“El socialismo, que presume de juventud, es un viejo parricida. Él es quien ha matado siempre a su madre, la República, y a la Libertad, su hermana.” Honoré Balzac
Desde el año 2013, el madurismo o chavismo sin Chávez, ha heredado la absoluta incapacidad del socialismo, sistema impuesto a rigor bajo la seducción que sintiera aquel caudillo de cara pintada por el líder marxista Fidel Castro, desde hace 22 años Venezuela decidió darle la espalda a la racionalidad económica y dispendiar un billón de dólares de la bonanza petrolera en toda suerte de proyectos fallidos, que solo han servido para enriquecer a la nomenklatura de este desastre socialista, que como en ningún otro país ha demostrado su absoluta inviabilidad, anacronismo y ausencia de relación con el cálculo económico, como bien lo demostrase Ludwig von Mises, en su obra la “Acción Humana”.
Con Chávez vivimos la reedición del modelo endógeno, un adefesio reeditado desde las recetas del desarrollismo de Raúl Prebisch, un argentino quién se sentía como tantos, economista autodidacta, los resultados de ese modelo se hicieron inviables con la crisis de la deuda externa, pero el chavismo desde luego tenía que experimentar, de allí se decantó por la planificación centralizada y de la mano de otro economista autodidacta, el dominicano Jorge Giordani, el país entero entro en una senda de controles y atavismos que bien sirvieron para morigerar y ralentizar el desenlace de este drama nacional hoy vivido en forma de emergencia humanitaria, mismo que ya escapa de meros guarismos y cifras para medir el dolor de todo un país.
La muerte de Hugo Chávez coincidió con la caída de los precios del petróleo,y una economíamono productora y absolutamente dependiente de una materia prima altamente volátil, no dilataría en mostrar señales de agotamiento, es menester, a los fines didácticos de este artículo aclarar que así como en la política no existió un Chávez democrático y un Maduro despótico, en los ámbitos de la economía tampoco existió un Hugo Chávez respetuoso de las libertades económicas y un Maduro torpe e incapaz, ambos despreciaban a la democracia y ambos repudiaban a las libertades económicas, los une el vínculo del socialismo y de allí su propensión a despreciar la democracia y el libre mercado.
Desde 2013, el país fue acostumbrado a vivir bajo los estados de emergencia económica, que si bien están contemplados en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, no pueden ser prorrogables hasta por seis meses, este mecanismo de los estados de excepción constitucional son un vestigio de la tesis de Carl Schmitt, sobre los estados de conmoción a los fines de potabilizar cualquier tropelía.
Así pues, de la mano del socialismo y sus atavismos, hemos visto como en 2008 se cambiaron los nombres a los billetes y la escalada hecha realidad de aquel millardito solicitado al BCV, aun con independencia y autonomía y bajo la dirección del Dr. Maza Zabala, hasta el absoluto despropósito de un Banco Central que ofreció una línea de crédito a PDVSA por 25 mil millones de dólares, más de cuatro veces las Reservas Internacionales.
El deseo de expoliar, rapiñar y hendir los dientes sobre el erario público han supuesto desde la repatriación del oro desde el exterior hacia Venezuela, hasta la entrega del arco minero del Orinoco (AMO), una vasta extensión de 111.846 kilómetros cuadrados, equivalente al 12% del territorio nacional, a los rusos y los chinos; un país que tiene hambre en una proporción del 97% de su población, un país en diáspora,cuya migración se estima que supere a la de Siria, con más de 7 millones de desplazados, unos 900 nuevos migrantes que se escapan de la opresión cada día, y sobre todo la imposibilidad diaria de la economía en la frenética Venezuela de Maduro, no puede ser sorprendido por ningún anuncio.
En materia económica llevamos 45 meses en hiperinflación, ya prontosuperaremos a Grecia como la segunda hiperinflación más larga del planeta, en términos fiscales, el PIB se desplomó en caída libre y se contrajo en más de 80% en el lapso 2013-2020, una cifra inédita no solo para el país, sino para toda la región, ningún país del hemisferio había experimentado en sesenta años tal desplome, la destrucción material de Venezuela es indecible y requiere un esfuerzo colosal en materia institucional, antropológica, política y económica.
En el sur de este ex país entregado a la extracción violenta de oro, la “grama”, una medida discrecional de concentración de este metal precioso, es usada como moneda de curso legal, así envueltas en los billetes inservibles del cono soberano, las preciadas pepitas son cambiadas por harina de maíz precocida, azúcar, pasta, algún untable y huevos, una de las aún económicas fuentes de proteínas, para una población once kilos más flaca y siete tallas más pequeña, que además ve afectada su esperanza de vida en cinco años menos a quienes nacieron entre 2015 y 2020. El primitivismo del sur del país y el empleo de oro es solo una arista de la cotidiana miseria que supone sobrevivir en un país sin posibilidades de salvar las tareas cotidianas más elementales.
En 2018 esperamos expectantes los anuncios de aquel plan, se le eliminaron cinco ceros a la moneda, se ancló el bolívar al Petro, un criptoelementoque en el tiempo fue perdiendo su capacidad y forma de cálculo y el cual contradice la naturaleza de las criptomomedas,pues el mismo es centralizado; los lapsos de pago del IVA se acortaron a semanas, para escapar del efecto de pérdida de valor real de los tributos, pero la ecuación Olivera Tanzi se cumple de manera tautológica.
En esto y a tres años desde 2018, la hiperinflación es un monstruo que devora todo a su paso, frente al bolívar que es un activo repudiable, se ha instalado una dolarización fáctica, desigual y asimétrica, no como un objetivo, sino como consecuencia de la hiperinflación. Nunca antes fuimos tan desiguales, ya el devaluado y depreciado bolívar no es medio de pago, en su lugar se acuden a las tarjetas de débito o a las plataformas de pagos móviles, empero la expansión del tipo de cambio hacen inmanejables las transacciones y la contabilidad y crean fricciones monetarias.
Finalmente, que nos puede asombrar que le sean suprimidos tres o seis ceros a una moneda que no sirve para nada, que dejó de ser una institución social, los anuncios de créditos en yuanes, rublos o rupias, son eufemismos para ocultar el fracaso de la dolarización financiera y de la digitalización de la economía. Nada nuevo y serio tienen que anunciar pues siguiendo la tesis de Nassir Taleb, este es un régimen antifragil que se hace estable en la entropía.
Solo un cambio político, y revocarlos del mandato nos garantizaría paz y el fin de tanto dolor, miseria, hambre, abandono, maldad y represión. En sí los anuncios no sorprenden, todos sabemos que sus fines son abyectos y propenden al control social, la ruina y la diáspora.
“Totalitarismo es la nueva palabra que hemos adoptado para describir las inesperadas pero inseparables manifestaciones de lo que en teoría llamamos socialismo.” F.A. Von Hayek
Profesor de la Universidad de Carabobo