Había previsto escribir acerca de las últimas declaraciones del ex diputado Juan Guaidó, de sus infelices reiteraciones, según las cuales, la elecciones de gobernadores y alcaldes no son la solución a la crisis venezolana, proponiendo como alternativa la continuación del mantra del fracaso, ahora como ¨Acuerdo de Salvación Nacional¨, es decir, la abstención otra vez. Qué fastidio con ese señor!
En lugar de esa tontería, hay otros acontecimientos muy lamentables que copan la preocupación y angustia de todos los venezolanos, como es la reaparición de la violencia extrema en sectores populares del país, y la incapacidad o negativa del gobierno a enfrentarlos.
Para nadie es un secreto, y está registrado en la historia reciente, que Chávez en su inmensa irresponsabilidad convirtió a los malandros en ¨buenandros¨ para masajearles el ego, ponerlos de su lado, y utilizarlos como mecanismo de control social en las barriadas populares para evitar la expresión de su malestar en contra de la ¨revolución¨.
Les creó las ¨zonas de paz¨, esto es la cesión de territorios en los cuales estos pranes reinarían a sus anchas en materia delictual, siempre y cuando estuvieran al servicio del gobierno.
Para ello, no solo les dieron financiamiento, sino que no les exigieron un desarme real. Entregaron cuatro chopos, y revólveres fuera de uso para el show mediático, y se reservaron el poder de fuego real. Hoy operan como ya es sabido, con las armas más sofisticadas, y sobre todo con un interminable suministro de municiones, cuya adquisición solo es posible por la vía del Estado. Cómo acceden a ellas entonces?
Llegada la época de las vacas flacas por la caída de los precios, y la producción petrolera, además de la corrupción desenfrenada, dejaron de financiar a sus socios del hampa, y estos decidieron autofinanciarse por la vía del secuestro; la extorsión; trata de blancas; tráfico de drogas, y por supuesto el sicariato. Eso los ha convertido en los virreyes de sus respectivas zonas de influencia, y el gobierno lo sabe, pero aliados al fin, se hicieron los locos.
De manera que ese monstruo es creación exclusiva del gobierno de Chávez-Maduro, y no como dijo la inútil Ministra del Interior, que ¨la derecha es la responsable de la violencia¨. Debería quedarse callada, en vez de balbucear babiecadas.
Darle poder a estos hampones es responsabilidad exclusiva de este gobierno de 22 años, pero las desigualdades sociales acumuladas en los barrios populares vienen de más atrás. Los gobiernos de la democracia civil tienen también una importante cuota de responsabilidad en la creación de esos cinturones de miseria alrededor de las grandes ciudades, y su aprovechamiento con sentido utilitario y populista.
No obstante, aunque ya sabemos quiénes son los responsables del poder de las bandas hamponiles, está en juego la existencia del Estado, y su viabilidad. En términos constitucionales, la violencia es competencia exclusiva del Estado, y todos somos parte. De ahí que no tengo dudas acerca de qué lado debemos estar los ciudadanos.
Todos debemos cerrar filas para ayudar al gobierno y sus instituciones para controlar, y si es posible acabar con estas bandas empleando la inteligencia; la contrainteligencia policial; la negociación, y hasta la fuerza para aplastarlos, evitando la violación de DDHH, pero nadie tiene derecho a destruir la tranquilidad ciudadana y la vulneración del Estado.
Urge un acuerdo nacional para enfrentar a estos delincuentes, y garantizar la tranquilidad de la ciudadanía. Debe cesar la alianza de sectores del gobierno con el mundo hamponil, y ponernos todos al servicio de la tranquilidad, la paz, el derecho, el progreso, y la democracia.
Acompañemos al gobierno a lograr este objetivo de la paz contra la delincuencia desbordada, y depongamos intereses subalternos. El país es de todos.
@romanibarra