El gobierno está desesperado en búsqueda de la legitimidad que no tiene ni al amparo de la Constitución ni por voluntad del pueblo. En la búsqueda de este objetivo, indispensable para poder “cuajar” su pacto, el gobierno no recurre al pueblo, no se mide, no se expone al escrutinio popular, recurre al empresariado, su anhelado aliado estratégico.
Para alcanzar este propósito, el gobierno tiene en los hermanos Rodríguez sus operadores políticos principales. Atrás quedaron los Oficiales del 4 de febrero, relegados a “jefes” de nada, de una fracción parlamentaria, de un programa de odio. Desde el mismo día que se instaló la Asamblea Nacional, –5 de enero de este año–, electa con los votos amarrados del madurismo, el discurso de su flamante presidente giró en torno al “diálogo”, al pacto. Pero no un diálogo con el pueblo, con toda la sociedad, sino un diálogo-pacto con las élites (las nuevas y las tradicionales), con sus respectivas expresiones políticas y económicas.
La expresiones políticas de este encuentro, están marcadas por los acuerdos con actores –nada nuevos por cierto–, de lo que llamamos “la oposición tradicional”, oportunistas y políticos que, bajo la lógica de “agarrando aunque sea fallo”, están dispuestos a convivir con el madurismo, desde el eventual espacio que éste le conceda. Es decir, cerrar los ojos y esperar que pase.
En cuanto a las expresiones económicas de este pacto, las mismas se han “cocinado” al amparo de los acuerdos , –aún secretos, como todo en el gobierno–, entre Fedecámaras y el gobierno, cuyas consecuencias directas han sido la desregularización de la economía y la entrega del sector estatal a los actores privados (nuevos y viejos). Es la imposición del paquetazo anunciado por el mismo maduro, en agosto de 2018, que incluye la entrega de la conducción de la economía a los factores más especulativos del capitalismo, que convirtió al pueblo trabajador en mano de obra esclava, con un salario mínimo mensual de 1,85 dólares, el cual ubica a más del 90% de la población por debajo del umbral de la pobreza, sujetos a la violencia del Estado y sin derechos de ningún tipo.
Que Fedecámaras haya invitado a su 77ª Asamblea Anual al gobierno; y, que, en nombre de éste, haya participado la vicepresidenta de maduro, es la expresión más visible del nivel de entendimiento con el mismo.
Se entiende, por lo que dijo la misma vocera de maduro, que, al calor de este diálogo permanente con Fedecámaras, el gobierno ha avanzado de manera consensuada en el desmantelamiento del marco económico, político y legal del legado del presidente Chávez, así como, de las garantías políticas y sociales que los trabajadores y el pueblo conquistaron durante su gobierno.
Es fácil inferir que el “golpe de timón” a la derecha dado por el gobierno y las leyes aprobadas desde la ANC como la nueva Ley de Protección de Inversiones Extranjeras, el Decreto 3.068 –que dió inicio a la privatización de PDVSA– y la Ley Antibloqueo, fueron concesiones en preparación de las condiciones para el pacto con los empresarios.
Ahora, en el marco de las conversaciones secretas con Fedecámaras, el gobierno, con más impulso y menos pudor, desde la Asamblea Nacional, aprobará la llamada “Ley de Zonas Económicas Especiales” y la modificación de la Ley Orgánica de Hidrocarburos del presidente Chávez, ambas “hazañas revolucionarias”, impulsadas por la fracción parlamentaria del PSUV.
Por ello, el único vocero fuera del aparato de propaganda del madurismo, que salió en apoyo de la infame “Ley Antibloqueo”, fue, precisamente, el presidente saliente de Fedecámaras, así como, lo ha hecho en relación con la “Ley Maquila”, bandera del madurismo, La ley de las Zonas Económicas Especiales. Mientras tanto, en medio del desmadre entreguista del gobierno, la jauría trasnacional, con todos sus medios y recursos, presiona y aplaude la derogación “de facto” de la Ley Orgánica de Hidrocarburos.
Fedecámaras nunca invitó a Chávez.
El organismo más rancio del empresariado que opera en el país, nunca invitó a Chávez a un diálogo –menos a sus eventos–; por el contrario, Fedecámaras fue actor fundamental en la conspiración y el Golpe de Estado de abril de 2002, así como, de la desestabilización del país entre 2002-2004, incluido el paro patronal “hasta que Chávez se vaya” y criminal sabotaje petrolero de 2002-2003. Fue su presidente, Carmona Estanga, la cara visible del Golpe, el presidente autoproclamado; luego, su sucesor, Carlos Fernández, desde la Plaza Altamira, arengaba incitando a lo que el presidente Chávez llamó “el golpe continuado”.
Fedecámaras cometió –entonces– un grave error histórico, que los deslegitimó ante la sociedad, al convertirse en instrumento de la desestabilización política; y su actuación fue marcada por la violencia y la intolerancia, al constatar que el presidente Hugo Chávez gobernaría a favor del pueblo, apegado a la Constitución y que rescataría la soberanía en el manejo de nuestro petróleo y nuestra economía.
Luego, cuando el presidente Chávez asumió el socialismo como parte integral de su propuesta, el encono de Fedecámaras y sus operadores políticos, no le dio reposo, ni siquiera en los momentos más difíciles de su enfermedad, ni después de muerto.
Por ello, Fedecámaras no puede “legitimar” al gobierno, sino que lo marca y descubre.
Hoy día, Fedecámaras reconoce que todo ha cambiado, que maduro no es Chávez, –ni de lejos–, y que el socialismo quedó sepultado por este gobierno. Por ello, el órgano empresarial, invita a su Asamblea Anual a ESTE gobierno, reconociendo que representa SUS intereses grupales. Y lo hacen de la misma forma que lo hicieron con todos los dictadores o presidentes, desde Pérez Jiménez hasta los de la IV República, sin los dilemas éticos que hoy le reclaman algunos voceros de la oposición.
Fedecámaras, es decir, el capital que siempre se ha apropiado de la renta petrolera en el país, no tiene escrúpulos, sólo ve “oportunidades”. Trata de “legitimar” al gobierno de maduro, para así entrar de lleno, a “saco roto”, en el saqueo del país. Necesitan un gobierno que sea capaz de hacer leyes entreguistas, como las que ha hecho este gobierno, y que éstas tengan “algún tipo” de legitimidad. Buscan garantías para su botín.
Pero están equivocados los empresarios de Fedecámaras, con sus cálculos y torpes astucias, con respecto al gobierno. El saqueo del país que les ofrece el madurismo con sus leyes inconstitucionales, bajo la protección de sus cuerpos represivos y criminales, los conducirá, –igual que a la cúpula madurista–, a un punto de no-retorno, como en el que se encuentra en este momento, el “agente-diplomático”, Álex Saab, y tantos otros empresarios-oportunistas, cuya ambición y prepotencia les hace hoy creer, que estarán siempre por encima de todo. Les aseguro que no será así.
Por otra parte, hablando estrictamente en términos técnico-económicos, el “no-plan” del madurismo, no tiene posibilidad alguna de sostenerse en el tiempo; el país está en ruinas y sus pilares económicos han sido demolidos, a lo que hay que sumar la incapacidad y el carácter criminal del gobierno que lo imposibilita para ser, ni siquiera, conserje de un “país-maquila”. No vaya ningún empresario a creer que el “país bodegón”, es la realidad de todos.
El pilar fundamental de nuestra economía, la industria petrolera está destrozada, al día de hoy PDVSA sólo produce 520 mil barriles dia de petróleo (según el último reporte de la OPEP), un retroceso de 91 años, estamos en los mismos niveles de producción de 1930!, no hay combustibles de ningún tipo, las refinerías únicamente operan a 10% de su capacidad, ni inversiones en el sector, no hay Plan de recuperación, ni hay liderazgo, ni conocimiento en su dirección.
A ésto hay que sumar la destrucción del aparato productivo no-petrolero, que acumula un 85% de contracción desde 2015, la hiperinflación, la dolarización y desaparición del Bolívar como signo monetario, aunado a la salida del país de más de 5,4 millones de venezolanos y el empobrecimiento de más del 96% de la población. Un país en ruinas.
El “no-plan” madurista, lo único que ha hecho, es minar y socavar las posibilidades del país de recuperar, en algún momento, la economía como hecho productivo y no como un saqueo salvaje de nuestros recursos naturales.
El último anuncio de maduro diciendo que el país, para el año 2030, podrá “prescindir” de las exportaciones petroleras, no sólo es una promesa absurda, que demuestra, nuevamente, su ignorancia abismal sobre la economía venezolana, (no le ha explicado al país de donde vamos a sacar los 100 mil millones de dólares anuales que ingresaban cada año por concepto de renta petrolera –solo para mencionar un detalle–), sino que, habla, como si fuese dueño de una hacienda, “su” hacienda, que puede vender en pedazos y como si estuviésemos condenados para siempre, a sus permanentes improvisaciones y desafueros, a su inmensa incapacidad. Se equivoca, el tema aquí, es cuántos empresarios están errados con él.
El gobierno ya no puede esconder su naturaleza.
Lo único claro con respecto a la presencia de la vicepresidenta de maduro en Fedecámaras, es que este gobierno no tiene propuestas, ni tiene un plan propio, sino que busca oxígeno, legitimidad, donde sea, y está dispuesto a pagar bien por ello.
El problema no es que el gobierno hable con el sector empresarial, sino lo que dice allí. Un gobierno que tenga un Plan claro de cómo conducir la economía, con pleno ejercicio de la soberanía en el manejo del petróleo, del aparato productivo nacional y con un programa claro, como el que está plasmado en el Plan de la Patria de Chávez, puede ir a hablar con quien sea, con todos los sectores del país, para que los mismos sepan cómo conducirse en el marco de un plan creíble, sostenible, en el cual, a todos les corresponde un rol, como parte de los distintos factores de la sociedad o del aparato económico nacional. Para ello, debe estar claro, tanto la orientación política del gobierno, como el marco legal y constitucional. Eso es lo que esperarían los distintos sectores que componen la sociedad.
El problema surge, cuando el gobierno se subordina a los intereses de la élite empresarial del país, acordando el desmantelamiento del marco económico y legal que se dio, a partir de la promulgación de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
El problema es, que este gobierno sólo discute con empresarios, mientras que reprime y encarcela a los trabajadores y desaplica la Ley Orgánica del Trabajo y otras leyes fundamentales de la República, como la Ley Orgánica de Hidrocarburos, para actuar a favor de los intereses de los grupos que están saqueando al país.
El problema, para nosotros, es que está más claro que nunca que este es un gobierno antipopular, y que no sólo acabó con el socialismo como posibilidad en el país, sino que, por su desgobierno, ha destrozado nuestras posibilidades de un futuro con desarrollo y justicia social.
El problema es, que el gobierno, en vez de convocar al pueblo, acude a las élites políticas y económicas, en un pacto para repartirse lo que queda del país.
Está claro que éste es un mal gobierno de derecha, con un “no-plan” inviable, que ofrece al capital privado nacional e internacional, a precio de remate, bienes y recursos que son de toda la sociedad, todo ello al amparo de su Ley Antibloqueo; así como mano de obra esclava, al de su Ley de las Zonas Económicas Especiales.
El problema es que, no se puede gobernar de espaldas al país, ni del pueblo. El retroceso hacia un modelo capitalista, dependiente y saqueador de los recursos naturales, respaldado con la imposición del paquetazo de maduro de agosto de 2018, es tan inviable y tan traumático para todos, que sólo se puede sostener con la violencia, apoyado en sus cuerpos represivos, infligiendo dolor y sufrimiento y convirtiendo la violación de los Derechos Humanos en Política de Estado, como lo constatan, reconocen y declaran los Informes de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos Michelle Bachelet y el “Informe Fact Finding” del Consejo de los Derechos Humanos de la ONU, donde se constatan el entramado de represión: la represión selectiva, la persecución política, la tortura, los tratos inhumanos y degradantes, los juicios en ausencia, el irrespeto al debido proceso, la judicialización de la política, los jueces y fiscales provisionales y por encargo, el horror del sistema carcelario, las confesiones por extorsión, los secuestros, la confiscacion de bienes, la peresecucion de familiares de sus víctimas, la muerte en custodia, la absoluta censura, los crímenes políticos y las miles de ejecuciones extrajudiciales, recomendando llevar a juicio a los altos personeros del gobierno –incluyendo a maduro–, ante la Corte Penal Internacional, por la comisión de Crímenes de Lesa Humanidad en contra de los venezolanos.
El madurismo en su permanente ejercicio del cinismo político, debe mantener, sin embargo, un doble discurso, para seguir contando con el apoyo de un sector de la población, alienado, que no representa más del 10% de la misma; y que, para usar el mejor término posible, podríamos denominar “maduristas ingenuos”. Me refiero a ese sector que cree o quiere creer, que todo lo que ocurre en el país, es culpa de las sanciones norteamericanas o de la traición, o de los ataques con drones, o del Coki, o de las distintas iguanas que nos azotan, o de cualquier cosa, menos del mismo maduro. Éste, al ver la foto de su vicepresidenta en la sede de Fedecámaras, tiene que hacer algo escandalizante, para, en su mentalidad marginal, mantener siempre un factor de conflicto. Por eso, arremete contra la carta que enviara el Cardenal Pietro Parolin al país. maduro la calificó como “basura”. Y ello, con la violencia y la agresividad de siempre, como para que, nadie se olvide, de cuál es su verdadera esencia.
La verdad es que, revisando la carta de Parolin, no se encuentra nada que no se pueda suscribir. De hecho, es positiva para el país. Obviamente que, siendo el Cardenal Parolin, nada más y nada menos, que Secretario de Estado de la Santa Sede del Papa Francisco, no es difícil suponer, que el mismo responde, a un mensaje del Vaticano, al que, repito, maduro califica de “basura”.
Luego, maduro, para continuar alimentando su doble discurso y dar algo a los que sufren del “síndrome de la rana en la olla”, dice: “…a nadie le acepto la excusa de que, por el bloqueo, no se pudo hacer tal o cual cosa….”, para luego seguir increpando a sus ministros y funcionarios. Realmente, Jorge Rodríguez, asesor psiquiatra de maduro, debería recomendarle que revise su discurso, puesto que, con ésto que señala, él mismo demuele todo el eterno andamiaje de excusas y evasión de responsabilidades de su gobierno, ante el desastre del país.
Habría muchas cosas más que decir, el gobierno va de retroceso y sin frenos, entregando todo lo que puede y haciendo lo que sea para detener su caída. Es en este punto que son más peligrosos, porque están dispuestos a hacer cualquier cosa para salvarse. Quiero alertar al país, de que la “Represión Selectiva” que denuncia las Naciones Unidas en los referidos Informes de constatación de Violación de los Derechos Humanos, está en su punto más alto. El gobierno, ha impuesto una férrea dictadura y pretende extender su mano represiva al exterior, usando para ello inmensas cantidades de dinero patrio, tal como hacía el tristemente célebre dictador dominicano Rafael Leonidas Trujillo, alias Chapita, “el benefactor”. Solo que, los tiempos han cambiado, nosotros venceremos y tornaremos al país, para devolverle al pueblo, la soberanía sobre el manejo de su propio destino, y reconstruir la patria.