El sector petrolero del país sigue dando señales inequívocas de severos problemas en su gestión. La incapacidad del gobierno para conducir con éxito el sector más importante del país se manifiesta de muchas maneras, no solo en su colapso operacional y en el desmantelamiento de su organización interna, incluyendo la violación de su normativa y el deterioro de las relaciones laborales, sino en la incapacidad de las autoridades para administrar los contratos y acuerdos que, al amparo de la Ley Orgánica de Hidrocarburos vigente, se establecieron con los socios minoritarios –“el socio B”–, en las Empresas Mixtas constituidas luego de la aplicación de la Plena Soberanía Petrolera en el periodo,entre 2004-2007.
El pasado 27 de julio , la petrolera francesa Total Energies y la noruega Equinor ASA, anunciaron que se retiraban de la Empresa Mixta Petrocedeño, donde PDVSA tenía el 60% de participación y así abandonan sus operaciones en el país. Mala noticia para el país, se siguen retirando los socios petroleros internacionales –antes fue la Rosneft–, todas importantes empresas internacionales productoras de petróleo, las cuales formaban parte de la base de nuestra estrategia de diversificación tecnológica y de mercados para el desarrollo de la industria petrolera nacional.
Las Empresas Mixtas vinieron a sustituir, en aplicación plena de la Ley Orgánica de Hidrocarburos y de la Constitución, a los “Convenios Operativos”, a los “Convenios de Asociación” y a los de “Exploración a riesgo y ganancias compartidas”, establecidos durante la Apertura Petrolera de los años ‘90, violando el marco legal vigente de entonces.
En el proceso de la conquista de la Plena Soberanía Petrolera (2004-2007), que logramos llevar a cabo desde el Ministerio de Petróleo y con todo el gobierno, solo después de que derrotamos el Sabotaje Petrolero y rescatamos a PDVSA, para así refundarla como la Nueva PDVSA, de los 33 Convenios de la Apertura Petrolera, logramos la migración de 31 de ellos a la figura de Empresas Mixtas, donde se aplicaban las tasas de regalías, impuestos y contribuciones extraordinarias establecidos en la Ley y en su reforma de 2006. En todas ellas PDVSA tenía la mayoría accionaria, el control de las operaciones y la comercialización, tal como se establece en nuestro marco legal.
Para nosotros, desde el Ministerio de Petróleo y el gobierno, para el presidente Chávez y para mí como Ministro de Petróleo, la migración de las empresas internacionales petroleras a la figura de las Empresas Mixtas, constituyó en un extraordinario éxito político y operacional a favor del país.
No sólo aplicamos con todo el rigor la Constitución, la Ley Orgánica de Hidrocarburos y el Régimen Fiscal correspondiente, todo en el marco de un proceso transparente para todo el país, de cara al pueblo, no hubo “secretos”, ni acuerdos al margen de ningún tipo. Por su parte, nuestros directivos, gerentes y trabajadores fueron capaces de operar y mantener los desarrollos petroleros que migraron a la nueva Ley, constituyendo esto un factor fundamental de nuestra fortaleza como empresa y para sostener nuestra producción con un promedio de 3 millones de barriles día durante nuestro periodo al frente de la empresa, entre 2004-2014.
Me correspondió como Ministro de Petróleo dirigirme al país, desde la Asamblea Nacional, denunciando el carácter absolutamente ilegal y lesivo para el país de la Apertura Petrolera, así como informar de todas las irregularidades que habíamos detectado desde el ministerio de petróleo en los acuerdos suscritos durante su vigencia. Además, hicimos entrega a la Asamblea Nacional de la memoria histórica de todo el proceso, con todos los documentos de soporte, e incluso entregamos los contratos suscritos durante la Apertura Petrolera que no estaban ni en los archivos de la vieja PDVSA ni tampoco en los del antiguo Congreso Nacional, sólo lo conocían las transnacionales.
Este proceso, conducido de manera exitosa por nuestros equipos, llegaba justo después de un periodo de total desestabilización y caos económico: Golpe de Estado, Sabotaje Petrolero, paro patronal de Fedecámaras, guarimbas y agresión internacional. La batalla por la Plena Soberanía Petrolera, fue nuestra contraofensiva revolucionaria, y abrió las posibilidades de la recuperación económica del país al establecer un nuevo régimen fiscal y levantar la producción y exportaciones petroleras, pilar fundamental de nuestros ingresos, lo cual nos permitió a su vez, iniciar la ofensiva popular con las Misiones Sociales y los proyectos de inclusión económica-social por medio de la distribución popular de la renta petrolera y la Nueva PDVSA, la Roja Rojita.
La aplicación de la Plena Soberanía Petrolera tuvo su momento más álgido y estelar con la nacionalización de los Convenios de Asociación de la Faja Petrolífera del Orinoco, con base en el Decreto 5.200, la Ley de Nacionalización y su entrada en vigencia fue pautada para el 1ero de mayo de 2007. Estuvimos junto al Presidente Chávez, el gobierno revolucionario y más de 40 mil trabajadores de la Nueva PDVSA –allí no había cachuchitas negras– reivindicando, junto al Comandante Chávez, el pleno derecho del Estado Venezolano, como representante del pueblo, a administrar la inmensa riqueza petrolera del país, que nos pertenecen a todos los venezolanos, en beneficio de nuestro pueblo y de nuestro desarrollo soberano.
La mayoría de las empresas petroleras internacionales, incluyendo a TOTAL y Statoil (hoy Equinor) acordaron ajustarse a la Ley Orgánica de Hidrocarburos y a los términos y condiciones de los Contratos de Empresas Mixtas, aprobados en el seno de la Asamblea Nacional. Solo la Exxon Mobil y la Conoco Phillips, emblemáticas transnacionales petroleras de los EE.UU., no aceptaron las decisiones soberanas del Estado venezolano y por ello, recurrieron al arbitraje internacional de inversiones. Y lo pudieron hacer porque esta figura del arbitraje internacional fue incluida en todos los Convenios firmados durante la Apertura Petrolera así como en los Acuerdos de Inversiones Extranjeras correspondiente a esa época, lo que nos obligó a defender a PDVSA y a la República ante los tribunales internacionales de arbitraje, tanto en la Cámara Internacional de Comercio de París (ICC), como ante el tribunal del CIADI en Washington.
En todos estos juicios y acciones judiciales, incluyendo la “Mareva Injunction” intentada por la Exxon Mobil en contra de PDVSA, donde nos pretendía confiscar 12 mil millones de dólares en activos en el exterior, salimos airosos, gracias al trabajo denodado de nuestro Comité Político-Jurídico del Ministerio de Petróleo y nuestros abogados internacionales. Nosotros mantuvimos un estricto seguimiento de todo el proceso, desde su inicio hasta que salimos del gobierno. No pudieron las transnacionales obtener ninguna medida en contra de la República ni de PDVSA mientras nosotros estuvimos al frente del Ministerio de Petróleo y de PDVSA. En ninguna de las Empresas Mixtas constituidas en nuestro periodo se volvió a incluir el arbitraje internacional –de ningún tipo–, las decisiones del Estado no pueden ser arbitradas por los tribunales de los inversionistas. La soberanía nacional no puede ser llevada ante ningún tribunal de arbitraje.
A pesar de lo enconado de la batalla por la soberanía petrolera y la tensión política y presiones internacionales que siempre la acompañó –enfrentamos nada más y nada menos que a los intereses transnacionales petroleros–, en el gobierno del presidente Chavez nosotros siempre tuvimos en mente que, al menos en los desarrollos petroleros más complejos, como el desarrollo de la Faja Petrolífera del Orinoco –región petrolera que contiene las reservas de petróleo más grandes del planeta– era siempre conveniente contar con la presencia de las empresas internacionales de petróleo, pero siempre como socias minoritarias en la conformación de las Empresas Mixtas y ajustadas a los términos y condiciones de la Ley Orgánica de Hidrocarburos. Es la única manera de hacer efectiva la reserva al Estado sobre la actividad petrolera tal como lo establece la Constitución.
El socio internacional aportaría financiamiento, recursos humanos, tecnología propia, conocimiento, acompañándonos no solo en el desarrollo petrolero, sino en el desarrollo integral de la Faja Petrolífera del Orinoco, proyecto que, aunque algunos todavía no lo entiendan, no solo era un proyecto petrolero, era sobre todo el eje fundamental del gran proyecto socialista Orinoco: el eje Orinoco-Apure.
Pero para contar con la presencia de socios internacionales de importancia y prestigio como los que teníamos en nuestra Empresas Mixtas, incluyendo Total y Statoil (ahora Equinor), no solo debíamos contar con la base de recursos –en este caso nuestras reservas de petróleo certificadas– sino que PDVSA debía ser un socio mayoritario con capacidades y conocimiento, y el ministerio de Petróleo como representante del Estado, debía ser capaz de atender el desarrollo del sector.
Al momento de la nacionalización de la faja Petrolífera del Orinoco, en 2007, la producción se ubicaba en 698 MBD, pero ya en 2013 –último año de cierre de nuestra gestión– la producción de la Faja se ubicó en 1,274 millones de barriles día, un incremento de 576 MBD en la producción de petróleo que, además, se vendía como petróleo mejorado a precio de mercado, no como Orimulsión, cuyos contratos se suscribieron a 4 dólares el barril, equivalente al precio del carbón, ni como “crudo sintético” –“syntetic oil, en términos de la AIE–, estrategias volumétricas para violar las cuotas de la OPEP y abatir el régimen fiscal petrolero, reduciendo regalías e impuestos “por sus costos de producción y la complejidad de colocar estos crudos en el mercado”, en términos de los promotores de la Apertura Petrolera y de los “expertos” del madurismo.
La Faja Petrolífera del Orinoco con las Empresas Mixtas entre PDVSA y los socios minoritarios, se convirtió en el área más promisoria de desarrollo petrolero del país. Esto, a pesar de que los mismos fueron diseñados como proyectos integrados, separados, con el solo objetivo de “mejorar” el crudo en el país para su exportación y posterior refinación en el exterior, en vez de ser proyectos interconectados entre ellos, con el objetivo de refinar, al menos una parte importante de su producción, en el país e industrializar el coque y el azufre. Otra visión, que luego le imprimimos a la planificación de los nuevos proyectos, incluyendo la ocupación del territorio al sur del país.
La salida de los socios internacionales no es motivo para celebrar. El gobierno, en su permanente mentira, ahora indica que “lograron adquirir” la participación de TOTAL y Equinor y que ahora Petrocedeño “es 100% del país”. Es un discurso para confundir a los incautos. La verdad es que las petroleras europeas se fueron del país, abandonaron las áreas petroleras más promisorias, las mayores reservas de petróleo del planeta.
Sin embargo en el mundo del twitter del gobierno es un “éxito” quedarse solo, que importantes socios dejen a PDVSA en su desastre, más aún en medio de la terrible crisis que golpea al país. Estos anuncios con fanfarria de difuntos, es un discurso absolutamente contradictorio con los llamados desesperados de maduro y su ministro en Bloomberg para que las transnacionales “vengan al país” a comprar los activos petroleros a precios de remate, amparados en el silencio y la irregularidad de su ley “antibloqueo”.
Por otra parte, en algún momento maduro y los suyos tendrán que rendir cuentas al país sobre las supuestas negociaciones ”exitosas”, ¿cuánto pagaron? ¿de dónde salió ese monto?, ¿cómo pagarán?, ¿será con Petros? Igual tendrán que hacer con la venta de participación de PDVSA en Petromonagas a los rusos, en Petrosinovensa a los Chinos, de PDVSA en NYNAS a empresas desconocidas. ¿Por qué duplicaron el endeudamiento del país y de PDVSA? Son preguntas de una larga lista para el futuro.
Las empresas europeas se fueron del país porque no tienen un socio confiable, nadie puede trabajar con la PDVSA en ruinas del madurismo, no hay capacidad, ni conocimientos, ni se sigue un Plan, un plan que no existe, se van porque el gobierno –por intermedio del Ministerio de Petróleo– viola permanentemente los términos y condiciones establecidos en la Empresa Mixta, se van porque el país es un desastre, no es confiable para nadie. No solo se han ido los franceses y noruegos, también los rusos. Nadie está dispuesto a calarse a maduro y sus improvisaciones.
Ahora, los enemigos del desarrollo de la Faja o más bien, los promotores de la nueva Apertura en ciernes, aprovechan para hablar en contra del desarrollo de la Faja Petrolífera, arguyen “que son costosos”, “que no se pueden colocar en el mercado”, “que la tecnología es licenciataria”, que son “grandes generadores de emisiones de Carbono”, “que perjudican el ambiente” y un largo etcétera que siempre termina en la genial idea de “dejar que otros” se encarguen de estos desarrollos, eso sí, con sus “estímulos fiscales”, es decir, con 1% de regalía y sin impuestos petroleros, además de que “se lleven y dispongan” de “ese” petróleo tan indeseado.
Puras mentiras, en 2013 el costo técnico de producir un barril de crudo era de 1,5 dólares el barril y de mejorarlo era de 6-8 dólares el barril, es decir 9,5 dólares el barril de petróleo mejorado, durante todos nuestro periodo, el crudo de la Faja, bien fuese mezclado o mejorado, siempre se pudo colocar en el mercado internacional y vender a precio de mercado, la tecnología de mejoramiento es una tecnología más bien básica, no tiene nada que ver con la conversión profunda, ni con nuestras refinerías, esa tecnología ya es de uso abierto, más emisiones de carbono se generan en los desarrollos petroleros en Canadá y, sin embargo, las mismas compañías –por lo menos la TOTAL–, tienen gran participación allí. Nuestra experiencia entre los años 2004-2014 demostró, en la práctica, que los desarrollos y Empresas Mixtas de la Faja Petrolífera del Orinoco, son perfectamente viables tanto desde el punto de vista técnico como desde el económico y están en capacidad de pagar todo el Regimen Fiscal petrolero vigente.
Lo demás son excusas de un gobierno incapaz de manejar la industria petrolera y mantener las relaciones internacionales necesarias para su desarrollo. Es el mundo del Twitter, la ficción de un gobierno que ha sido un rotundo fracaso, cuyo proceder no solo es erosivo de nuestras posibilidades de desarrollo, sino que sigue desmembrando el Plan de la Patria, haciéndolo absolutamente inviable. Por donde se mire, es urgente, impostergable, una acción revolucionaria, que frene y ponga fin al peor gobierno de nuestra historia. ¡Debemos volver a Chavez!