio en la noche Maduro en la entrega de lo que él llama el premio de periodismo bolivariano de periodismo, anuncio que a partir del 21 de noviembre cuando se produzcan las elecciones regionales y municipales convocadas por el CNE oficialista eliminará los protectores que ha montado en aquellos estados y municipios donde ganan las elecciones los candidatos que no son de su partido el PSUV. Claramente dijo: a partir del 21 de noviembre cuando se produzcan las elecciones estoy dispuesto a dejarlos gobernar, gane quien gane, no nombraré protectores en esos estados o municipios, admitiendo, aunque sin reconocerlo públicamente, que los mal llamados protectores no son legales por no aparecer en ninguna parte de la Constitución Nacional.
Pero, lo más preocupante de esta situación es que apenas Nicolás Maduro hizo el anuncio, algunos políticos “opositores” mostrando la costura que pudieran hacer suponer que sabían de antemano la información divulgada, salieron corriendo a celebrar como un gran triunfo lo anunciado por Maduro. Algunos dijeron que ese anuncio era producto del “acorralamiento” por las presiones en los diálogos que se están realizando, mientras que otros dijeron que era un avance muy positivo para participar con más fuerza en las elecciones regionales y municipales que permitirá recuperar los espacios; o sea, el mismo discurso utilizado cada vez que el régimen convoca procesos electorales fraudulentos.
Pero el anuncio de Maduro no se queda allí. El martes 29 de junio, un día después, en horas del mediodía, el camarada Pedro Calzadilla, quien hace de presidente del írrito CNE, anunció la rehabilitación de algunas tarjetas de partidos políticos, incluyendo la de la MUD que había sido inhabilitada en 2016 cuando Maduro confiscó el referendo revocatorio que más de seis millones de venezolanos habíamos firmado para que se realizara. Lamentablemente en esa oportunidad no solo fue confiscado el referendo por Maduro, sino que los políticos encargados de defenderlo ante las instancias del estado, prefirieron irse a dialogar una vez más, pero esta vez a la ciudad turística de Porto Plata en República Dominicana, de donde regresaron diciendo lo mismo: “el régimen nos engañó”.
Chuo Torrealba al referirse a la rehabilitación de la tarjeta de la MUD dijo: “tenemos la tarjeta pero no la alianza”. No solo, no tienen la alianza, tampoco tienen a los ocho millones de venezolanos que votamos en 2015, porque muchísimos de ellos en este momento forman parte de la diáspora que está regada por todo el mundo porque decidieron huir de la crisis humanitaria sembrada por el régimen madurista y al mismo tiempo vivían la frustración al ver que sus votos del 6 de diciembre de 2015, no sirvieron para lograr el objetivo para el cual lo emitieron. Y los que seguimos batallando todavía en el país, además del desencanto y la frustración por los errores seguidos cometidos por la dirigencia política, consideramos que las elecciones del 21 de noviembre no resolverán la enorme crisis humanitaria que azota a los venezolanos.
Ahora bien. Mientras estos políticos “opositores” celebran y bailan tambores para ver quién será el ganador en la gobernación o alcaldía, Maduro avanza con su proyecto socialista y totalitario. Por un lado, desde la asamblea nacional oficialista el psiquiatra Jorge Rodríguez apura el paso con la ley de Ciudades Comunales para terminar de liquidar lo que queda de las alcaldías y gobernaciones, y al mismo tiempo Diosdado Cabello con su “reforma judicial” promete vaciar las cárceles del país en un mes. Esta acción de Diosdado, pudiera tener como norte convertir en milicianos a todos esos que salgan de las cárceles para que posteriormente pudieran estar al servicio de las Ciudades Comunales creadas con la nueva ley. Esto demuestra que Maduro no está acorralado ni está dispuesto a ceder el poder por elecciones, tal como lo creen “algunos”. Está muy claro sobre lo que quiere y para donde va.
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