La falta de conexión y la falla en los servicios públicos dejó en desventaja a los niños que viven en las zonas más apartadas de San Cristóbal
El proceso de aprendizaje en medio de la pandemia vino a cambiar la realidad de las aulas de clases. A un año y medio de la aparición de la covid-19 para muchos países como Venezuela y en especial el estado Táchira, los resultados no fueron los esperados. Las fallas de la enseñanza se acentuaron aún más en aquellos niños que viven en la ruralidad.
La educación online en las zonas rurales ha resultado una actividad laboriosa para padres, representantes y estudiantes, quienes asumieron esta nueva realidad frente a la ausencia en las tradicionales aulas, poniendo a valer el ingenio de las familias para alcanzar los objetivos escolares.
Las 219 escuelas dependientes de la Gobernación en zonas rurales, son las más afectadas en este momento, dado que, no todas las familias cuentan con internet ni mucho menos con un equipo de alta tecnología, para enviar las tareas, por lo que las personas que viven en estas comunidades se ven en distintas realidades a las que enfrentan las zonas urbanas, entre ellas, transporte y servicios públicos.
La subdirectora del NER-4 que acoge a ocho escuelas del Ejecutivo regional en el municipio San Cristóbal, Yaneth García Buitrago explicó que el personal docente de estas instituciones educativas residen en la misma zona, facilitando el traslado hacia la planta física de las mismas, sin embargo, esta tarea no es fácil debido a la falta de transporte, por lo que tanto los niños como educadores deben recorrer a pie, o en cola hasta más de cuatro kilómetros, siendo un recorrido largo en medio del sol o fuertes lluvias.
“Ante la falta de busetas, la única manera que teníamos para movernos era en cola, siendo éste nuestro único medio de transporte, pero a raíz de la pandemia las clases llegaron a distancia, lo que nos dejó en incertidumbre, pues no sabíamos qué íbamos hacer con las clases” expresó.
Es por ello, que el personal se abocó a realizar grupos de WhatsApp donde de forma semanal o quincenal se pautan las asignaciones con las que deben cumplir los niños, tanto de inicial como primaria. “En Pedraza tenemos una profesora que no tiene WhatsApp, quien se comunica solo a través de mensajes de texto, aún así ha cumplido con todo, incluyendo los informes de proceso administrativo” dijo.
Para García es una tarea titánica la que realizan los profesores que no residen en la zona, y que entre una o dos veces al mes, tienen que acudir a las instituciones para recibir los cuadernos y corregir. “Se convocan pocos niños, con el fin de que tengan ese contacto con otros pequeños, pues aunque parezca insólito los estudiantes piden ir a las escuelas y poder compartir allí. Todo se hace con bioseguridad” indicó.
A lo largo del año, se realizaron exposiciones, entrega de maquetas, manualidades, entre otros trabajos que sirvieron para dar cumplimiento a los cronogramas, a pesar que los representantes se encargan de realizarlos. “Esa es la debilidad más fuerte que tenemos en este momento, pues el menor no es el que está aprendiendo sino el padre, quien no toma conciencia que no le está haciendo un bien al niño en esa edad”. Ineficiente
El docente de la escuela Ner 84, en el sector de Pedraza, vía Chorro El Indio, Ender Vivas, precisó que la falta de internet limita la investigación de los contenidos de los estudiantes de este plantel educativo.
A ello se suma que la fallas en internet limitan la entrega de las actividades por parte de los representantes, quienes tienen que ingeniárselas para hacer llegar las tareas. “Para solventar voy a la casas o los niños vienen a la mía, pues este encuentro es beneficioso en los estudiantes, quienes al felicitarlos por un dibujo se llenan de motivación, siendo una gran satisfacción para ellos” apuntó. Indicó que aquellos padres que no tienen WhatsApp les entregan los contenidos vía mensaje de texto, y quienes no cuentan con teléfono acuden a su vivienda para tomar nota y cumplir con los contenidos acordados.
Aún así considera el profesional que hay desigualdad en la educación rural, respecto a la de las zonas urbanas, pues en estos sectores las personas son más cercanas, pueden intercambiar libros e información, todo lo contrario a quienes residen en el campo, donde las casas son bastantes distanciadas unas de otras. “Aquí por la distancia es difícil que un niño vaya a San Cristóbal para prestar un libro o investigar, por lo que quienes trabajamos en la ruralidad el tema es más complejo” acotó.
Sin conocimientos
María Iraima Vivas docente de la escuela No. 84, ubicada en el sector Pedraza, en la vía Chorro El Indio, precisó que la educación virtual es “frágil” e “incompleta” puesto el personal no puede enseñar de la forma tradicional como se debe hacer en las aulas de clase, con un horario de más de cinco horas diarias, todo esto cambió, siendo entonces las familias las encargadas de orientar a los alumnos.
“Muchos padres y representantes no conocen de los temas y no saben como explicarlos, por lo que se dificulta aún más el aprendizaje a los muchachos, sin embargo, muchos han cumplido y entregan lo que se acuerda” agregó.
En los tres lapsos se impartieron las clases, vía online. Muchas veces los pequeños caminaban hasta la casa de la docente para la corrección y entrega de nuevas tareas. “Los niños me dicen que quieren volver a las escuelas nuevamente”.
Mayerlin Villanueva – La Prensa Táchira