La fauna silvestre del Delta del Orinoco está siendo saqueada por contrabandistas provenientes de Trinidad y Tobago y Guyana, mientras el mercado de aves toma un nuevo auge en el municipio Antonio Díaz, uno de los cuatro municipios que compone el estado Delta Amacuro, cuya población mayoritaria es warao.
De acuerdo con residentes de la zona, el tráfico de carne y animales empezó a ser una actividad evidente desde mediados del 2020, aunque en años anteriores, solo grupos reducidos se dedicaban a esta actividad sin afectar el equilibrio de la naturaleza.
La carne de algunas especies tiene más demanda que otras, y justamente estos animales son lo que han mermado su población al punto de ver amenazada su existencia.
El venado que abundaba en la década de los años 90, ya no se observa, aseguraron algunos originarios waraos que viven en zonas pantanosas del Delta del Orinoco. La carne de este animal es muy apetecida por waraos y extranjeros, pero el auge de la venta de esta carne en el mercado ilegal amenaza a su población.
El manatí también tiene un destino incierto. En la actualidad, este mamífero tampoco se observa en los ríos del Delta del Orinoco, aunque su población ya estaba disminuida, con la crisis, su población es crítica y es extraño verlos en los caños del estado Delta Amacuro.
La última gran demanda de consumidores de la isla de Trinidad y Guyana, apuntan al báquiro, un roedor gigante que si bien es cierto tiene su periodo de reproducción alta durante el último trimestre de cada año, su apetitosa carne es demandada por los comensales de los países vecinos, y su población podría verse afectada sin medidas de protección y consumo masivo.
Hay tres especies de aves, que los según, los waraos se han convertido en “aves exóticas” y su población ha caído considerablemente: el loro, el guacamayo rojo y azul. Pero hay una ave especialmente buscada por contrabandistas de aves y es el llamado “buflinche”, también conocido en Venezuela como Curió o semillero sabanero.
Todas las actividades ilegales han tomado fuerza en medio de la grave crisis económica, política, social y humanitaria que vive Venezuela, y las actividades al margen de la ley como la caza ilegal con fines comerciales de animales y aves se ha convertido en una alternativa para sobrevivir.
Los originarios han sido reservados con informar el precio impuesto en el mercado ilegal de las aves, carnes y animales vivos, pero aseguran que se vende en moneda extranjera (dólar) y pueden sobrevivir ante el alto valor económico de los alimentos de origen industrial que llevan a la selva de Delta Amacuro proveniente de Guyana y Trinidad y Tobago.
Eudo Torres – Fe y Alegría Noticias