“Vale más un minuto de pie que una vida de rodillas”. José Martí.
El 11 de julio será recordado como una inflexión incontrovertible en el proceso de desarrollo histórico y social de la Cuba socialista, una isla que vive aun largos sesenta dos años de feroz tiranía que han logrado borrar cualquier vestigio republicano e institucional, propiciando la estabilidad del relato único, la mentira como forma del ejercicio del poder y la gansterilidad, esa pulsión visceral hacia la cual está orientada a devenir el ejercicio del poder total.
La represión acompañó fielmente a la instalación del comunismo en la isla, de manera aviesa y soterrada se le ocultó a un pueblo subyugado por otra dictadura como la de Batista que la revolución impuesta tenia contenido comunista leninista, motivado por el temor visceral que esta postura produce sobre las mansas sociales. En su lugar se engañó y estafó vilmente al pueblo cubano, hasta que en 1961 el propio Fidel Castro se definiera marxista leninista y que sería fiel hasta sus últimos días a esta ideología, cosa que cumplió como suelen hacerlo las personalidades compradas hacia el mal: enfocadas a la perversidad y con anestesia afectiva.
Todo vestigio de la propiedad privada desapareció, la ley de ordenamiento urbano fue borrada, era incompatible la posesión de inmuebles con una república socialista, en un mundo bipolar Castro decidió aliarse con la URSS y así Cuba sería una suerte de república insular soviética a escasos 200 kilómetros de los Estados Unidos, desde la crisis de los misiles de 1962, que puso literalmente al mundo a una confrontación nuclear inminente, demostrando la poca valoración por la vida que tenía Castro, quien le pidió al líder soviético Nikita Jrushov, que atacase a los Estados Unidos de América sin importar que la Isla fuese borrada del mapa y los efectos colaterales de tal decisión, hasta el “Período Especial” en el cual Cuba perdió el apoyo de la URSSal esta desintegrarse, Fidel Castro siempre estuvo dispuesto a someter al hambre, la ruina y la miseria a todo el pueblo de Cuba, para mantenerse en el poder, un punto de intersección entre los modelos chavistas y castristas. De hecho, Cuba logra estabilizarse luego del período especial gracias a la influencia que el líder cubano Fidel Castro logró en el militar golpista Hugo Chávez una vez este alcanzó el poder.
Castro consiguió que Hugo Chávez, abandonase las ideas impuestas por el neo fascista argentino Norberto Ceresole y se decantara por la revolución socialista y comunista de Cuba, que se sirvió y se sirve aun de envíos preferenciales de petróleo, unos 100 mil barriles diarios a precios preferenciales y a unas condiciones de crédito alucinantes, que hacían inviable cualquier retorno de la inversión, Castro revendía este crudo venezolano a precios internacionales y fomentaba gastos de educación, salud e infraestructura, amén de sostener el bochornoso estilo de vida asumido por su elite gobernante.
La contraparte para estas entrega con la cual Fidel Castro evidenció su plan de invadir a Venezuela cumplido, no por la vía militar sino por la seducción ideológica causada en Chávez y en la colonización de los paradigmas de pensamiento de los líderes de la revolución chavista, se hacía realidad con la sumisión de una potencia petrolera de 30 millones de habitantes a una isla tiranizada con tan solo 7 millones de habitantes, pero desde la cual se tomarían las decisiones de alto nivel político en la Venezuela convertida decima sexta provincia del otrora satélite soviético.
Los modos, formas y prácticas represivas y totalitarias de la Cuba de los Castro se repetirían en Venezuela durante el mandato de Hugo Chávez, quien despreciaba los consejos de asesores nacionales, por las asesorías directas recibidas desde la Habana o de asesores cubanos en Venezuela, pues las riquezas de nuestro país le resultaban estratégicamente útiles a los cubanos, el plan estaba listo, lo derivado de esta premisa son los extremos de la dependencia extendidos por la continuidad de Maduro y la regresión represiva del sucesor de Chávez, la cual se yuxtaponía con una cruel capacidad de asumir eso que los politólogos llaman coste político. De la mano de los asesores cubanos la represión en las protestas en 2014 y 2017, se hicieron ejemplificarizantes y mostraron toda la capacidad represiva del régimen de Caracas, tras cuya acción estaban las manos de la Habana, nuestro nuevo centro de poder.
A la muerte de Fidel, le sucede en mandato y crueldad su hermano Raúl Castro, bajo cuya bota también los venezolanos padecimos toda suerte de vejámenes, los constantes viajes a la Habana realizados por Nicolás Maduro dan cuenta de esta simbiosis, consejos, asesorías y sobre todo formas de dominación eran dictadas desde la Habana y recibidas cual el famoso grabado de Goya: “Contra el bien General”. Es por ello que los venezolanos quienes aún estamos en el país nos sorprendemos al no poder reconocer el derrotero tomado por la cuna de Bolívar.
La narrativa de la mentira, el discurso único y redificado, la pobreza en el lenguaje y en espíritu, eso que Aguilar León definió como daño antropológico y en lo personal yo me atrevo a llamarlo la pobreza de las pobrezas, nos afecta por igual a ambos pueblos, cuyo único punto en común es el dolor, la miseria y la depauperación derivadas de la obstinada idea de aplicar un modelo anacrónico, que embrida desigualdades y que de acuerdo a von Mises, solo esconde los fines de un tirano, así pues igualados en dolor, cubanos y venezolanos se lanzan a la diáspora, son ignoradas sus vejaciones por la ONU y hasta por el Vaticano y se enfrentan solos, ungidos por el discurso propio delvaliente uruguayo Almagro, Secretario de la OEA, en esta empresa de intentar dominar a estos monstruos que amenazan nuestra existencia.
Desde el 11 de julio, los destinos de Cuba, indistintamente de los resultados alcanzados, no serán los mismos, un pueblo sobajado, sometido, expoliado e indoctrinado salió a las calles, toda la isla, sus 15 provincias, se unieron en torno a una consigna “ Patria o Vida”, pues se hastiaron de la vacía disyunción entre “Patria o Muerte”, ya que para morir no se necesitaba ser fiel al régimen o fanático servidor de la ideología revolucionaria; en un juego de palabras los cubanos entendieron que la libertad es aguda, terriblemente aguda, la muerte es llana o grave y la cárcel es esdrújula y acentuada de manera inexorable, así que desde los himeneos del lenguaje, todos los cubanos entendieron que no existía disyunción entre “la Patria o la Muerte”, pero entendieron desde la atrofia de su daño antropológico que “Patria y Vida”, los conjuntaba con la humanidad, pues la vida y la libertad son cosa viva, como las ideas, con cosa tangible desde la lógica de Spinoza, misma que debemos usar como cemento para pegar un discurso, para y con la libertad y la decencia.
Sin embargo la represión de Diaz Canel, el sucesor de Raúl, y la representación del daño antropológico no se hacía esperar y apoltronado, como suele apoltronarse la izquierda según Mitchell, en su silla de cuero blanca, lanzó una seria de acusaciones al enemigo externo, como lo hiciera Hitler al judío internacional, a la heteronomía responsable de todos los fracasos del comunismo corporativo, realidad esta común en ambos países en la Cuba de la tiranía y en la Venezuela de Maduro.
El llamado de Díaz Canel es repelido con la acción de los mismos grupos de adeptos que por la vía violenta, logran revertir o acallar las protestas en Venezuela, la despersonalización en el lenguaje para calificar a los opositores, es un rasgo común en Cuba y Venezuela, insisto en el tema de la despersonalización, pues esta le elimina la condición de humano al ciudadano, al grito de “ Pin pan fuera, basta con la gusanera”, los adeptos de la revolución cubana defendían ese anatema que es Cuba, no sin antes calificar a los opositores de gusanos, para permitir que en aras de la escisión de su condición humana quedaran avaladas cualquier tropelía en contra de quien reclame su derecho ciudadano.
A la fecha van más de 500 desaparecidos, el terror y el arresto han sido la receta asumida por un Diaz Canel que jamás había visto una manifestación de repudio, por los aun llamados gusanos, perpetrando vejámenes y actuando cruelmente el G2, la perversa policía política e ideológica del régimen. El germen de la protesta en Cuba queda marcado cual queloide en una sociedad que no compra la mentira de que las penurias vienen atadas a las sanciones de los Estados Unidos, esa excusa es incompatible con sesenta y dos años de fracaso y represión.
La defensa de la revolución cubana, aun sobre los muertos, aun sobre la mentira y los medios de comunicación secuestrados por la tiranía, no pueden contener el anhelo de libertad, el pueblo cubano no accede a los buró desde donde se toman medidas, para coaptar a Cuba y a Venezuela, ese buró es la manifestación del expolio al bienestar y al acceso a la vida digna, los hechos del 11 de julio se expandieron desde una falla eléctrica común en una islaque no tiene acceso a la energía desde su secuestrada décimo sexta provincia, me refiero a Venezuela, otro aspecto de comunidad entre ambos países secuestrados por una hegemonía gansteril y a espaldas de las penurias de ese pueblo sin buró, es decir sin acceso al erario público al cual se le hienden los dientes, las justificaciones de los adlátares que acompañan a la tiranía de Díaz Canel, se pivotan en la narrativa de la planificación centralizada, esa manera troglodita con la cual las tiranías pretenden acercarse a la economía, solo encuentran en el racionamiento una vía para lograr intentar satisfacer las demandas colectivas.
En Venezuela, nuestras calles han sido escenario de enfrentamientos entre los círculos bolivarianos y los colectivos, ahora esos colectivos se salen de control y atomizan el Estado, disputándose con un Estado degenerado el control de la sociedad. Diaz Canel manifiesta que en Cuba no hay dictadura, vaya descaro, luego de que la represión y las llamadas al combate que hace sin ambages Díaz Canel, producían enfrentamientos entre civiles con posturas políticas diferentes, esta actitud desde luego no se compara con las prácticas de una democracia, son el claro ejemplo de una conducta represiva, abusiva y de desprecio por la disidencia.
Díaz Canel sigue sacando jugo de la idea de la Cuba de la justicia y la igualdad, pero el discurso de Díaz Canel deja claro cuál es el talente de Miguel Diaz Canel, quien de manera inconsciente pero no menos cruel reconoce su orientación tiránica, los servicios sociales son usados en Cuba como un mecanismo de control social. Formalmente una tiranía es definida como la inexistencia de un procedimiento abierto mediante el cual cualquier persona puede aspirar a acceder al poder y cualquier persona codetermina quien accede al poder, pero materialmente una tiranía ocurre cuando no están claros los límites al poder político, sí el poder político es limitado o sí los ciudadanos le pueden poner límites a ese poder político para vivir la vida sin la interferencia del tirano, de allí las preocupantes discrecionalidades del tirano para proveer políticas públicas a los ciudadanos, que el tirano decide quienes son objetivo de recepción de las mismas, configuran en las acciones de una tiranía material.
Cuba es una tiranía cuando asume que existe una unidad entre pueblo, partido y gobierno. Existe entonces una cosa amorfa que combina al Estado, al Gobierno y al Partido, en una evidente definición material del poder tiránico, pues el pueblo se canaliza y se expresa a través del Partido Comunista Único, con una jerarquía del partido, por ende ningún ciudadano se puede oponer al Partido Comunista. Díaz Canel goza de un poder sin límites en el ejercicio instrumental de un todo posmoderno y amorfo de Estado Absolutista, un grupo de personas, el partido y una persona son los llamados a controlar el Estado.
Así el Estado lo puede todo contra los ciudadanos, los materiales de la tiranía cubana indican que el Estado es total, la materialidad de la tiranía se aprecian en los discursos de Diaz Canel, cuando criminaliza la protesta y establece una taxonomía entre los manifestantes, en primer lugar los cubanos ignorantes quienes no han recibido la necesaria formación comunista y ante las privaciones materiales, sale a protestar por su alienación y ausencia de comprensión del espíritu revolucionario, en segundo lugar los revolucionarios confundidos, un grupo de personas bien adoctrinados pero que están manipulados y en tercer lugar los criminales, los cabecillas cuyo peor pecado es no aceptar los principios de la revolución, los dos primeros grupos son excusables, pero aquellos que no aceptan la revolución deben ser aplastados, destruidos, desaparecidos, pues estos grupos llaman a la protesta fuera de la sumisión de los preceptos revolucionarios, es decir, al no pensar de manera oficial se incurre en un crimen.
Diaz Canel reconoce su talente tiránico y manifiesta su desprecio contra los que piensan distinto, así pues si las calles son del partido y el secretario del partido es el ungido de poder, este sale a los espacios públicos para amedrentar, para reducir y reprimir a quienes se atreven a pensar distinto, si el Tirano sale a las calles y amedrenta para demostrar su poderío militar y policiaco para destruir a quienes critiquen, se opongan y tengan propósitos malsanos contra los cubanos y a la moralidad impuesta por el partido comunista, En Cuba Estado gobierno y partido son una amalgama informa que potabiliza la tiranía, es decir la disidencia se encuadra en los límites que imponga el poder total, el estado natural de las cosas es responsabilidad de Estados Unidos y solo esto es permitido decirse, si se atreven a culpar al partido la policía y la represión están a favor del poder total.
Aquellos que piensan distinto al Partido y al poder total, son presa de cualquier represión, se les calificade neoliberales sin saber lo que eso significa a los manifestantes, en tal sentido sí Cuba es una democracia ¿Cuál es el problema de que los ciudadanos tengan una ideología neoliberal?, esto demuestra que no hay libertad de posturas ideológicas diferentes al comunismo, al ser todo el Estado, este domina el poder político y social, y amenaza a quienes no piensen igual, por ende está permitido aplastar, reprimir y desaparecer a quienes se opongan.
El monstruo total de la tiranía cubana desde 1959, amenaza con todo a quienes piensen distinto, a quienes osen tener ideas que pongan en entredicho a la verdad única, pues el poder coactivo del Estado se encuentra en manos del partido y de su secretario general. Diaz Canel hace una separación entre cubanos sin formación comunista y revolucionarios confundidos a quienes van a perdonar, pero no así frente a aquellos que piensan distinto a la narrativa única del partido y el poder total, los genuinamente contrarrevolucionarios, quienes no se adhieren a la ideología revolucionaria sufrirán una respuesta revolucionaria, que no es otra cosa que hacer tolerable, la agresión entre adeptos y pensadores independientes.
Propende Díaz Canel a instar una suerte de Guerra Civil, pues si la disidencia va a más, entonces los aplastará el monopolio de la fuerza militar, policial y civil para defender cualquier conato de cambio a través de la convicción y la razón. Es decir, el partido prohíbe pensar distinto a las ideas alternativas al partido comunista, por ello Cuba es una tiranía, que aplasta, amedrenta y siembra horror en medio de un caos generado desde la postura necia del mal, quienes apoyan las acciones de Cuba a lo interno y a lo externo son cómplices del horror.
Finalmente como corolario, en Venezuela se desarrolla una escalada de represión, y se patea la mesa de dialogo, pues Cuba la metrópoli se encuentra agobiada por las manifestaciones de su depauperado pueblo y no podrá garantizar las condiciones de perpetuidad de la hegemonía venezolana que secuestró el poder, son dos realidades de una misma fealdad, dos esquemas y un mismo propósito, nunca entregar el poder y extender el mismo a las mentes y esquemas de racionamiento de la población, esclavizar, reprimir, comprar, traicionar y sembrar horror son los esquemas comunes de ambas represiones, son la fealdad del mal.
Hasta este momento Cuba no será la misma, estas protestas dejan ver las fisuras en la toma o conquista de los paradigmas, las falencias en el control total del Estado y la maldad que distingue entre aquellos elementos que se permiten pensar de manera libre, pues el Estado debe llenar, invadir todos los esquemas de la existencia humana y sobre todo confundir gobierno, pueblo y partido, con una argamasa informa llamada Estado, al cual desde su postura total le es permitido todo.
“La libertad es el derecho que tienen las personas de actuar libremente, pensar y hablar sin hipocresía.” José Martí.